El éxito de Intocable fue incontestable. Que una película francesa arrase no es algo nuevo, en los últimos años hemos visto como películas como Amelie, Bienvenidos al norte o incluso la reciente Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?, no sólo rompían taquillas en el país galo, sino que también rompían las fronteras y conseguían triunfar en todo el mundo. Pero lo de Intocable fue algo sin igual, de hecho, llegó a convertirse la película en habla no inglesa más taquillera de toda la historia con casi 500 millones de dólares amasados en todo el mundo con un presupuesto de apenas 10 millones de euros. Lo cierto es que Intocable ponía de manifiesto una de las mayores lacras del cine francés en los últimos años, su tendencia a la americanización, la clara copia del sistema hollywoodiense hacía de Intocable, una película tan amable como global, una apuesta decidida a romper las barreras idiomáticas, y vaya si lo consiguió. Que conste, que no quiero decir con ello que sea malo copiar la fórmula, es cierto que ello conlleva una pérdida de identidad, pero en la sociedad globalizada en la que nos encontramos estancados es algo normal. Entiendo el buen funcionamiento de Intocable y la simpatía que la obra de Olivier Nakache y Eric Toledano consiguió despertar en todo el mundo. No era la película perfecta, pero era la película que a todo el mundo le agradaba ver.
En Samba sus realizadores han tratado de repetir el esquema de su anterior película, volver a romper con todas las barreras utilizando una fórmula similar, por desgracia, en esta ocasión no han sabido usarla con la misma gracia que en la anterior película. Porque sí, al igual que ocurría con Intocable, Samba no deja de ser más que una feel-good movie de espíritu americanista, con sus virtudes, pero sobre todo sus defectos, especialmente la irritante tendencia al subrayado y a la sobrexplicación. Samba se ancla en el mismo punto desde el que iniciaba Intocable, la injusticia social, la loable experiencia de usar el cine, en el más puro sentido de la palabra, como medio para denunciar, sin dejar nunca que el fondo acabe atacando a la forma. La película cuenta la historia de Samba, un inmigrante ilegal que lleva tiempo afincado en el país francés, pero verá como su situación irregular se convertirá en un impedimento cuando le amenacen con ser deportado y tendrá que hacer todo lo posible para seguir en Francia luchando contra los impedimentos que esta situación le han puesto.
Quizá el mayor problema de Samba lo encontramos en el hecho de que sus directores no han sabido dar con la tecla para que el cambio de enfoque funcionase plenamente. Si Intocable funcionaba tan bien, era, entre otras cosas, por su excepcional espíritu de camaradería. Entre las diferencias de los personajes a los que daban vida François Cluzet y Omar Sy, se creaba un universo propio en el que sólo ellos podían habitar, era amable, jocoso, y fácilmente entendible, de la disparidad de ambos se creaba una comedia de contrastes certeramente divertida. Aquí se decide cambiar ese enfoque por una comedia romántica con intenciones similares, esto dilapida la relación que tiene el protagonista con un inmigrante que dice ser brasileño, distorsionándola desde un segundo plano que deja en agua de borrajas los momentos más cercanos a la anterior película, y centrándose en un romance contado de manera bastante torpe, dónde además sus protagonistas, al contrario de lo que ocurría con su anterior película en la que desprendían una innegable química, jamás parecen saber entenderse, y es que Charlotte Gainsbourg aún parece anclada en la Nymphomaniac de Lars Von Trier y parece estar reclamando un par de azotes en lugar de un poco de amor.
Aún así, podemos reconocer la excelente amabilidad de la propuesta en casi todo su desarrollo, porque innegablemente Samba es una película bastante agradable de ver, aunque todo lo que estemos viendo en ella nos chirríe constantemente. Pero en su último tramo, su americanitis acaba haciendo el mayor acto de presencia, y arruinando las mejores intenciones de la películas. Posiblemente el mayor acierto de la película se encuentre esa lectura sobre la inmigración, en la que el inmigrante, en busca de una vida mejor, acaba perdiendo por completo su identidad. Algo que se encuentra presente especialmente en el personaje al que da vida Tahar Rahim, por desgracia, de nuevo al final la película hace gala de su innecesaria tendencia al subrayada, manifestando estas intenciones en pos de un final excesivamente convencional y que colisiona directamente con todo lo previamente planteado. No, aunque la fórmula de Samba sea tan evidentemente parecida a la de Intocable, ésta nunca acaba de encontrar el rumbo para que la película funcione tan bien como lo hacía aquella. Sí, es amable y en ocasiones divertida, pero por desgracia, su mayor fallo se encuentra en que jamás consigue conectar empáticamente de la misma forma que lo hacía aquella, algo que inevitablemente la lleva a un naufragio del que no puede escapar.
Ficha técnica:
Título original: Samba Director: Olivier Nakache, Eric Toledano Guión: Olivier Nakache, Eric Toledano Música: Ludovico Einaudi Fotografía: Stéphane Fontaine Reparto: Omar Sy, Charlotte Gainsbourg, Tahar Rahim, Izia Higelin, Yilin Yang, Jules Abel Logel, Issaka Sawadogo Distribuidora: A Contracorriente Fecha de estreno: 27/02/2015