En un año en el que la animación ha estado de capa caída en comparación con otros (la sombra de 2010 es muy alargada, y no sólo por Toy Story 3) se agradece que en época navideña, cuando casi todo ya está dicho, llegue a las pantallas una película como ¡Rompe Ralph! y dé un golpe de autoridad sobre la mesa. La eterna discusión entre los seguidores de los proyectos de Pixar y los de Disney no quedará zanjada con la película de Rich Moore, es más, seguramente la avive, pero lo que sí está claro es que ¡Rompe Ralph! es lo mejor (quizá con permiso de Frankenweenie) que se ha hecho este año en el apartado animado. Lo mejor de Wreck-It Ralph es que está hecha de tal manera que puede ser disfrutada del mismo modo tanto por los entendidos de los videojuegos como por las personas a las que si les quitas de Super Mario no saben ni pronunciar ciertos nombres. Esto mismo ayuda a que los niños no pierdan el hilo de la historia entre guiño y guiño, y que la película esté dividida en dos partes (indirectamente), una dirigida más a esos ‘frikis’ de los videojuegos, y otra más infantil (pero que en ningún momento se hace empalagosa), contribuye a considerar ¡Rompe Ralph! un proyecto muy completo.
Mucho valor se necesita para hacer algo como Wreck-It Ralph, ya no sólo por el complejo trabajo de preproducción que supone hacer un filme en el que se incluyen tantísimos cameos de personajes muy reconocidos (hoy en día se necesitan permisos para todo), sino también por la presión que (debe) suponer saber que la cinta será objeto de un estudio minucioso por parte de muchos sectores del mundo audiovisual. Según nos contaron los chicos de HobbyConsolas en la mesa redonda que tuvo lugar después de la proyección, ¡Rompe Ralph! llevaba más de 20 años gestándose, al principio ni siquiera Ralph era el protagonista, pero con el tiempo se empezaron a tener claras ciertas ideas (como hacer la película sin las imágenes pixeladas, como se pretendía hacer en un primer momento). Rich Moore fue el elegido para hacer llegar la historia de Ralph a todo el mundo a través de la pantalla, y contar con una personalidad que ha participado en Los Simpson y Futurama debe de relajar bastante… Moore ha hecho un trabajo espléndido bajo la dirección, consiguiendo crear un filme proporcionado y entretenido, con grandes momentos humorísticos y alguno que otro emotivo.
La parte más madura de ¡Rompe Ralph! es también la de mayor calidad, y por madura quiero decir aquella que conquistará a los padres que acompañen a sus hijos al cine y realicen ese ejercicio de nostalgia al que incita la película desde el primer minuto. En esta primera hora es cuando descubrimos algunas de las mejores escenas, destacando por encima de todas esa en la que todos los malos de los videojuegos están reunidos (Bad Anon) para contar sus penas y apoyarse mutuamente, es entonces cuando se ve a Zangief de Street Fighter II, a Clyde de Pac-man o a Dr. Robotnik de Sonic, entre otros muchos (cabe mencionar también el momento en el que Ralph busca en la caja de los objetos perdidos, el cual sin duda conseguirá sacar aplausos entre el público). En este fragmento de la película se juega más con esa estética de videojuego dentro de videojuego, sacando imágenes pixeladas desde el exterior de las máquinas de recreativos en determinados momentos para compaginarlas inmediatamente después con otras en la “realidad” del interior. En general, ¡Rompe Ralph! es visualmente perfecta (y preciosa).
El problema de lo nuevo de Disney es que no aprovecha del todo su potencial, algunos cameos son tan efímeros que es probable que pasen desapercibidos para muchos espectadores, mientras que a la historia en Sugar Rush se le da demasiada importancia (y tiempo). Quizá en ese sentido los fans de los videojuegos pueden llegar a estar descontentos, porque además, la segunda parte, aunque buena, peca de infantil y sentimental en muchos momentos, ya que se aprovecha demasiado la figura de Vanellope, que aunque adorable, no deja de resultar tediosa en momentos puntuales. Aún así algunos de los momentos más hilarantes se viven en este mundo de golosina a lo Mario Kart, como el detalle de las oreo o los mentos.