He escuchado con frecuencia una afirmación que me parece completamente absurda, y es la que tilda a 500 días juntos de ser una película exclusivamente masculina. Tengo la sensación de que esta barrabasada proviene de alguien que fue incapaz de entender el realismo con el que Marc Webb trataba aquella maravillosa película. Una cinta donde sí, en esta ocasión al que veíamos sufrir, era al hombre, algo excepcional en el cine romántico, pero que jamás tildaba de culpables a ninguno de sus dos protagonistas. Estigmatizar el papel que interpretaba Zooey Deschanel, impedía ver en completo una obra impresionante, donde el declive de la relación estaba precisamente en la absoluta idealización de la misma que hacía Joseph Gordon-Levitt. Si de algo se podía culpar a Deschanel en aquella película era sencillamente de no estar a la altura de las expectativas que había fijado Gordon-Levitt, ¿y realmente era culpable de esto? Todo lo que narraba Webb en su película estaba contado con un realismo que resultaba realmente cercano. ¿Una película exclusivamente masculina? Como excepción, lo único que la hacía masculina, es que el soñador y romántico de aquella relación era él y no ella.
¿Por qué traigo a coalición 500 días juntos? Sencillamente porque Amigos de más es una obra que tiene muchos paralelismos con la película de Marc Webb. Ésta no trata sobre una ruptura, si no como esa zona de amistad, la conocida como friendzone, en la que se cuaja un amor que parece que nunca podrá atravesar esa línea entre la amistad y el amor. Él lleva un año encerrado en casa, incapaz de superar su última relación, a la que dejo por una infidelidad. Ha dejado todo atrás, le duele la idea de poder repetir la historia de sus padres, no sabe cómo seguir adelante. Ella vive con su novio, cree que todo va bien, ha rechazado una oferta de trabajo en Taiwan para no separarse de él, pero él no dudará en dejarla en Toronto para irse a trabajar a Irlanda, con la promesa de que pueden llevar una relación a distancia. Entre ambos surge rápidamente una amistad, un pacto, simplemente serán amigos, no se enamoraran. Sabemos, desde el principio, que él está mintiendo, está mintiendo porque ya está enamorado desde que se encuentran en esa fiesta, pero necesita estar cerca de ella, aunque sepa que una relación con ella es una simple utopía. No es egoísmo, no es provecho, simplemente es la sensación de no poder renunciar a un sentimiento, y a la misma vez renunciar a él para estar más cerca de la persona que ama.
La ternura con la que Michael Dowse narra Amigos de más me resulta muy cercana a la que utilizaba Marc Webb para contar su historia, pero es sólo uno de los muchos paralelismos que la obra guarda. Al igual que en aquella, el romántico y soñador, el que se fija metas que no podrá alcanzar es él. Y sin embargo, la sensación de poder alcanzar esa utopía sigue siempre presente. Posiblemente, al igual que hacía el personaje de Joseph Gordon-Levitt, todas las señales que Daniel Radcliffe ve que le llegan por parte de su amiga, forman parte simplemente de esa absoluta idealización. Sin embargo, la película tiene la virtud de saber siempre ponerse en sus ojos, hacer que el espectador también lea esas continuas señales en escenas tan maravillosas como la que tiene lugar en el probador. Y no, no podemos culpar a ella por emitir estas señales, porque desde luego ella no tiene ninguna intención de mandarlas, desde el momento deja clara su situación, le hace comprender que tiene novio, incluso le invita a conocerle, pero no podemos dejar de pensar que queda un resquicio, una pequeña oportunidad para invitarnos a soñar.
Y ahí es donde la película de Dowse se distancia por completo de la de Webb: Dowse se muestra a sí mismo como un soñador en el punto donde Webb aceptaba la realidad con cierto cinismo. Pero al fin y al cabo, ¿no es al amor una invitación a soñar? ¿Una invitación a creer que en el futuro todo será si cabe más perfecto? Es cierto, Webb plantaba a un personaje idealista en un mundo de cinismo, y Dowse hace que el idealista viva en la situación ideal. Pero es ese precisamente el lugar a soñar.
Sin duda uno de los puntos más favorables de la película se encuentra en su pareja protagonista a la que dan vida Daniel Radcliffe y Zoe Kazan. Ellos se compenetran a la perfección, se entienden con sólo mirarse y hay una química realmente explosiva entre ambos. Pero tienen algo más, pese a que ninguno de los dos es demasiado agraciado físicamente, todo lo que desprenden hace absolutamente lógico ese flechazo, no sólo emocional, sino también físico. Como ese cuento del patito feo, donde el feo se convierte en alguien realmente hermoso a ojos del otro, pero también al del espectador. Lo que se podría decir una pareja de feos entrañables. Y no están solos, porque un estupendo elenco de actores secundarios donde destaca ese fantástico actor que es Adam Driver, ayudan a levantar la sensación cómica del filme, que se descubre también como una comedia realmente divertida, con un guión tan ingenioso como certero en su propósito principal.
Habrá quien culpe a Amigos de más de lo mismo que 500 días juntos, de ser una película exclusivamente masculina, y no puedo estar más en desacuerdo con todo esto. Porque no importa quién sueñe con el amor, al final siempre acaba siendo un juego de dos. Y como la de Webb, Amigos de más es una película realmente hermosa, tierna, y además, mucho más ensoñadora, dejando sitio a la ilusión, y también se la culpará de eso, pero cuando eres parte de un sueño, entiendes que el amor es el lugar para soñar, sobre todo cuando el referente de la película para mostrar el amor es La princesa prometida. Quizá todo sea culpa de las películas.
Ficha técnica:
Título original: What If Director: Michael Dowse Guión: Elan Mastai Música: AC Newman Fotografía: Rogier Stoffers Reparto: Daniel Radcliffe, Zoe Kazan, Adam Driver, Rafe Spall, Amanda Crew, Jemima Rooper, Megan Park, Meghan Heffern, Jordan Hayes, Jonathan Cherry Distribuidora: eOne Spain Fecha de estreno: 29/08/2014