Déjame entrar – Bellísima historia hipnótica para el espectador | La Cabecita

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Con el tiempo te acabas dando cuenta de que el cine más enriquecedor no viene de Estados Unidos, sino de Europa u Oriente, esto ocurre con Déjame entrar, thriller sueco que sencillamente, te deja sin palabras, alabada allí donde fuese y llevándose todos los premios posibles se ha hecho un hueco entre las grandes películas del cine de culto. Vale la pena salir de Hollywood para encontrarse con una maravilla así.

Déjame entrar nos cuenta la historia de Oskar, un tímido niño de doce años, que es acosado en el colegio por sus compañeros, se hace amigo de Eli, una misteriosa vecina de su edad, cuya llegada al barrio coincide con una serie de inexplicables muertes. A pesar de que Oskar sospecha que Eli es un vampiro, intenta que su amistad esté por encima de su miedo.
 
Películas de vampiros hemos visto muchas, y algunas muy malas. Pero ninguna como esta. Ninguna contada de una manera tan magistral y bella, con tanta elegancia y sencillez. Déjame entrar nos hace participes de una historia de amor entre niños que guarda un terrible secreto, y esa siniestralidad es lo que la hace más perfecta aún, es un filme muy directo y realista, con grandes interpretaciones y un terror sin igual. Crear un romance entre niños es difícil, y más si de por medio hay asesinatos despiadados inconfesables, pero todo se hace más llevadero si consigues una estética similar a la de Tomas Alfredson, el largometraje es tan puro y frío que la ficción traspasa la gran pantalla. Tiene uno de los finales más épicos que yo recuerde, acorde con el ambiente nórdico que se crea nada más empezar con los créditos iniciales. Impresionante muestra de lo que es el cine de verdad, ¡y sin Hollywood! Y que a nadie le engañe la idea de que tenga una trama vampírica, esta vale la pena, y mucho.

Lo triste es que por la simple razón de que a los americanos no les gusten los subtítulos tengan que hacer remakes que no llegan ni a la suela de los zapatos a las originales. El pasado año se estrenó el remake norteamericano de esta joya sueca, y a pesar de no haberse llevado unas críticas destructivas es imposible igualar a la original, es entonces cuando me pregunto yo por qué era necesario hacer algo así. De cualquier modo cualquiera sabrá decantarse por la opción correcta y se dejará llevar por Kåre Hedebrant y Lina Leandersson.