Mucho se habló en los pasados Oscar de si la estatuilla a Colin Firth por El discurso del rey era una excusa para darle un año después el que merecía por Un hombre soltero, la mejor interpretación de su carrera para la gran mayoría. Habiendo visto A single man puedo afirmar que el Oscar se dio por la película correcta, Colin rebosa calidad en cada interpretación pero sin duda los académicos acertaron este año.
Tom Ford debutó en 2009 con este filme sesentero basado en la novela de Christopher Isherwood con el mismo nombre. El texano diseñador de moda quiso lanzarse al cine a lo grande y no se puede negar que no lo intentase, con opiniones dispares pero lo hizo.
Un hombre soltero nos cuenta la historia de George Falconer (Colin Firth), un profesor de universidad y homosexual que lucha por encontrarle sentido a su vida tras la muerte de su pareja, Jim (Matthew Goode). Uno de sus alumnos, Kenny (Nicholas Hoult), que está intentando aceptar su auténtica naturaleza, acosa a George porque ve en él a alguien similar.
Hay ciertos aspectos de A single man que pueden no gustar, fallos que escapan a la comprensión. La ambientación es maravillosa, quizá Ford no retrató con demasiado acierto una sociedad afligida con un intenso tono grisáceo, pero el principal error es la música de Abel Korzeniowski, a mi parecer totalmente descoordinada en gran parte de la película. Quizá en otro filme, con otra temática y dinámica todo habría sido diferente pero no me resultó nada cómoda. A pesar de todo Un hombre soltero regala escenas acongojantes, sobre todo por parte de un soberbio Colin Firth, destacar la secuencia en la que en primer plano llora desconsoladamente al recibir por teléfono la noticia de la muerte de su pareja. Una interpretación que deja sin palabras. Sublime también la fotografía, sin embargo, se debe resaltar que sin Firth este filme no habría trascendido en absoluto.
La historia avanza bien, se refleja a la perfección la soledad, la búsqueda de sentido del personaje, su dolor y sus intentos por terminar con todo el sufrimiento. Todo con belleza y sutileza (la que podría aportar un diseñador de modo, no hay que esperar una obra de arte), es un filme agradable con un final apoteósico que recalca la majestuosa actuación de Firth. Aunque posiblemente esté demasiado cargada de intención poética, es un gran debut.