La Cabecita ha tenido la oportunidad de entrevistar a Audrey Dana, directora de French Women, película que se proyectó durante la primera edición del Festival de Cine Francés de Madrid. La directora francesa nos cuenta cómo fue trabajar con tantas actrices, qué cree que opinarán los hombres que vean su película y además se atreve a dar varios consejos a los nuevos realizadores. Este viernes la película llega a las salas.
¿En tu película pretendías únicamente hacer reír o también buscabas indagar en la psicología femenina?
El primer objetivo de la película es hacer reír. Es una comedia. Se trata de no tomársela en serio. Luego, como la temática de esta comedia es la mujer de hoy es evidente que señalo con el dedo cosas muy importantes para mí y que tenía ganas de mostrar en la película. He aprovechado para hacerlo en esta película pero es verdad que el deseo de base era realmente hacer reír.
¿Crees que es una película puede gustar a los hombres? ¿Es posible que les llegue el tipo de humor?
Espero que también les guste a ellos. Es evidente que algunos van a odiar la película, como algunas mujeres más conservadoras. Hay una actriz en la película que ha dicho que el hombre ideal es el que se riera desde el principio hasta el final de la película. Algunos hombres nos conocen, viven con nosotras. Es posible que tras ver la película se tranquilicen al ver que no sólo su mujer es como es.
¿Crees que la película puede ser percibida por algunos espectadores como un ensalzamiento de la infidelidad?
La película no tiene ninguna moraleja, ningún mensaje. Hay mujeres que son infieles y otras que están en contra de la infidelidad. Esta película sólo es una invitación a liberarse y a ser libre, y si la libertad quiere decir estar con el mismo hombre toda la vida o tener varios compañeros sentimentales pues bien, cada uno tiene que descubrir cuál es su camino. Hay que dejar de decirse que está bien o mal ser fiel. Lo que está bien es lo que para uno es justo y los criterios externos que normalmente se nos imponen nos encierran y hacen que tengamos un sentimiento de culpabilidad enorme. La idea de esta película es decir «hagamos lo que podamos» y dejemos de sentirnos culpables porque eso nos desgasta muchísimo anímicamente. Sin embargo, hay que mencionar el hecho de que las parejas van mal y eso no lo digo yo. Es así.
Como guionista de la película, ¿te ha resultado muy complicado elaborar una historia con once protagonistas y unir todas sus historias en un momento determinado de la película?
Sí, ha sido un gran desafío. Es sin duda algo complicadísimo.
Actúas y diriges, ¿cómo ha sido dirigirte a ti misma y dirigir a otras actrices? ¿Es muy diferente cuando te dirige un director diferente a cuando te diriges tú? ¿Te exiges más?
En realidad me han dirigido. Mi co-guionista venía a dirigirme cuando yo actuaba así que en verdad no me auto-dirigí. Me gustó mucho dirigir a las actrices y he tratado de darles todo aquello que me había gustado de todos los realizadores con los que he trabajado. Teniendo en cuenta que para mí el mejor director con el que he trabajo es Claude Lelouch, hay mucho de él en mi manera de trabajar.
¿Qué fue lo que te hizo dar el salto a la dirección?
Empezaba a estar frustrada como actriz. Porque das toda tu alma, o al menos yo la doy, y muchas veces el resultado te decepciona, porque al fin y al cabo esa película no deja de ser la mirada de un director que manipula la materia, que quizá pone música que odias o que monta una escena de una manera que no te gusta. Entonces empezó a crecer en mí la idea de controlar un poco más mi destino como artista.
Sentí que cada personaje representaba un rasgo de la mujer, una era más débil, otra más autoritaria… ¿Era tu idea reflejar todas las virtudes y defectos de la mujer?
He querido coger el mayor número de actrices posibles. Quizá son demasiadas para una película de dos horas pero he querido que hubiera el máximo número de perfiles posibles para tratar de representar lo mejor posible a la mujer de hoy, pero once no es bastante. Es bastante para una película pero no es bastante para representar a las mujeres. Somos tan complejas… ¡Mucho más que lo que se ve en la película! Y habría necesitado mucho más para que todo el mundo se pudiera identificar realmente. Y sobre todo he querido subrayar los defectos y los desequilibrios porque hablamos de hacer reír, y la comedia se basa en la falla, en el drama sobre lo que no funciona, y una película de mujeres maravillosas que lo gestionan todo a la perfección sería tremendamente aburrida.
Es tu ópera prima, ¿qué consejos le das a los nuevos directores para sacar su nueva película?
En primer lugar te diría que ser lo más auténtico posible con lo que eres. Todos somos únicos y hay bastantes posibilidades de que esta unicidad seduzca, sea atractiva. Luego, también es importante no dejarse llevar por el conformismo. Y, por supuesto, hay que atreverse con la originalidad. En cada proyecto hay que dar todo lo que tienes, porque hacer una película es una suerte enorme. Con el precio de una película podría comer un país en África en todo un año, por tanto, hay que ser conscientes y mostrarse agradecidos por la oportunidad que se te da. Por eso hay que dar todo lo que tienes dentro, estar a la altura de la suerte que te han dado. Y también tienes que amar a tus actores, claro.
Para sacar una (primera) película adelante te diría que hay que ser original, no olvidar nunca que las exigencias aguzan el ingenio y la imaginación y, por supuesto, pensar en el público.