Sentirse extranjero. Esa posiblemente sea la más horrorosa sensación que el ser humano puede sentir. Sentirse extranjero estés donde estés, ya sea cerca o lejos, en un lugar conocido o desconocido. Sentir que no eres parte de aquello que sucede alrededor. Sentir que eres un elemento fuera de lugar, que no eres partícipe de aquello que está ocurriendo, que simplemente eres un bulto depositado en el centro de una situación. Ésa es la sensación más horrible. Puede pasarte a millones de kilómetros de distancia, o a unos metros de tu casa. Y esa sensación simplemente es horrible. El protagonista de la ópera prima del realizador Yann Demange, que ya realizó un extraordinario trabajo en la televisión británica en la serie Dead Set, es precisamente un extranjero, un hombre perdido, encerrado en el punto clave de un conflicto que se escapa de su propio entendimiento, un conflicto que sucede al lado de su casa, pero que es lejano a su propio mundo. Es lejano a todo lo que conoce. Lo más complicado para un extranjero es sobrevivir, y en medio de un conflicto, como un peón caído y molesto, esto se convertirá en algo verdaderamente complicado.
El ’71 del título, haciendo referencia al año en el que se ambienta la película, me parece un título completamente banal, realmente insustancial. Este emplazamiento histórico es una mera excusa para aprovechar el conflicto del IRA y las revueltas por el conflicto de Irlanda del Norte en la ciudad de Belfast, para contar la historia de este extranjero. Pero realmente cualquier otro conflicto habría servido para plasmar el problema de este extranjero, cualquier otra situación en la que estuviera igual de perdido podría haber despertado lo mismo sobre el personaje. ’71 cuenta la historia de un joven soldado que no está en el ejército ni por vocación, ni por patriotismo, sino por ser la única salida, en la vida sólo tiene un hermano pequeño que vive en un orfanato y la única posibilidad para sobrevivir es enrolarse en el ejército. Será el ejército el que le lleve a las calles de Belfast. Y ahí, en mitad de un altercado, verá como un compañero es matado a quemarropa delante de su cara, y a él sólo le quedará huir, correr, esconderse en un sitio completamente desconocido. Un extranjero absolutamente perdido y que además como bulto molesta, un extranjero que no sabe a quién debe acercarse.
Y es de hecho, la historia de este soldado, escondido, perdido por las calles de Belfast, huyendo de las sombras, encerrado en su propio temor, sin poder confiar en nadie, y necesitando la ayuda de los demás, lo que me despierta verdadera devoción por esta película. La historia de este soldado está contada con acierto, y además cuenta con un extraordinario Jack O’Connell, que sabe canalizar a la perfección toda la desdicha de este tipo desorientado, sin saber qué dirección tomar ni en donde refugiarse. En la mirada de O’Connell se traza ese rastro de desconfianza en todo lo que le rodea: la sospecha continua. Y además todo esto está filmado con destreza, con una cámara sucia en permanente movimiento que recuerda al cine de Paul Greengrass, e incluso, este héroe, puede tener mucho también de un Jason Bourne despojado de todo rastro heroico.
Y en este cuadro que a priori parece tan estupendo, todo se resquebraja, donde ese título que debería haber sido totalmente banal, se empeña en coger forma, rompiendo por completo la gran historia que se esconde en esta película, el alma que encierra la historia de este extranjero. No es ya tanto el hecho del empeño que pone esta facción del IRA en encontrar a este soldado a toda costa para acabar con él, la cual no acabo de entender, sino la incesante búsqueda que estos emprenden para encontrarle lo que carece de todo sentido. Todo esto está apoyado en las casualidades, hasta tal punto que me resulta verdaderamente inverosímil, ¿no serían mucho más creíbles las vivencias de este soldado si toda esta gente con la que se encuentra no estuviera conectada con los terroristas que buscan darle caza? Pero además, la historia de este grupo terrorista que forma un thriller basado en las traiciones, está contado de manera completamente farragosa, realmente torpe, los personajes están pesimamente trazados, todo me resulta confuso. Es terrible que ambas partes de la misma película estén tan desniveladas, pero lo peor de todo es que la forma de la que esta historia está contada, acaba afectando de manera impresionante a la del soldado, poco a poco se va apoderando de la película, adueñándose de ella, hasta dejar la historia de este hombre como algo casi anecdótico.
No me cabe duda de que ’71 podía haber sido uno de los grandes hallazgos del año, una película que incluso podría haber funcionado como una perfecta metáfora del hombre perdido en tiempos de guerra. Sin embargo, todo se lastra por culpa de un mal thriller que no era en absoluto necesario, que no hacía falta para contar una historia que estaba llena de alma, y que la pierde por completo desvelando la verdad que se esconde tras los muros de una ciudad que no queremos conocer, que no queremos saber que esconde, porque al final, lo sencillo es identificarse con el hombre que mira tras la puerta y no ve nada, lo obvio, enseñar una bomba que realmente no nos importa. Y al final, Demange olvida la sencillez de una bella historia, para acabar en lo obvio de una mala historia. Una lástima.
Ficha técnica:
Título original: ‘71 Director: Yann Demange Guión: Gregory Burke Fotografía: Tat Radcliffe Reparto: Jack O’Connell, Sean Harris, Paul Anderson, Charlie Murphy, David Wilmot, Sam Reid, Sam Hazeldine Distribuidora: Vértigo Fecha de estreno: 23/01/2015