Greenberg – Reflexiones de un gracioso sin gracia | La Cabecita
Greenberg movie image Ben Stiller

Quién nos diría hace unos años que en 2010 Ben Stiller haría una de sus mejores películas y que en ella no nos haría ni la más mínima gracia. Y sin ser una obra maestra lo ha conseguido, dejándonos helados con su gran carisma y buen hacer. Es evidente que nació para crear sonrisas, Algo pasa con Mary, Zoolander, Tropic Thunder y una larguísima lista lo confirman, pero con este filme ha cerrado la boca a muchos que le consideraban un actor de registro limitado y con poca visión de futuro.

Greenberg es un continuo diálogo sobre la vida, por eso su guionista y director Noah Baumbach tuvo mucho valor y mérito al escribirla. Se tercia sosa y un pelín aburrida en algunos momentos, aunque el hecho de que en España se estrenase directamente en DVD hacía presagiar que no sería la película del pasado año. Aún así aún falta mucho para que en nuestro país el cine independiente se valore y respete. 

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Roger Greenberg vive como el 40% de la población (siendo poco objetiva con ese porcentaje), siente que su vida no tiene sentido, quiere encontrarle uno y por eso decide irse a vivir a la casa de su hermano unas semanas. Vive totalmente cegado, cree que aún es un jovenzuelo que puede ir metiéndose cocaína e ir a fiestas pre-universitarias, un claro ejemplo del complejo de peter pan como quién dice. Todo cambia cuando se empieza a enamorar de la asistenta de su hermano.

Es a partir de aquí cuando comienza el principal juego del filme con el espectador, por esta relación se nos presentan escenas fuertes para las que nos tiene acostumbrados Stiller, hay sexo por su parte sin pudor, conversaciones de indiferencia que rozan el absurdo, y aún así consiguen cautivarte. Puede que todo termine y te preguntes qué mierda acabas de ver, porque en verdad la película termina como empieza, con la diferencia de que se te han planteado una serie de preguntas que algunos valorarán y otros no, los primeros considerarán este largometraje un pequeñísimo diamante en bruto del cine independiente y los demás creerán haber perdido el tiempo, pero en lo que todos deben coincidir es que nunca habíamos visto al Ben Stiller enfermizo y delirante, y esperamos que no sea la última vez.