Festival de San Sebastián 2016 – Día 7 | La Cabecita

Séptimo día en este Festival de San Sebastián, marcado por el cine asíatico de Kore-Eda Hong san-soo, lo nuevo de Jonás Trueba, o el debut como director de Ewan McGregor.

 

La reconquista

Festival de San Sebastián 2016 - Día 7

Pocos directores ha habido en España con un peso tan generacional como el que ha demostrado Jonás Trueba en apenas cuatro películas. El hijo de Fernando Trueba estrena La reconquista, su última película, en el Festival de San Sebastián. En ella cuenta la historia de una pareja que tuvieron su primer romance juntos a los 15 años y se reúnen una noche 15 años después marcados por el sino de una carta escrita durante su primer romance.

La primera mitad de La reconquista evoca irremediablemente al cine de Richard Linklater, un viejo amor tratando de volver a florecer a través de la noche madrileña. Pero la percepción del tiempo de Trueba es muy distinta a la de Linklater, allí donde el cineasta norteamericano quería mostrar las marcas que el tiempo va dejando sobre sus personajes, la reflexión de Trueba va justo por el camino contrario, la absoluta idealización de la adolescencia en nuestra juventud y el intento de permanecer en ella a cualquier precio, renunciando a la madurez. Algo que se acaba en un brillante último acto que es toda la síntesis del filme: no hay nada como el primer amor. Por si fuera poco, Trueba se guarda un bello homenaje a Nani Moretti a través de un hermoso paseo en vespa en el amanecer madrileño. La radiografía de una ciudad que despierta y de una juventud que no quiere despertar. Excepcional.

Escrito por Juanma de Miguel

American Pastoral

Festival de San Sebastián 2016 - Día 7

Ewan McGregor decide para su cuestionable debut como director adaptar una compleja e inusual novela de Philip Roth, ganadora del Premio Pulitzer, dando como resultado una película que da la sensación de mostrarnos justamente los hechos que menos interesante nos resultan dentro de su extraña historia.

American Pastoral, pretende ser un drama con tintes políticos enormemente duro y contundente, pero se queda en una superflua recreación de un agitado momento político, que marcó  el comienzo de la revolución radical de los años ’60 en Estados Unidos, a través de los ojos un matrimonio de una acomodada clase media con ascendencia europea, que sufre con esperpéntico desgarro la perdida de su única hija que decide unirse a un grupo de activismo radical tras un supuesto atentado, sin dejar ningún rastro más que sus recuerdos.

La cinta con la que el actor escocés ha decidido dar el salto a la dirección (a la vez que se dirige a si mismo), evidencia principalmente, una no muy curtida capacidad para saber dirigirse a si mismo, pues es posiblemente la ocasión en la que peor he visto actuar a Ewan McGregor, en toda su carrera, teniendo en cuenta que el no es ni de lejos un mal actor, pero que aquí resulta poco creíble y tan perdido en su papel, como nosotros como espectadores contemplado el inminente pozo al que se precipita el film a medida que avanza su soso,  y por momentos torpe metraje.

El film que encuentra posiblemente su único acierto, en las formidables interpretaciones a cargo de sus actrices, con una Jennifer Connelly, que nos regala una cuidada y preciosa interpretación de madre, que sucumbe al dolor de la perdida de su hija, cayendo en la locura y de una sensacional Dakota Fanning, que realiza (con mucha diferencia ) el papel más interesante y mejor resuelto de la película, como una hija con ideología radical que odia a sus padres por representar toda aquella comodidad e idealismo que de nacimiento se le ha dado a ella, y que muy previsiblemente podría acercar a la joven actriz por primera vez a los premios de la Academia, como gran rival a considerar en la categoría de mejor actriz secundaria.

La ópera prima de McGregor resulta irremediablemente pretenciosa al intentar abordar muchos asuntos interesantes, pero con muy poco acierto y capacidad para adentrarse en ellos con solemnidad y verosimilitud, logrando finalmente un melodrama con involuntarios (quiero creer) tintes de comedia, que decide omitir casualmente aquellos momentos que son mas susceptibles de mi interés, como son los hechos que sufre y vive su hija en el exilio voluntario al que se empuja, así como el proceso psicológico que hace que su madre pase de ser una mujer perfectamente coherente y centrada,  a ser una superficial y desequilibrada mujer, que encuentra su salvación emocional gracias a un lifting facial, problema  que queda asumido y entendido que venía ya de la novela y que no necesaria y exclusivamente hace culpable al film. Pero que lamentablemente arrojan a la cinta a un más que probable olvido, que supongo tardará mucho en hacer que el actor vuelva a tener ganas de ponerse  detrás de una cámara.

