En 2009 Todd Phillips revolucionó la taquilla de medio mundo con Resacón en Las Vegas, una road movie que modificó las bases de la comedia negra contemporánea y que no pasó desapercibida entre la crítica, llevándose ese mismo año el Globo de oro a Mejor película. Probablemente el equipo se quedó con ganas de más, por eso solo dos años después estrenaron Resacón 2, ¡ahora en Tailandia! Y la duda de si el objetivo era hacer caja o no asaltó muy pronto a los espectadores. The Hangover II no revela nada que no sepamos ya, pero tampoco nos importa. La fantástica química entre el trío protagónico hace que pronto olvidemos que es una cinta calcada a su predecesora. Esta secuela entra (al igual que Cómo acabar con tu jefe) en el grupo de las comedias recientes que sin trascender en el género consiguen dejar satisfecho al público.
Zach Galifianakis es uno de los cómicos más prometedores de la industria hollywoodiense actual, eso es incuestionable, pero ¿habría sido posible sin Todd Phillips? Su nombre se ha convertido en un reclamo al que muy pocos se pueden resistir, se dejó caer en películas de gran calidad como Hacia rutas salvajes, pero no fue hasta 2009, al comenzar su andadura con Phillips, cuando nos empezamos a fijar realmente en él. Y desde entonces nos ha hecho llorar de risa en Resacón en Las Vegas, Salidos de cuentas y la serie Bored to Death, e incluso en el cuestionable remake de La cena de los idiotas. En 2011 regresó junto a Bradley Cooper y Ed Helms para recordarnos por qué le adoramos tanto.
The Hangover II cuenta cómo Alan (Zach Galifianakis), Stu (Ed Helms) y Phil (Bradley Cooper) vuelven a despertarse en otra habitación de otro hotel, y para no perder la costumbre en esta ocasión tampoco recuerdan nada. Esta vez sólo saben que están en Tailandia, adonde han viajado, junto a Doug (Justin Bartha), para asistir a la boda de Stu.
Resacón 2, ¡ahora en Tailandia! pierde en originalidad frente a su entrega anterior, aquí el único cambio importante es el escenario, de Las Vegas a Bangkok, todo lo demás parte del mismo esquema, un esquema que sigue funcionando, todo sea dicho: Stu sigue llevándose la peor parte de la resaca, con tatuaje y lloriqueos incluidos, Alan continúa robando protagonismo en cada escena y Phil, además del más sensato, demuestra una vez más porque es el lider del grupo (el robo del mono y posterior tiroteo tras conocer la experiencia de Alan en un prostíbulo no tiene precio). Las tres cabezas de cartel son la mejor baza de la que dispone Phillips, por eso no duda en sacar partido de ellos siempre que puede, regalando escenas llenas de comicidad (casi todas por parte de un soberbio Galifianakis) que perdurarán en la retina cinéfila durante bastante tiempo. Y tras disfrutar con secundarios de lujo como Ken Jeong o Paul Giamatti, reírnos de las meteduras de pata de Alan y su esfuerzo por mantener al grupo inicial junto y una resolución previsible pero satisfactoria (con un Mike Tyson sobresaliente) llega un momento clave para todos los fans de las aventuras amnésicas de estos hombres: las fotos que acompañan a los créditos finales.
The Hangover II vale la pena si no se espera de ella más que de la original, es una buena comedia que pierde puntos por su falta de frescura pero es plenamente disfrutable si los gags de la primera te engancharon tanto como a una servidora.