Los Goya… ¿mágicos o mínimos? | La Cabecita

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2014 fue un gran año para el cine español, nos hemos hartado a escuchar esto, pero… ¿es realmente cierto? Rotundamente sí, pero hay que examinar primero en qué punto ha sido un gran año al cine español. Porque no lo ha sido en la taquilla, el cine español sigue sin ser popular. Sí, no podemos obviar los grandes éxitos de cuatro películas españolas como Ocho apellidos vascos, El niño, La isla mínima y Torrente 5: Operación Eurovegas, pero estos no han sido más que éxitos puntuales que no deben de maquillar el hecho de que el cine español en su mayoría es completamente invisible. Pero igualmente ha sido un gran año para el cine español, aún nos queda fuerza para obtener prestigio en Europa, la mayor prueba es que por el Festival de Cannes no ha pasado ninguna película española en Sección Oficial (obviando a Pedro Almodóvar, por supuesto), desde que en 2009 estuviese presente Isabel Coixet con Mapa de los sonidos de Tokio. Una marca preocupante que una nueva generación de cineastas deben cambiar, y este año es cuando han golpeado con fuerza gente como Carlos Vermut, Alberto Rodríguez, Carlos Marquet Marcet o incluso un renacido Jaime Rosales, la fuerza necesaria para que fuera de España se nos empiece a ver.

Pero no podemos construir la casa por el tejado, los Goya deben ser una fiesta para apoyar la presencia de nuestro cine, y este año sólo hace falta ver las nominadas para darse cuenta del nivel que ha tenido el cine patrio. Ahí están tres de las más grandes películas de este año: Magical Girl, La isla mínima y Loreak (Flores). Es cierto que han cometido dos fallos, por un lado la de colar una producción prácticamente argentina como Relatos Salvajes en una fiesta que no es la suya, y la otra confundir taquilla con calidad, con la nominación de El niño, un buen entretenimiento absolutamente necesario para revitalizar el cine, pero que se encuentra en un sitio que no le pertenece. Uno no deja de pensar lo redondo que hubiera sido ese quinteto de cine puramente español si esos dos huecos lo hubieran ocupado dos películas tan notables como 10.000 kilómetros y Hermosa juventud.

Habiendo dejada clara mi celebración por esta cosecha del cine español, vamos al quid del asunto, ¿quién ganará el Goya esta noche? Podemos descartar en una primera mano a Relatos Salvajes, cuya nominación es tan circunstancial como lo fuera la de El secreto de sus ojos hace unos años, y también a Loreak (Flores) una maravillosa película que inexplicablemente además de su nominación a Mejor película, tan sólo ha conseguido otra en el apartado de Mejor banda sonora. Muchos dirán que por qué doy tantas vueltas cuando la victoria de La isla mínima parece tan evidente, y yo les pregunto, ¿de verdad lo es? La historia de los Goya juega en su contra.

CAH-Tesis

Hay algo que siempre me ha gustado de los premios de nuestro cine, más allá de los notables errores y olvidos que han tenido a los largos de los años, tampoco han tenido problema en premiar a películas menores por encima de grandes favoritas. El primer ejemplo, quizá el más evidente, es el de Tesis aquella película de un debutante Alejandro Amenábar, se coló en los Goya sin que apenas nadie la hubiera visto, y acabó quitando el premio a la gran favorita de aquel año: El perro del hortelano. La importancia de que Amenábar ganase este premio es tal, que sin él posiblemente Amenábar no hubiera llegado al punto dónde está hoy, el de ser junto a Almodóvar el director español más importante a nivel internacional.

Esto se repitió en numerosas ocasiones. El bola se benefició de luchar contra dos favoritas que se repartieron el voto: You’re the one y La comunidad, lo mismo ocurrió con La soledad que se impuso a Las trece rosas y El orfanato, las películas que a priori estaban en boca de todos. Tanto El bola como La soledad, al igual que Tesis, fueron películas completamente invisibles hasta que llegaron los premios. Incluso si me apuran, en este grupo podemos meter a Camino que consiguió el premio ante la gran favorita de ese año: Los girasoles ciegos.

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Este año tenemos una película extraordinaria que casi nadie ha visto. Por supuesto, hablo Magical Girl, una cinta que ha apasionado, y que además viene de San Sebastián con el prestigio de haber ganado los premios a la Mejor dirección y Mejor película, imponiéndose allí a dos de las nominadas, Loreak y precisamente La isla mínima. Hay una diferencia entre La isla mínima y las otras películas que acabaron perdiendo el premio, y es el simple hecho de que La isla mínima es una película mejor que todas aquellas, y viene con un claro respaldo de la crítica también.

Si se fijan, mientras comentaba todo esto, y hablaba de descartes he obviado El niño, ¿por qué? No es que piense que El niño tiene alguna posibilidad de alzarse con el premio, por supuesto que no las tiene, pero puede ser un factor clave a la hora de decantar la balanza final. Al igual que La isla mínima, la película de Daniel Monzón ha sido la gran triunfadora en las nominaciones, 16 nominaciones para la película, sólo una menos que la de Alberto Rodríguez. Esto indica un claro favor de la industria, grueso de votantes. El niño va a rascar votos, y estos votos que rasque van a ir en perjuicio de La isla mínima la otra película de la industria. Algo que podría hacer que Carlos Vermut se vaya con el cabezón de Francisco de Goya a casa.

Alberto Carlos

Esta noche serán unos premios bonitos, porque aunque serán unos premios que no servirán para celebrar la buena taquilla del cine español, no se dejen engañar por esto, es una patochada, es una noche para celebrar el año de calidad del cine español, el año que el cine español pudo dar un golpe sobre la mesa y ahora sí, empezar a mirar a Europa. Pero no se engañen, aunque sobre el papel hay una clara favorita, La isla mínima no es ni mucho una ganadora asegurada. Lo mejor de todo es que poco importa si son unos Goya mágicos o mínimos, gane quien gane, habrá ganado una de las mejores películas españolas de los últimos años. Y eso si es motivo de celebración.