Los Amantes Pasajeros – La esperpéntica España actual | La Cabecita

Resulta curioso que a estas alturas, viendo el tono que ha adquirido la filmografía de Pedro Almodóvar, entregado por lo general al melodrama desde que alcanzó su madurez narrativa a mediados de los noventa, vuelva de nuevo al género que le aupó a la fama. Sí, es cierto que había coqueteado con la comedia negra en Volver, pero aquí Almodóvar vuelve a la comedia loca, ligera, y totalmente descontrolada de sus primeras películas. Su vuelta a este género tiene una razón de ser, el desencanto de Almodóvar con la situación que está viviendo España, un desencanto común con la mayoría del pueblo. El abuso despreocupado y la corrupción de la alta sociedad, el obligado silencio de un pueblo al que no le dejan hablar, o que como ocurre en la película, a la tercera clase es mejor drogarla para que no moleste antes los problemas, que dejar que expresen sus sentimientos. Así que lejos de hacer un drama social, Almodóvar opta por una comedia esperpéntica, de usar la parodia como método de protesta. Una película de imagen impoluta, con su habitual gusto estético, y lejos de la suciedad de sus primeras películas, pero cuya suciedad nace desde sus chistes escatológicos, de sus continuas referencias sexuales y sobre todo de su continua ironía.

Por culpa de un error humano completamente estúpido, un avión con dirección a México se encuentra con que ha fallado uno de los trenes de aterrizaje. Les tocará dar vueltas por toda España, una España llena de aeropuertos a la que no se les da uso, a la espera de encontrar una pista vacía en la que puedan aterrizar. En el avión, la tercera clase y sus azafatas han sido drogadas por orden de los pilotos, así se evitará cualquier tipo de altercado. Mientras que los azafatos de primera clase, tendrán que intentar mantener a la primera clase entretenida. Una primera clase en la que aparecen una vidente, un actor de éxito, una pareja en su viaje de novios, un sicario mexicano, una antigua estrella del destape y un empresario corrupto que está poniendo pies en polvorosa. Ya desde el principio Almodóvar da una declaración de intenciones, diciendo que todo lo que aparece en la película es sólo parte de la película y que no es real. Pese a ello, no duda en enfocar recortes de prensa sobre casos de corrupción real que ocupan la actualidad española. Nada es real, porque para quien tiene el poder no existe la justicia real.

La apuesta por lo absurdo y el reencuentro exiten desde el principio, ese encuentro entre Banderas y Penélope Cruz, resulta tan divertido como completamente sin sentido. Una excusa estúpida simplemente para dar origen a todo el eje central de la película. Pero además, Almodóvar crea una mezcla fantástica, una mezcla en la que hay lugar para lo orquestado y la improvisación. Así es capaz de alternar ese sensacional número a ritmo de «I’m so excited», del que ya pudimos ver parte en el tráiler, que no sólo resulta inmensamente divertido (a un servidor incluso le provoco un incontrolable ataque de risa), si no que tan irreverente y estúpido, como cualquier podría ser cualquier gag «chanante». No es casualidad la entrada de Areces en el reparto, tan fantástico como todo un enorme reparto en el que destacan especialmente los tres azafatos a los que también dan vida Raúl Arévalo y Javier Cámara. Pero también hay lugar para la libertad de los actores, la naturalidad que desprende Hugo Silva tratando de aguantar la risa en un plano fijo, mientras que Javier Cámara explica en una cabina, cercana al camarote de los hermanos Marx, su relación sentimental con el piloto al que da vida Antonio de la Torre, posiblemente no sea forzada. Pero en una decisión cuanto menos lógica viendo el resultado de la cinta, el realizador manchego apuesta por mantener la escena haciendo gala del sinsentido continuo que predomina a la película.

Incluso cuando opta por salirse de ese avión, en el que transcurre casi toda la película, en busca de una historia de corte mucho más dramático y pasional, protagonizada por Paz Vega y Blanca Suárez, no deja de renunciar en su apuesta por lo absurdo. La caída de un móvil a cámara lenta o la aparición estelar de una Carmen Machi con una herida en la cabeza, consiguen resultar deliberadamente divertidas y disparatadas, y aún así, consigue no restar nunca intensidad dramática a la situación que está mostrando. Desde la frustración, Almodóvar vuelve a los primeros compases de su carrera, quizá aquí no nos encontramos un guión, que pese a algún momento realmente brillantes, jamás llega a ser tan redondo como los de Mujeres al borde de un ataque de nervios o ¿Qué he hecho yo para merecer esto?. Pero su apuesta es arriesgada y funciona. Es una película que probablemente tendrá más complicado agradar al público que no suele disfrutar con la obra del manchego, ya que abundan las autorreferencias, está completamente estilizada, y su forma de tratar la homosexualidad y el uso de drogas con su habitual naturalidad, no serán del gusto de todos. Una lástima, porque se agradece una apuesta por la risa más absurda para luchar contra el momento tan delicado que atraviesa España.

Título Original: Los Amantes Pasajeros Director: Pedro Almodóvar Guión: Pedro Almodóvar Música: Alberto Iglesias Fotografía: José Luis Alcaine Interpetes: Javier Cámara, Carlos Areces, Cecilia Roth, Lola Dueñas, Raúl Arévalo, Antonio de la Torre, Hugo Silva, Guillermo Toledo, Miguel Ángel Silvestre, Blanca Suárez, José Luis Torrijo, José María Yazpik Distribuidora: Warner Fecha de Estreno: 08/03/2013