La primera entrega de Venganza nos sorprendió notablemente, pese a ser una película con una trama totalmente trillada y sin miedo de ser completamente absurda, resultó ser una de las películas más entretenidas de los últimos años. Besson demostraba otra vez lo bien que se le daba imitar al cine de acción americano, que quiere ser algo así como la versión europea de Jerry Bruckheimer. La clave se encontraba en su protagonista, al que daba vida Liam Neeson, una mezcla de Jack Bauer y MacGyver, con mucho carisma y que resultaba de lo más divertido. Ese personaje es un tipo sin problemas para salir de ninguna situación, repartiendo hostias como panes de una forma que además era encantadoramente violenta. Una persona que nunca perdía la serenidad y que siempre tenía la alternativa correcta a cualquier situación, tanto que encontrar a su hija en apenas 48 horas en París no le suponía ningún problema. Un película, divertida, consciente de su condición y que tampoco buscaba recrearse en lo absurdo, si no de tratar buscar el contraste entre una trama irreal y un héroe que se creía totalmente real. Tal fue el impacto de la cinta que relanzó la carrera de Liam Neeson, convirtiéndole, ya pasados los cincuenta años, en una estrella de acción, aprovechando su porte y haciéndote saber que si te metías con él, estabas eligiendo al hombre equivocado.
En esta segunda parte de Venganza, el bueno de Neeson se irá de nuevo a Europa, esta vez a Estambul, con su ex-mujer y su hija, pero esos mismos que secuestraron a su hija en la primera entrega tendrán preparado un plan para vengar a sus muertos. Esta vez su hija será la única que se libre (debería haber miedo de haberla convertido en la nueva Kim Bauer), por lo que tendrá que ayudar a papá primero para que se salve, y luego nuestro héroe volverá a hacer todo lo que esté en sus manos para rescatar a su mujer. Sí, una vez más se metieron con el hombre equivocado.
El problema que nos encontramos con Venganza: Conexión Estambul, es que no sabe sobreponerse del hecho de que ya no exista ninguna sorpresa. El personaje es de sobra conocido, no nos sorprenden sus estratagemas, no consigue ningún revulsivo que nos despierte la admiración y fascinación que había en la primera parte de la película. El hecho de repetir de casi forma milimétrica la trama de la primera parte, nos hace que pese a estar ante una película entretenida, todo nos suene a refrito, a ser una simple película más, algo que no ocurría con la primera entrega. Con un guión que busca todavía más aún recrearse en lo absurdo (impagables el uso de las granadas o la entrada a la embajada americana), las risas afloran, pero siempre lo hacen con una sensación de desconcierto, de no saber si la película realmente se está tomando o no en serio a sí misma, si busca lo absurdo o simplemente es ridícula.
Y es que hay que ver que ridículo resulta ver a Maggie Grace, con casi treinta años a las espaldas, en el papel de una adolescente de cómo mucho dieciocho años, es verla y acordarse irremediablemente de aquella mítica serie de Compañeros, dónde los actores llevaban a los hijos al colegio antes de enfundarse en sus trajes de estudiantes. Pero pese a todo la película aguanta, gracias al innegable carisma de ese señor de tan buen porte que es Liam Neeson, capaz de creernos que con su traje, y un par de gadgets de lo más divertidos es una bestia parda con la que es mejor no meterse. Lamentablemente, aunque la película sea entretenida, y el ritmo tan solo decaiga en algún momento muy puntual dónde la acción desciende, el resultado de esta segunda parte se queda terriblemente lejos del de aquella fresquísima película de acción que era la original.
Título Original: Taken 2 Director: Olivier Megaton Guión: Luc Besson, Robert Mark Kamen Música: Nathaniel Méchaly Fotografía: Romain Lacourbas Interpretes: Liam Neeson, Maggie Grace, Luke Grimes, Famke Janssen, Rade Serbedzija, Leland Orser, Jon Gries Distribuidora: FOX Fecha de Estreno: 05/10/2012