Escrito por Adrián Pulido

After the Storm

Festival de San Sebastián 2016 - Día 7

En cierto momento del último filme de Hirozaku Kore-eda, la madre se dirige al hijo y le explica que los hombres viven obsesionados con recuperar lo que han perdido y con sueños imposibles para el futuro, una forma de bailar entre presente y futuro que impide vivir el presente y no deja disfrutar la vida. Esa gran reflexión de Kore-eda es al fin y al cabo el epicentro sobre el que gira la película, la prematura soledad de muchos hombres en la convivencia moderno. El protagonista, un providencial Hiroshi Abe en un papel que parece como si el nipón lo escribiese pensando en Mifune, sea un tipo que no sabe muy bien cuál es su lugar, persiguiendo quimeras imposibles jugando a los detectives para inspirarse de cara a una segunda novela que él mismo sabe que jamás escribirá que le hacen no ser capaz de cumplir sus responsabilidades con su familia. Pero es ahí donde entra Kore-eda a hablarnos de un mundo cargado de peterpanes que con una familia que mantener aún sueñan con “lo que quieren ser de mayor”.

Cuando pasa la tormenta, y es ya la número 24, puede que todo vuelva a la calma, pero las heridas quedan presentes durante mucho más tiempo. Kore-eda vuelve a narrar con la sensibilidad que le caracteriza una película llena de sentimiento, donde una vez su máxima preocupación vuelve a quedar palpable: el distanciamiento de la familia en la sociedad actual.

Escrito por Juanma de Miguel

 

Your name

Festival de San Sebastián 2016 - Día 7

La última película de Makoto Shinkai, director de películas como Viaje a Agartha o 5 centimetros por segundo, es un drama romántico con tintes de ciencia ficción que viene a recoger y llevar al extremo las cualidades y carencias del realizador nipón, que se traduce en un film tan exquisitamente realizado como excesivamente ingénuo, cursi e irritante.

Soy consciente de que la animación japonesa, en general, se mueve en torno a un lenguaje cuyos códigos pueden resultar un tanto ajenos para el público occidental y que, dependiendo de lo acostumbrado que uno esté a dicho lenguaje, disfrutará más o menos de su cine. En este sentido, y tras haber visto muchísima animación japonesa, suelo declararme fan de su sensibilidad narrativa y de su particular sentido del humor. Sin embargo creo que, en el caso que nos ocupa, el exceso de recursos dirigidos a subrayar las notas emocionales de la historia termina por provocar la reacción contraria, haciendo que me sea muy difícil conectar con sus personajes llegados ciertos puntos clave. Pienso que tiene buenas ideas, y que su sentido del humor funciona muy bien la mayoría del tiempo, pero todo ello termina lastrado por un drama demasiado obvio que falla en todo aquello dónde triunfaba La chica que saltaba a través del tiempo, film con el que comparte muchos elementos y con el que se me hace imposible no comparar.

En otras palabras, Your name es todo lo que cabe esperar de Makoto Shinkai, para lo bueno y para lo malo. Quienes hayan disfrutado de su cine probablemente encuentren en su última película una experiencia satisfactoria, pero los que no casen con el no van a empezar a hacerlo ahora.

Escrito por Daniel Cruz

 

Yourself and yours

Festival de San Sebastián 2016 - Día 7

El prolífico director coreano Hong Sang-soo vuelve a San Sebastián para presentar en su sección oficial Yourself and yours, una comedia dramática que, a través de la historia de una pareja en horas bajas, nos habla del amor, de la dependencia de la pareja, de la confianza y de las relaciones en general.

En su aparente sencillez, tanto narrativa como visual, Sang-soo demuestra una gran seguridad formal y madurez en su discurso, lo cual le permite mostrar con una clarividente naturalidad un interesante abanico de extravagantes y divertidas situaciones que termina por formar una comedia agridulce que se ríe desvergonzadamente de sus personajes, creando a su vez un juego de espejos a través del cual vemos como esos mismos personajes quedan retratados tanto por su inevitable forma de ser como por las circunstancias que les vinculan.

Yourself and yours es una película que, sin ser nada del otro mundo, funciona muy bien como una amarga comedia que utiliza el desesperado concepto del amor de su protagonista para torturarle y, de paso, zarandear a todos esos personajes que se niegan a aceptar la realidad que tienen delante. Divertida.

Escrito por Daniel Cruz