El cine se ha olvidado de un gran hombre por completo, ha ninguneado, sin ninguna justificación a un cineasta tan fantástico como William Lustig, un tipo que supo captar a la perfección la esencia del terror de Serie B italiano, el de hombres como Lucio Fulci, y lo supo llevar a suelo americano. Entre su obra destacan especialmente dos películas, dos películas de un título muy parecido además Maniac y Maniac cop. Vistas hoy a los ojos de un espectador saturado a los artificios a los que nos tiene acostumbrado el cine actual, pueden resultar películas viejas, pasadas de moda, que se han quedado tan atrás como el bueno de Lustig, que ahora, retirado del cine desde hace casi veinte años, se dedicada a cuidar esas obras de las que bebió en su día para su cine y reeditarlas en Bluray con ediciones excelentes. Pero si conseguimos dejar atrás los prejuicios de unas películas que hoy pueden resultar tan acartonadas pueden producirnos, nos encontraremos con unas obras de terror realmente excitantes, perturbadoras, y que además, en el caso de Maniac guarda de los unos finales más excitantes que nos has dado el género de terror a lo largo de su historia. Y si, es de esas obras que además en su visionado atesora un factor nostalgia notable, vamos, una obra de culto por derecho propio.
No se ha salvado Maniac de tener su consecuente remake. En cierta forma es una maniobra lógica, la obra original es poco conocida para el gran público, mientras que el público más admirador de la obra de la obra original, es la más abierta a la percepción de nuevos remakes, y más si este viene apadrinado por uno de los énfants tèrribles del cine de terror actual como Alexandre Aja, uno de los precursores de ese movimiento llamado Nouvelle horreur vague que nos ha dejado obras tan interesantes como Martyrs, À l’intérieur, Frontière(s) o su propia Alta tensión. Un cine llevado a los extremos de la tortura, dónde sus personajes son siempre llevados al límite. Una fantástica mezcla de terror psicológico y gore, que sin embargo, parece haber perdido todo el fuelle con el que habían empezado. Y algo así le pasa a esta nueva versión Maniac, que aunque la podríamos englobar dentro de este mismo movimiento, especialmente por su radical y divertida visión de la violencia, si que ha perdido por el camino la garra con la que la que sorprendieron aquellas cintas galas, dejando una sensación de ser un producto ramplón.
La historia de Maniac no era novedosa, ni siquiera lo era en la cinta de Lustig, la historia de un tipo solitario que encuentra el amor en maniquís a los que acaba por decorar con la cabellera de las mujeres a las que mata. Perdido el tono zafio y barriobajero que tenía la cinta ochentera, la película dirigida por el francés Franck Khalfoun que ya colaboró con Aja en la interesante Parking 2 opta por un enfoque muy distinto y poco explotado en el cine, el de cámara subjetiva a ojos del protagonista. No es la primera vez que algo así se hace cine, Robert Montgomery ya experimentó con ello en La dama del lago, y el actual sub-género del found-footage no deja de ser una leve variación de éste, pero con los videojuegos entregados a este POV (siglas en inglés de Point of view), parecía raro que el cine no quisiera acercarse a esta forma de narración. Y lo cierto es que esta casi-novedosa narración de Maniac funciona bastante bien en la mayor parte de ella. Salvo, precisamente, cuando decide abandonar esta narrativa, sin mayor motivo que la facilidad para terminar algunas tomas, cuando la película empeora, perdiendo su esencia natural.
Pese a la simpleza de su guión y una factura técnica bastante pobre, lo cierto es que este Maniac cumple de sobra con su cometido. Consigue respetar a la película original, despertar el interés por ella, y a su vez, tener suficiente fuerza como para conseguir su espíritu propio. Ayuda mucho, en la complejidad de narrar una película con el punto de vista de su protagonista, la elección de un Elijah Wood que cada vez se prodiga con más frecuencia por cintas de terror europeas, Wood sabe darle al personaje el toque de perturbación que su personaje necesita. Cuando mejor está el actor, es cuando apenas le podemos intuir en breves reflejos, en una película que además juega con elegancia con los espejos para acabar de cumplir su cometido. Es una pena que el cine se haya olvidado de un cineasta como William Lustig, quizá nunca fue un prodigio detrás de las cámaras, y sus películas siempre obedecían a los cánones de un género limitado, pero que subo entender a la perfección. Quizá el punto más positivo de la nueva Maniac, más allá de lo disfrutable que consigue ser por sí misma, es la posibilidad que ofrece al espectador de conocer la obra original, y al fin y al cabo, ésa debe de ser una de las principales funciones por las que justificar un remake.
Ficha técnica:
Título original: Maniac Director: Franck Khalfoun Guión: Alexandre Aja, Grégory Levasseur Música: Robin Coudert Fotografía: Maxime Alexandre Reparto: Elijah Wood, Nora Arnezeder, America Olivo, Morgane Slemp, Liane Balaban, Genevieve Alexandra, Brian Ames, Jan Broberg, Aaron Colom, Megan Duffy Distribuidora: La Aventura Fecha de estreno: 16/05/2014