El último de los injustos – La última confesión | La Cabecita

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En 1985 el cineasta galo Claude Lanzmann presentó el que posiblemente el relato más aterrador sobre el holocausto que jamás se ha filmado. Shoah era un documental de 9 horas de duración en el que a través de un tren se adentraba en el corazón de Auschwitz. Lo hacía siendo él el protagonista de su propia historia. Como un espectador que asistía anonadado a lo que iba descubriendo. Lanzmann era un adolescente mientras los franceses ocuparon Francia. Por su origen judío tuvo que escapar con su familia hasta Auverne. Por su carácter rebelde, Lanzmann no se limitó a intentar sobrevivir, si no que luchó en diversas emboscadas y tras la guerra fue reconocido con una medalla de honor por sus actos. No cabe duda que vivir de una manera tan cercana el antisemitismo impuesto por los nazis en su vida marcan su obra. Al igual que hiciera Alain Resnais en Noche y niebla, Lanzmann sentía que tenía la obligación de descubrir para sí mismo que fue lo que pasó, y también compartir toda esa atrocidad con un mundo que empezaba a ver de manera lejana lo que había pasado cuarenta años antes.

Embarcarse en el rodaje de Shoah no fue algo sencillo, durante más de diez años Lanzmann estuvo centrado en ella, viajando de una parte a otra del mundo, tratando de reunir todos los testimonios posibles. Diez años que dieron como resultado una obra única, incomparable a cualquier otra película que jamás se haya filmado. Una lección histórica tan necesaria, como impactante y aterradora. Es imposible que a día de hoy cualquier persona pueda tener constancia de lo que supuso el holocausto judío sin acercarse a la obra de Lanzmann, porque abrió puertas que sencillamente desconocíamos. Exprimió al límite a todos los que allí decidieron participar en la película. Incluso se puede acusar al realizador de haber sido en ocasiones demasiado duro con los entrevistados, empujándoles al abismo para recordar y compartir una parte de su vida que muchos preferían, simplemente, omitir por completo, dejarlo en blanco. Hay muchas de las partes de Shoah que resultaban hasta crueles por parte del realizador, como el testimonio de ese peluquero judío que se había instalado en Estados Unidos y que en los campos de concentración tenía que cortar el pelo a las mujeres antes de entrar a la cámara de gas. Lanzmann no buscaba juzgar los actos de nadie, simplemente hacían lo posible para sobrevivir, pero necesitaba recogerlos para su obra.

Hay mucho de este espíritu de supervivencia en la historia de Benjamin Murmelstein al que se acerca en El último de los injustos. Lanzmann había filmado estas entrevistas con Murmelstein (que murió en 1989) durante el rodaje de Shoah en el verano de 1975, pero se habían quedado fuera del montaje final. Que haya tardado 30 años en darle forma no parece algo casual. La sensación de que este material de archivo ha sido revisado por el realizador en numerosas ocasiones es algo que resulta evidente. La historia de Murmelstein quizá no tenía cabida en Shoah, pero era un material demasiado importante que Lanzmann sentía que no podía guardarse para sí mismo, que era otro de esos relatos que tenía que compartir con el mundo. Murmelstein fue el único de los jefes de los comités judíos del campo de concentración de Theresienstadt que sobrevivió a la guerra, fue El último de los injustos. Murmelstein cumplía orden de los nazis, lo hacía por sobrevivir, era consciente de lo que ocurría, y por sus manos pasaron las vidas de muchos judíos, lo que le llevaron a ser un ser repudiado que tras la guerra se exilió en Roma, pero realmente, ¿hasta qué punto se le puede juzgar a Murmelstein? Hacía lo que necesitaba hacer para sobrevivir, y aunque muchos judíos perecieron por su culpa, también logró salvar a otros tantos.

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Hay dos partes en El último de los injustos, por un lado la más personal, la que convierte a la película, como ocurriera en Shoah, en un relato del propio Lanzmann. El cineasta, que ahora tiene 88 años, se acerca a la ciudad de Terezín en la antigua Checoslovaquia donde estaba instalado el campo de concentración. Sigue en pie, aunque la huella del tiempo es imborrable. Recorre todos y cada uno de los pequeños rincones de este lugar, tratando de comprender una vez más, el motivo del mayor genocidio jamás ocurrido. Obviamente es algo que Lanzmann (ni ninguna otra persona) jamás llegará a entender. Pero se siente sobre él una necesidad de último aliento. De volver una vez más al corazón de la tragedia que ha marcado su vida, tanto personal como profesional. Una reconciliación para cerrar su vida en paz a su avanzada edad.

Por el otro están las entrevistas con Murmelstein, un personaje que acaba resultando fascinante a todos los niveles, una pieza de indudable valor cinematográfico. Porque en Murmelstein no está únicamente el hecho de contar todos esos relatos que ya por si sólo tienen valor suficiente, ni las continuas intenciones de tratar de justificarse ante los ataques de Lanzmann, un entrevistador sobresaliente, que jamás duda en hurgar en la herida para sacar todas las respuestas que quiere oír, por mucho que éstas puedan llegar a incomodar al entrevistado. Benjamin Murmelstein era un tipo gracioso, con sentido del humor, capaz de hacer divertidas las historias más atroces. Un hombre al que resulta fascinante escuchar, y que cierra con esta entrevista un agujero muy personal en su propia vida que a buen seguro le persiguió hasta el momento de su muerte.

Obviamente El último de los injustos no es Shoah, porque el material no es el mismo, y no estamos atendiendo a un relato tan completo como aquel, que reunía todas las historias sobre el holocausto para tratar de comprenderlo. El último de los injustos es posiblemente la última de las historias sobre el holocausto que nos puedan contar de primera mano, una última historia que es terrorífica como tantas, pero también sincera y honesta con la historia reciente de la humanidad. Claude Lanzmann pone punto y final a una obra que empezó hace 30 con un epílogo de 3 horas y media que vuelve a resultar tan fascinante como necesario.

4.5_estrellas

Ficha Técnica:

Título original: Le dernier des injustes Director: Claude Lanzmann Guión: Claude Lanzmann Fotografía: Caroline Champetier Distribuidora: Avalon Fecha de estreno: 10/01/2014