Nuevo trabajo del polifacético Zach Braff, esta vez como director, que para desarrollar esta comedia que trata sobre un atraco a un banco, cuenta con la participación de un reparto de lujo, formado por Michael Cane (Joe), Morgan Freeman (Willie) y Alan Arkin (Al). Ellos son un grupo de amigos jubilados que se enfrentan a diversos problemas relacionados con la edad y la personalidad de cada uno. El hecho de que los protagonistas sean tres personajes diferentes, permite a la trama presentar varias situaciones distintas, lo que le da mayor dinamismo. Sin embargo, el tema central de la película es la amistad que se profesan los tres caracteres principales. De este modo, en el marco de la relación de los tres amigos, se van sucediendo las circunstancias que les llevan a planear el asalto.
Es un film muy redondo, pero no en el buen sentido de la palabra. Lo cierto es que lo quiero decir con “redondo” es complicado hacerlo sin contar ningún spoiler, por lo que me limitaré a comentar que es una de esas películas que están llenas de casualidades casi totalmente descartables en la vida real. No obstante, la idea principal de la trama es ya de por sí bastante alocada, por lo que quizá en el universo diegético de la película los ancianos planean atracos y las probabilidades no existen. El film ocupa plaza en ese cupo de historias que salen todos los años destinadas a hacer que el espectador se sienta bien y salga con buen sabor de boca del cine. No aporta nada más que 90 minutos de buenismo sin ningún interés más allá.
Considerando así que la trama es bastante floja, lo único que le da un poco de vida a la película es la actuación de los personajes principales. Los tres están muy bien en sus papeles, y, si bien ninguno destaca individualmente, sí lo hacen en conjunto. Aprovechan el protagonismo coral que les brinda el film para sacar el máximo partido a sus intervenciones. Son capaces de acaparar la cámara cuando la acción gira alrededor suyo y a la vez de ser secundarios de lujo cuando es otro el compañero que debe lucirse. Dotan de una gran credibilidad a sus personajes y la buena química que se aprecia entre ellos hace verosímil la historia, especialmente en lo que a ciertas partes de la subtrama de cada uno se refiere. Se podría decir que los actores plasman en la pantalla una amistad que en realidad tienen fuera de ella. El problema es que ni siquiera su gran actuación es capaz de salvar el poco interés de la trama. Queda patente que ni los mejores actores pueden reflotar una película mala.
Aún con todo, Un golpe con estilo se deja ver. Dejando a un lado que son básicamente 90 minutos de nada, algunas situaciones son medianamente cómicas y pueden llegar a provocar alguna carcajada en algún espectador risueño. Sin embargo, en mi opinión, en cuanto al humor queda muy lejos de lo que Zach Braff (aún recuerdo su etapa en Scrubs y era tronchante) puede llegar a hacer. Es más, probablemente queda muy lejos de lo que prácticamente cualquiera podría hacer con el mismo presupuesto. Recomendable en todo caso para una tarde de cine en familia, siempre que la familia no vaya con muchas pretensiones al cine. Avocada a la simpleza de ser usada como un recurso para no pensar en nada durante un rato.
Título original: Going in Style Director: Zach Braff Guión: Theodore Melfi Música: Rob Simonsen Fotografía: Rodney Charters Reparto: Michael Caine, Morgan Freeman, Alan Arkin, Joey King, Matt Dillon, Ann-Margret, Maria Dizzia, Josh Pais, Katlyn Carlson, Nick Austin Distribuidora: Warner Bros. Pictures Fecha de estreno: 12/04/2017