El comienzo de la nueva película del director alemán Oliver Hirschbiegel –responsable de la nominada al Oscar de Mejor película de habla no inglesa en el año 2004, El hundimiento– lo considero de una ambición desproporcionada para alguien incapaz de hacer vibrar un relato más allá del acontecimiento al que da título. La cinta abre con el suceso que da pie a la historia, el fallido intento de asesinato a Adolf Hitler por un carpintero llamado George Elser –interpretado por Christian Friedel– en Munich, el 8 de noviembre de 1939. El hecho en sí es tremendamente interesante. El curso de la historia habría cambiado si no hubiese sido por tan solo 13 minutos de diferencia. El gran error de la película proviene de su estructura unido a la carencia de intenciones. Elser fue descubierto y, posteriormente, encarcelado. Sufrió continuas torturas en pos de una confesión que en ningún momento resultó satisfactoria para los nazis. Durante estos interrogatorios, ese carpintero les narraba la última etapa de su vida previa al atentado, en la que regresaba a su pueblo natal. Una búsqueda introspectiva a las razones que llevaron a Elser tomar esa decisión.
El director satura en exceso al recurrir a una profusa cantidad de flashbacks para transmitir esa información previa al intento de asesinato. En ningún momento consigue despertar un mínimo de interés. La película comienza in media res. El clímax, el punto álgido de la historia ya lo conocemos previamente. Esto hubiese sido positivo si la cinta se centrase en las torturas y en los interrogatorios que sufrió ese hombre, y únicamente se usasen los flashback como método de abstracción de él mientras se encontraba en la celda. Esto, obviamente, no ocurre. Tampoco funciona como documento histórico debido a la ausencia de alicientes para seguir la narración.
En Valkiria, dirigida por Bryan Singer en el año 2008, también se narraba un intento de asesinato a Hitler –este hecho histórico se menciona en la película de Hirschbiegel–. Esto se conocía previamente y, por el curso de la historia, sabemos que fracasó. Pero esto nunca debería ser una excusa para que el director tratase al espectador con cierta condescendencia. A pesar de manejar un material verídico, tiene que sonsacar todo el potencial del material. Así, en aquella interesante cinta, vivíamos una secuencia de gran tensión.
En su conjunto, 13 minutos para matar a Hitler termina siendo una película fútil, ciertamente irritante en su gratitud a la otra de retratar la violencia. Durante el primer y segundo acto, todas las torturas que tuvo que sufrir aquel carpintero, ocurren fuera de campo. En cambio, en su conclusión final, el director alemán se recrea en imágenes grotescas e incómodas, sin ninguna aparente justificación narrativa. Recuerdo una frase –no recuerdo la fuente de esta– que mencionaba que la manera de atrapar al espectador era durante los primeros y los últimos minutos de la obra. Es triste cuando el proceso creativo nace desde esta pauta, pero más triste es cuando ni siquiera surge efecto. Una película totalmente olvidable.
Crítica escrita por Brian Garrido
Ficha técnica:
Título original: Elser: Er hätte die Welt verändert Director: Oliver Hirschbiegel Guión: Léonie-Claire Breinersdorfer, Fred Breinersdorfer Música: David Holmes Fotografía: Judith Kaufmann Reparto: Christian Friedel, Katharina Schüttler, Burghart Klaußner, Johann von Bülow, Felix Eitner, David Zimmerschied, Rüdiger Klink Distribuidora: A Contracorriente Films Fecha de estreno: 04/03/16