Se podría definir el conservadurismo como aquella tendencia a la inexistencia de cambios bruscos en el sistema, a la búsqueda de elementos estáticos. Es frecuente ver el término relacionado con materias política, empresarial, cultural o deportiva. En el ámbito social, una persona conservadora se podría relacionar con aquélla cuya vida presente se encuentra en un estatus satisfactorio y cuyas acciones van encaminadas a conservar su patrimonio y su forma de vida en el estado actual. En este grupo podríamos encuadrar a Paul y Lucie, un matrimonio con una ostentosa economía para los que la rutina no se traduce en aburrimiento. Ambos conservan el amor que se profesan el uno por el otro como el primer día, y no ven la necesidad de introducir cambios en sus vidas. Sin embargo, esta apacible unión se trastocará con la entrada en escena de Lou, una joven con una vida radicalmente opuesta a la de la pareja. Inicialmente, Lou será sólo una tímida incomodidad que despertará leves recelos en Lucie, pero conforme avance el metraje su intromisión conmocionará la paz del matrimonio como si de cortar una fina tela se tratase.
En Antes del frío invierno, la tranquila vida de Paul se verá alterada cuando se cruce en su camino esta chica falta de afecto y con un estado emocional verdaderamente convulso. Lou está convencida de que puede haber encontrado en este neurocirujano de sesenta años el pilar sobre el que apoyar su vida, pese a la notable diferencia de edad existente entre ambos. Paul se muestra afable y proclive a ayudar a la inestable joven, pero no es consciente de las consecuencias que sus actos provocarán en las personas que le rodean, empezando por la propia Lou. Involuntariamente, ese inalterable orden establecido se resquebrajará como si de un fino cristal se tratara, pero Paul no reparará en ello para ponerle remedio a tiempo.
Al mismo tiempo que Paul conoce a Lou, aquél empieza a recibir ramos de flores anónimos. En un primer momento, él parece no darle demasiada importancia, pero cuando se empiezan a acumular los supuestamente bienintencionados regalos, al doctor lo invade una tensa inquietud. Él hace responsable a Lou de estos envíos, aunque ella lo niega fervientemente. Sucesivamente, se dan numerosos episodios en los que Paul achaca a la chica ser quien lo acosa para a continuación arrepentirse de tal acusación. Realmente nunca se llega a ofrecer una respuesta explícita a la pregunta de quién está detrás de los envíos anónimos, pero a mí no me parece casualidad que el color rojo de las amapolas acompañe siempre a uno de los protagonistas: desde su vestuario hasta la sangre derramada, pasando porque el rojo se conoce comúnmente como el color de la pasión, característica que no abandona nunca a este personaje.
Como director y guionista figura Philippe Claudel, un cineasta que dejó la interesantísima Hace mucho que te quiero para el recuerdo, y que desde su propulsión a la fama en la década pasada ha compaginado sus labores en el cine con la de novelista. Con aquella película firmó su debut cinematográfico, y a la vista del resultado prometía convertirse en uno de los referentes del nuevo cine francés, en el que encontramos algunos nombres destacados (véase Olivier Assayas, Jacques Audiard o Fred Cavayé), pero en el que nadie ha logrado dar un paso decisivo para aproximarlo al de la época dorada que lideraron Godard, Rohmer o Truffaut en la segunda mitad del siglo XX.
La labor de Claudel en Antes del frío invierno es menos brillante que en su ópera prima, especialmente a la dirección. El guión exhibe algunos trazos de meditada inteligencia, pero falta un mejor acabado; la trama es poco punzante, y en muchos momentos el espectador puede acusar cierta falta de interés. Sin embargo, la película supone una noticia positiva en la nómina de Claudel, que levanta el vuelo tras su traspié con la fallida Silencio de amor, una mezcla de una comedia que no lograba hacer reír y un drama que hacía reflexionar mucho menos de lo que se proponía.
En el ámbito interpretativo, Daniel Auteuil cumple con sobriedad en el papel de Paul, aunque quizás sea Leïla Bekhti la que ofrece un rendimiento más destacado; no era tarea fácil meterse en la piel de un personaje tan complicado como el de Lou, pero la actriz de origen argelino interpreta con sorprendente solvencia. No se puede decir lo mismo de Kristin Scott Thomas, cuya labor denota aquí cierta indolencia; pese a todo, se trata de una actriz con el suficiente carisma como para no desentonar pese a actuar con suficiencia. Sin embargo, contrasta su rendimiento con el exhibido en Hace mucho que te quiero, obra en la que también trabajó a las órdenes Claudel y en la que ofrecía una de las mejores interpretaciones de su brillante carrera.
Es ésta una cinta sobria, con más virtudes que defectos, pero que puede acusar su falta de garra para atraer al espectador medio, tan acostumbrado en la actualidad al ‘cine papilla’, en el que la norma general dicta que cuanto menos haya que pensar, mayor será el entretenimiento.
Ficha técnica:
Título original: Avant l’hiver Director: Philippe Claudel Guión: Philippe Claudel Música: André Dziezuk Fotografía: Denis Lenoir Reparto: Kristin Scott Thomas, Daniel Auteuil, Leïla Bekhti, Vicky Krieps, Richard Berry,Jérôme Varanfrain Distribuidora: Golem Distribución Fecha de estreno: 12/09/2014