Hay quien dice que el declive de Pixar comenzó cuando Disney la compró, que nunca volvería a ser igual, es muy pronto para decir si eso es cierto ya que sólo han pasado dos películas, pero lo cierto es que tras una lustro prodigioso dónde la compañía de Lasseter fabricó obras maestras como Ratatouille, Up, Toy Story 3 o Wall-E, sus películas desde entonces, con la salvedad de aquella maravillosa secuela de Toy Story han tenido un enfoque mucho más distinto, dónde si es cierto que aún quedan pinceladas de un talento que parece relegado a un segundo plano en busca de productos mucho más simples y que acaricien una vertiente descaradamente más infantil en pos de sacar una mayor rentabilidad del producto. Pero aún así vemos cosas de la Pixar que nos enamoró, Cars 2 tenía el peor protagonista de cualquier película de Pixar, pero aún así era capaz de armar una trama de espionaje que de haberse desarrollado más y haber ido por ese camino nos hubiera enamorado de la misma forma y con Brave pasa algo bastante similar, aunque cada vez esas pinceladas se vean menos.
La primera película de princesas de la factoría Pixar nos cuenta la historia de Merida, una joven princesa de Escocia que tendrá que luchar contra los deseos de su madre de convertirse en una princesa y casarla, mientras ella lo único que piensa es en escabullirse al bosque a lanzar flechas al más puro estilo de Katniss. El deseo de que su madre cambie de opinión y no la fuerce a casarse la llevará a hacer un trato con una bruja que por confusión convertirá a su madre en una osa, Merida tendrá solamente un par de días para conseguir deshacer el hechizo de la bruja si no quiere que se quede así para siempre. La película cuenta con un arranque bastante deslumbrante, una excepcional media hora en la que los personajes se presentan con una fuerza que arrasa con todo, pero todo esto se desinfla cuando la historia avanza y da su principal giro argumental, la historia se desploma por completo olvidando todo lo que había pretendido ser hasta ese momento y aunque en ningún momento deje de ser una película entretenida todo se convierte en un aperitivo totalmente olvidable.
La proyección de la película viene precedida por un sensacional corto titulado La Luna, en él, un chaval es llevado hasta la luna, mientras que siente la presión de su padre y de su abuelo para hacer las cosas a su manera, forzándole a decidir para finalmente darse cuenta de que debe seguir sus instintos. La Luna guarda muchos puntos en común con la película, especialmente con su primera media horia, dónde Merida al igual que ese chaval, debe escapar de la doctrina que le impone su madre buscando encontrar su propio sino. Lamentablemente los propósitos de Brave van cambiando radicalmente también según la película avanza, todo lo que la película anuncia ser se diluye, el claro mensaje de ser fiel a la propia personalidad que va sembrando durante todo el inicio se ve dejado de lado por una exaltación de la familia propia del cine más rancio de los estudios, y es que Brave parece dejar claro que no importa lo que tú quieras si no lo felices que hagas a tus padres, un mensaje bastante innecesario y que arruina con ello muchas intenciones ya que parece más propio de una película Disney que de lo que Disney suele tenernos acostumbrados a hacer.
Más allá de esto, quizá lo más desastroso de Brave sea ver todo los agujeros argumentales, la poca coherencia que tiene el paso del tiempo de la película o hechos secundarios que se ven totalmente ignorados. La película se convierte en un completo disparate dónde todos los personajes actúan de manera ilógica, y aunque lo trepidante de la acción y la sencillez de la trama permiten que la historia se siga de una manera bastante entretenida, no es suficiente para saciar con una película que se olvida con la misma rapidez con la que se ve. Brave se intenta mirar en los espejos de algunas de las películas de animación más interesantes de estos últimos años, como Cómo entrenar a tu dragón o Enredados, pero más allá de lo estético la película acaba siendo una versión mala de Disney, en la que se incluyen princesas, animales, canciones y un mensaje bien claro, renuncia a lo que quieres ser para no defraudar a tu familia, un mensaje que además en cierta forma se puede relacionar directamente con este giro en los propósitos de la compañía de Lasseter. Pixar nos decepciona por completo con la que es su peor película hasta la fecha, pero aún así es capaz de entregarnos una primera media hora de lo más interesante, lástima que todo eso se acabe yendo por el retrete.
Título Original: Brave Director: Mark Andrews, Brenda Chapman Guión: Mark Andrews, Steve Purcell, Brenda Chapman, Irene Mecchi Música: Patrick Doyle Distribuidora: Disney Fecha de Estreno: 10/08/2012