Mucho polvo (y no precisamente de hadas) parecía necesario meterse para tener fe en un proyecto que se sumaba a la bastante molesta moda hollywoodiense de volver a llevar a la gran pantalla unos cuentos por todos conocidos, ya sea trasladándolos tal cual o indagando en los fragmentos no relatados. Pan (Viaje a Nunca Jamás) bien podría haberse llamado Pan (La historia jamás contada) o Pan: Orígenes, dos títulos que resumen a la perfección el espíritu de esta película: narrarnos el cómo Peter llegó a Nunca Jamás, aprendió a volar y a creer en las hadas.
Yo quería creer en Joe Wright, el encargado de dirigir este follón, porque obras como Expiación, más allá de la pasión (un saludo al que tradujo el título) o Anna Karenina han demostrado que detrás de ese hombre con apellido mil veces repetido existe un realizador tremendamente interesante y capacitado para trasladar con belleza y delicadeza grandes historias a la pantalla. No sé si la suma de dinero que le pusieron encima de la mesa fue irresistible o quizá encontró de forma natural su camino hasta este proyecto, pero el caso es que Pan (Viaje a Nunca Jamás) es un circo en el que los elefantes son muy bonitos pero sobran payasos. Que Steven Spielberg nos pille confesados, pensé antes de que la sala se fundiera a negro con Hook como obvio referente; y ya no es que Joe Wright no sea Spielberg, que no lo es, sino que el proyecto se ha visto evocado al fracaso artístico (a ojos del que escribe) debido a un guión que acorrala y destruye cada mínimo atisbo de inspiración.
Entiendo que es una película dirigida a un público relativamente infantil y que el humor no puede ser demasiado intelectual o complicado, pero a ver, hay un límite. Aparte de que considero que los niños y niñas son de todo menos tontos, no puedes cargarte el ritmo de una narración a base de meter pequeños gags (bochornos los de Sam Smiegel, Smee para los pocos amigos) que sacan constantemente a alguien con un mínimo de exigencia humorística. No soy mucho de reírme a carcajada limpia (soy más de risa interna, ese término rancio que me acabo de inventar), pero es que en Pan (Viaje a Nunca Jamás) no te da oportunidad ni de buscar un doble sentido, o una ironía, o simplemente algún chiste que encaje con lo que están contando.
Cuando la historia que te están contando te da bastante igual e intentas pasar por alto la oleada de humor sin chispa que inunda la estancia cada minuto, no te queda más remedio que centrar tu atención y tus esperanzas en el apartado visual. Y de estos temas Joe Wright sabe un rato; no hace falta más que echarle un vistazo a algunas de sus anteriores cintas, especialmente Anna Karenina, un despliegue artístico que me hipnotizó durante sus dos algo largas horas. En todo caso, su aventura en Nunca Jamás vuelve a tener un sello preciosista, espectacular en algunas ocasiones y bastante trabajado en general, pero al contrario de lo que pasaba en la reciente adaptación de la novela de León Tolstói, la forma engulle al fondo de una manera tan brutal que la sensación de estar ante un videojuego (muy bonito, pero sin la interacción que le dé un sentido a su existencia) se agranda a medida que la escala del conflicto aumenta. Resultan claras las referencias a películas como Avatar (a la que me recordó tanto por el diseño de escenarios como por el uso del 3D; también es cierto que es la primera cinta que veo en este formato desde hace mucho tiempo), pero si la obra de James Cameron salía más o menos airosa de un guión flojo gracias a su grandiosidad técnica, la de Joe Wright parece tener poco que decir y casi nada que aportar. Sí, es entrañable ver a un barco pirata volar porque te recuerda a la cinta clásica de Disney y, en mi caso, a la infancia, pero quitando el factor nostalgia apenas te quedan postales bonitas y brevísimos destellos de un director que parece ahogado en la montaña de dinero que le han proporcionado.
Hugh Jackman, Garrett Hedlund, Rooney Mara y un primerizo Levi Miller en el papel de Peter Pan encabezan un variado e irregular reparto que poco puede hacer ante la inestabilidad dramática de sus personajes. La mayoría de ellos están mal escritos, desde un insoportable joven Garfio a una Tiger Lily a la que nos gusta ver en pantalla (por culpa de esa carismática actriz llamada Rooney Mara) pero que tiene poca entidad más allá de ser un personaje de compañía y apoyo. El Barbanegra de Hugh Jackman es tan señorona como cabía esperar, con unos vestidos que ya habría querido Nicole Kidman en Moulin Rouge, aunque funciona relativamente bien como enemigo de la función; es simple, sobreactuado y facilón, y la película está en la misma línea, por lo que conectan.
Pan (Viaje a Nunca Jamás) es todo lo que parecía que iba a ser: innecesaria y absolutamente olvidable. Con sus bonitas estampas llenas de vida intenta disimular un guión más muerto que la carrera de Amanda Seyfried, y la insegura mano de Joe Wright no ayuda a levantar la función. Estoy seguro de que más de uno la va a encontrar agradable e incluso disfrutable, algo que entiendo al ser una película tan inofensiva, pero mis sensaciones en el visionado han sido de dolor emocional, como si dentro de mi cabeza se estuviera desarrollando un slasher en el que un psicópata asesinaba de forma brutal algunos de mis recuerdos de infancia. Y eso es difícil de perdonar.
Ficha técnica:
Título original: Pan Director: Joe Wright Guión: Jason Fuchs Música: John Powell Fotografía: John Mathieson, Seamus McGarvey Reparto: Levi Miller, Garrett Hedlund, Hugh Jackman, Rooney Mara, Amanda Seyfried, Adeel Akhtar, Nonso Anozie, Cara Delevingne Distribuidora: Warner Bros. Pictures Fecha de estreno: 09/10/2015