Es difícil escribir sobre Ghadi porque es una película algo indefinible, que no obedece a un estilo concreto por su procedencia o género. A primera vista parece estar fuertemente influenciada por Wes Anderson: una voz en off nos guía por todo la película, presentando personajes, situaciones o lugares; una enorme cantidad de planos simétricos centrados en los personajes y, sobretodo, un tono cómico y entrañable. Pero estas influencias parecen difuminarse con el paso de los minutos para quedar convertidas en pequeños retazos que destacan en una obra mucho más impersonal y cotidiana de lo que nos quiere hacer creer.
Ghadi es la historia de una familia y más concretamente de un músico que, mediante un extenso prólogo, nos narra como era su infancia y como descubrió su amor por la música y como, posteriormente, contrajo matrimonio y tuvo dos hijas y un hijo discapacitado, Ghadi. A partir de este momento comienza el núcleo de la historia que cuenta las aventuras del protagonista por engañar a los vecinos de su pintoresco pueblo para que piensen que su hijo es un ángel y así evitar que tomen medidas contra los gritos y berridos que el niño profiere por la ventana.
De este modo, la película se posiciona como un canto a la diferencia así como una especie de crítica a la ingenuidad de la gente a la hora de creer en sus deidades (en este caso, el ángel). Pero también algunos momentos posicionan a Ghadi como una película antiabortista: concretamente una escena del protagonista con su anterior profesor de música funciona como un alegato bastante poco inspirado por parcial y falto a la realidad, que, convierte en una especie de pastiche light ideológico a la película; un popurrí de ideas depositadas con tanta delicadeza y artificialidad que parece que el director, novel, ha intentado dejar su sello intentando no enfadar a nadie.
La indefinición más que la ideología o el estilo cinematográfico, es el sello de esta película. Quiere ser todo pero sin hacer mucho esfuerzo por serlo; el resultado es almibarado en todos sus aspectos: crítica social y moral rebajada con agua para evitar que nadie salga corriendo; una historia bonita que podría dar más de sí pero que se queda a medio camino, sepultada bajo una avalancha de cotidianeidad: contiene hallazgos interesantes y en general engancha pero el desenlace es tan previsible que al final la sensación es agridulce.
Ghadi es una película a la que le falta empuje y nervio; necesita posicionarse cinematográfica e ideológicamente de forma más clara (posicionada está, pero intenta ocultarlo). Al fin y al cabo el riesgo permite salir victorioso o fracasar miserablemente, pero cualquier de esos dos resultados es mejor, o, si se quiere, más deseable que intentar contentar a todo el mundo y no terminar por contentar a nadie.
Ficha técnica:
Título original: Ghadi Director: Amin Dora Guión: Georges Khabbaz Música: Nadim Mishlawi Fotografía: Karim Ghorayeb Reparto: Georges Khabbaz, Lara Rain, Emmanuel Khairallah, Camille Salameh, Rodrigue Sleiman, Samir Youssef, Caroline Labaki, Tarek Bacha, Giselle Boueiz, Christine Choueiri Distribuidora: Karma Films Fecha de estreno: 31/07/2015