Si antes del año 2012 nos hubieran dicho que Paco León (sí, aquel actor al que casi todos los españoles conocían como “el Luisma de Aída”) se iba a convertir en uno de los directores más interesantes del panorama nacional, probablemente habríamos reído o habríamos hecho caso omiso ante algo que era (en aquel entonces) algo completamente absurdo.
A día de hoy, Paco León ya es toda una realidad. A muchos nos asustaba como sería el debut “en solitario” del director y actor sevillano después de sus dos primeras películas Carmina o revienta (2012) y Carmina y amén (2014), un interesantísimo monumento a lo vulgar que a nivel de personaje eran un show interpretativo de una veracidad y realismo colosal protagonizado por Carmina Barrios, la portentosa madre del director, que se adueñaba del filme eclipsando así la figura del cineasta (mucho más en la primera entrega que en la segunda, donde pudimos disfrutar de la faceta más autoral y estética del director). ¿Pero hasta qué punto dependía la calidad de Paco León de la gracia de su madre? Y es que KIKI, el amor se hace (2016) es probablemente mucho más significante para la carrera del director sevillano que no como obra cómica en sí. Paco León ha sabido despojarse, o más bien separarse de su madre como aquellos niños que al llegar por primera vez a la guardería les piden a sus madres que se vayan, que ellos pueden seguir solos.
KIKI, el amor se hace se centra en cinco historias sobre distintas filias sexuales, cada cual más divertida y singular, donde distintas parejas verán su relación peligrar por culpa de esos vicios incontrolables. La película es un remake de la australiana The Little Death (2014), mucho menos divertida, elegante e incluso erótica que su versión española. El filme es innegablemente divertido, contiene escenas cuyo humor, más que hilarante, es brillante en cuanto a su concepto sobre la sinceridad, piedra angular de todas las parejas que protagonizan en el filme pero que descubren la importancia de una sexualidad desbordada por los calores de un Madrid en pleno verano y que hace sudar tanto a los personajes como probablemente a cualquier espectador que se sienta seducido por los múltiples encantos del filme. El elenco de actores no solo brilla por sus nombres – Natalia de Molina, Candela Peña, Luís Bermejo o Alexandra Jímenez entre otros – sino que cada uno está radiante en su rol sexual.
Lo peor del filme (a parte de su título) es una resolución quizás demasiado convencional para una película que parecía alejarse de la comedia romántica para caer en una comedia erótico – gamberra con clase. Pero el filme no engaña a nadie, KIKI, el amor se hace nunca deja de ser una comedia sobre el amor y la verdad, sobre personajes enamorados que quieren a sus respectivas parejas pero el ansia por querer alcanzar el placer y poder llegar a realizar sus deseos más secretos hace tambalear esa fina línea llamada confianza.
Paco León ha demostrado hacer un cine inteligente sin renunciar a su sello personal, pues ha cogido todo ese cine español tan esperpéntico donde sexo y comedia habían intentado (o más bien fracasado) ir siempre de la mano y lo ha convertido en un cine cool, moderno, estético y muy fresco tanto a nivel narrativo como visual. Y es que se agradece mucho que no estemos ante la enésima comedia con estética televisiva sobre personajes tan enamorados como geográficamente desubicados (véase Ocho apellidos… o Perdiendo el norte). Un genial soplo de aire fresco – aquí más bien caliente – para un cine español donde el talento parece ir abundando más y más detrás de las cámaras. Sí, a Paco León no le sobra ni una pizca de talento.
Crítica escrita por Joan Pàmies
Ficha técnica:
Título original: Kiki, el amor se hace Director: Paco León Guión: Paco León, Fernando Pérez Fotografía: Kiko de la Rica Reparto: Paco León, Álex García, Natalia de Molina, Belén Cuesta, Luis Callejo, Candela Peña, Luis Bermejo, Alexandra Jiménez, David Mora Distribuidora: Vértigo Films Fecha de estreno: 01/04/16