Mátalos Suavemente – Jugar a las metáforas | La Cabecita

La mafia siempre ha estado presente en Hollywood desde el inicio del cine, la guerra en la ley seca fue lo primero en reflejarse en el cine, de la guerra entre Dillinger y Hoover nacían las primeras películas de gánster y sin darse cuenta iban poniendo los cimientos a un género que años más tarde perfeccionarían italoamericanos como Coppola y Scorsese con sus personalísimas visiones sobre la mafia. Incluso la televisión se hizo eco de las vicisitudes de la mafia actual con la bárbara Los Soprano. El problema de centrar una película sobre el hampa a día de hoy nos lo encontramos en la dificultad que hay de que sintamos que lo que nos cuentan es novedoso que tienen algo más que decirnos, pero Dominik elige el mejor tratamiento que podía darle, crea una película mafiosa, que cabalga entre ese cine italoamericano, el más puro cine negro de antaño e incluso el ácido humor de los Coen para crear una película de cine negro verborril, dónde los disparos y asesinatos carecen de importancia en beneficio de la palabra, y dónde se impone un gusto por el cuidado de la estética que va aún más allá de lo lúcido en la brillante El Asesinato de Jesse James por el cobarde de Robert Ford dónde Dominik ya demostraba ser un realizador con una personalidad única.

Mátalos Suavemente nos lleva a las calle de Nueva Orleans, ésas mismas que han adquirido un cáliz tan cinematográfico tras la tragedia del Katrina por su capacidad para expresar tanto las horripilantes vueltas de la vida como la capacidad de una ciudad para levantarse de sus cenizas, un filón que era difícil dejar escapar. No es coincidencia esta localización así como su posicionamiento histórico, justo antes de la elección de Obama, con un discurso omnipresente que marca la narración de la cinta, junto antes de una crisis económica que no deja de ser en el fondo lo que marca el movimiento de la película. Un golpe a la mafia, el desbarajuste de todo un sistema monetario, y la necesidad de arreglar esas cuentas por encima de quien sea, todo se mueve lentamente, con la suavidad que le gusta matar a Jackie el personaje de Brad Pitt, como una metáfora de esa crisis que arrasa a todo el planeta y también a Estados Unidos, de cómo al final todos pagan, deban hacerlo o no, y los únicos que ganan son los que mueven los hilos, al igual que ocurre con un país que en sentencia de la propia película “Es un negocio”.

Pero la película va más allá de esa verborrea incesante, con unos diálogos que rebosan calidad e ingenio y que se hacen aún más grandes en los labios de gente como un James Galdofini, que en un pequeño guiño al espectador interpreta a un gánster borracho y en decadencia y regala un monólogo que bien debería valer por si sólo una nominación al Oscar y el reconocimiento definitivo para uno de los actores más grandes que han salido de la pequeña pantalla. A Dominik no le hace falta mostrar los cruentos asesinatos para crear tensión, aunque goza mostrándolos y es capaz de convertir la violencia en pura poesía visual, dónde su brillante talento más se nota es a la hora de jugar con la tensión, de cuidar la potencia y el voltaje de escenas tan vibrantes como la del asalto a la partida de cartas que da pie a toda la situación posterior o toda la recta final dónde acerca al espectador a un aterrado Scoot McNairy y le lleva a palpar una tragedia que se avecina irremediablemente, sembrando la sensación de que el sistema entero está llamado a caer, que tarde o temprano todo tendrá que ceder, haciendo al espectador partícipe y víctima de la historia.

Dominik reescribe la fórmula que puso su nombre en la lista de a gente de tener en cuenta tras El Asesinato de Jesse James, recoge un género fundido, anacrónico, para dotarle de una personalidad propia y rebosante de ingenio. Actualizando los géneros para extrapolarlos a situaciones actuales, para contar la historia de la crisis económicas totalmente ajenos pero con argumentos que dejan la misma validez que Margin Call y reflejando una realidad que conecta directamente con la forma de la que arranco el cine de gánster con la salvedad de que los malos ya no usan metralletas, si no que se comportan como titiriteros escondidos tras una cortina de humo. Una obra que lanza un mensaje pesimista y desolador, que no permite ver ninguna luz al final del camino, una obra que se siente como radicalmente necesaria en los tiempos que corren.

Título Original: Killing Them Softly Director: Andrew Dominik Guión: Andrew Dominik Fotografía: Greig Fraser Interpretes: Brad Pitt, Richard Jenkins, James Gandolfini, Ray Liotta, Sam Shepard, Scoot McNairy, Ben Mendelsohn Distribuidora: DeAPlaneta Fecha de Estreno: 21/09/2012