EVA – Inteligencia Artificial | La Cabecita

Hay una serie de nuevos cineastas que se han empeñado en erradicar de nuestro lenguaje el término “no parece española”, entre destacan Bayona, Vigalondo, Fresnadillo o ahora, con un arrollador debut Kike Maíllo. El cine de género se está haciendo cada día más común entre nuestro cine, y si el primero en asentarse fue el de terror, ahora la ciencia-ficción empieza a pegar fuerte, tal y como demuestra la fantástica Eva, una historia que bebe directamente de clásicos del género como Blade Runner o Inteligencia Artificial.

Eva nos sitúa en un poblado nevado (un decorado no demasiado habitual en las producciones españolas, pero al que Maíllo sabe sacar todo su potencial) con un fantástico aire futurista retro-pop que dota enseguida de una gran personalidad a la cinta. En esa sociedad en la que los robots están acompañan a los seres humanos en sus tareas más comunes, nos encontramos a Álex (Daniel Brühl), un ingeniero robótico que vuelve a casa tras ser encargado con un nuevo proyecto, la creación de un robot niño capaz de andar a su libre albedrío.

Es cierto que Eva nos puede recordar en cierto modo a algunas recientes producciones de ciencia-ficción en las que se usa un elemento propio del género como un simple MacGuffin para desarrollar una historia de personajes. Pero a diferencia de lo que ocurría en estas producciones, a Maíllo si que le interesa mucho todo el tema de la ingeniería robótica, es mucho más que un pretexto para desarrollar el resto, un triángulo amoroso que por otro lado cojea bastante y que haría a la cinta naufragar de no ser por las interesantes cuestiones que el debutante realizador es capaz de exprimir acerca del tema de la ingeniería artificial. Aún así el realizador también es capaz de desarrollar los lazos de unión entre los personajes y sobre todo impresionar al espectador gracias a su emotivo final.

Quizá el mayor defecto de la cinta lo tenemos al principio de la misma, con un innecesario prologo que nos muestra la casilla de llegada antes de plantear el resto de la historia, y que de forma poco intencionada hace que el devenir de la cinta se presente bastante más predecible de lo que en realidad es. Pese a esto el desarrollo de la película es bastante lógico y consecuente, y pese a que la película pueda antojarse por pequeños momentos algo pesada (precisamente los momentos dónde ese triángulo acapara el protagonismo) es suficiente con que aparezca la joven Eva, protagonista de la cinta, con su gran carisma para volver a relanzar su interés. El personaje de Eva no sólo es interesante sobre el papel, que lo es y mucho, si no también gana enteros gracias a la fantástica interpretación de la joven Claudia Vega, que con su desparpajo es capaz de llenar a la pantalla y de dejar en nada la interpretación de sus compañeros, en un interesante reparto que componen actores siempre geniales como Daniel Brühl, Alberto Amman o Marta Etura, y sobre todo un fantástico y divertidísimo Lluís Homar en un personaje que sin lugar a dudas bebe mucho de los de Spielberg en Inteligencia Artificial.

Maíllo, salido de la prestigiosa escuela catalana de cine de la ESCAC muestra una impecable carta de presentación, aunque pese a ser éste su primer trabajo, el director ya nos había dejado muestras de su talento en la serie de internet Arroz Pasado o en los geniales videoclips del grupo Manos de Topo. Maíllo se muestro lógico y consecuente con sus decisiones, sin demasiados alardes y de forma bastante sobria, remata una dirección que destaca sobre todo por su trepidante ritmo.

Mención aparte merecen unos sensacionales efectos especiales, poco habituales en nuestro cine hasta el momento, que destacan no por su intensidad, si no por su perfecta integración en los planos y del gran realismo del que están dotados. La espléndida y blanca fotografía de Valls Colomer, no sólo resulta bastante agradable, si no que además es vital para el desarrollo de la historia y que consigue dar la puntilla al interesantísimo cuadro que nos presenta el realizador catalán.

Kike Maíllo sorprende con su debut, no sólo por lo arriesgado de la propuesta, si no por su fantástica puesta en escena y buen hacer detrás de las cámaras. Pero sobre todo por no saber desarrollar una historia perfectamente planteada en el papel, que pese a tener sus altibajos, nunca llega a caer en el abandono.

3.5_estrellas