¿Recordáis la muy comentada y vanagloriada por muchos (yo no) Dunkerque (2017)? Bien pues Overlord es la respuesta gamberra y gore a la cinta bélica de Christopher Nolan con una clara diferencia: que no se toma en serio en ningún momento. Algo que la convierte automáticamente en una película mil veces más disfrutable pese a que al film se le ven (quizá) demasiado las costuras en su muy convencional primer acto.
La segunda película de Julius Avery, después de la irrelevante Son of a Gun (2014) es interesante film bélico que juega a tocar en sus dos primeros actos todos los palos propios de la construcción del género bélico por antonomasia para luego derribarlos a base de mamporros y sangre y vísceras en un brillante y demencialmente entretenido acto final que para que nos entendamos, es como si Quentin Tarantino y Robert Rodríguez hubiesen filmado una entrega nueva del tándem de Grindhouse para recrear su punto de vista de la II Guerra Mundial, previo al fatídico Día D. Algo que ya por razones evidentes es mucho más interesante y divertido que todas las películas bélicas que se estrenan cada año y que parecen estar todas cortadas por la misma tijera y en base a un mismo patrón.
Overlord tiene todo el descaro y bestialidad propias de una cinta de Serie B pero con presupuesto, un presupuesto financiado por el bueno de J.J. Abrams que allí donde pone el ojo, pone la bala. Algo que en cierto modo hace pensar que probablemente él es el “culpable” directo de que la película funcione sobre todo en su primer acto como una película de género bélico arquetipada tanto en su narración como en la presentación de sus personajes. Algo que invita a pensar que parece estar filmado de esa manera tan típica para a continuación volar la cabeza del espectador al descubrir los muchos horrores científicos y carniceros a manos de los nazis, unos nazis zombis que honran esa fantasía de la Serie B más chusquera de los videoclubs contemporáneos (si es que aún existe alguno) como es Zombis Nazis (Tommy Wirkola, 2009) y su ligeramente inferior secuela Zombis Nazis 2 (2014).
Los escalofriantes sucesos criminales a manos de los Nazis durante la IIGM, tales como el Holocausto a menudo han sido objeto de análisis paranormales y de “lo oculto”. Algo que sin ir más lejos sirvió como motor y explicación para la existencia de la serie de Atresmedia El internado (2007-10). Ficción española que abordaba los horrores nazis logrando ser la serie nacional con los mejores datos de audiencia de la cadena en más de dos décadas, siendo también la mejor cantera de actores patria desde Al salir de clase (Globomedia, 1997). Un potencial material que en Overlord se plasma como un producto con un marketing y concept art muy bien armados pero que en honor a la verdad funciona, pero muy por debajo de las posibilidades del caramelo que tenían entre manos.
Overlord es un festín para los amantes del cine de género y una rocambolesca vuelta de tuerca para los fans acérrimos del bélico, pero no decepcionará a ninguno de los dos bandos. Es una disfrutable película que juega a volverse más loca y más bestia a medida que avanza sin disculparse por ello y sin sentirse mínimamente avergonzada. Algo que se convierte en su mejor virtud.
Título original: Overlord Director: Julius Avery Guion: Billy Ray, Mark L. Smith Música: Jed Kurzel Fotografía: Laurie Rose, Fabian Wagner Reparto: Wyatt Russell, John Magaro, Bokeem Woodbine, Iain De Caestecker,Jacob Anderson, Jovan Adepo, Marc Rissmann, Dominic Applewhite Distribuidora: Paramount Pictures