¡Música, maestros! – Clint Mansell, el genio de Lux Aeterna | La Cabecita
Llevo bastantes semanas recopilando información, opiniones, nombres y títulos para hacer algo nuevo en La Cabecita, aparte de las críticas, los cumpleaños y las noticias. He realizado esta constante e incansable búsqueda con el fin de mostrar la belleza de algo tan importante en el cine como las bandas sonoras, composiciones que en la mayoría de los casos pasan desapercibidas y que son la clave de la emoción de las películas. Esto lo hago con el fin de transmitir mi pasión por este aspecto del séptimo arte y para homenajear a unos hombres que han conseguido que sus melodías formen parte de la banda sonora de nuestra vida. 
 
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Antes de comenzar con el primer compositor quiero añadir que la lista que he compilado contiene nombres de décadas diferentes, pero la mayoría corresponden al cine moderno (con excepciones). He decidido hacerlo así para ver qué aceptación tiene este reportaje, si funciona probablemente vuelva con otra entrega de autores clásicos. No tengo decidido cómo va a evolucionar esto, lo que puedo asegurar es que van a ser doce entradas fijas dedicadas a los compositores y a sus mayores éxitos, posiblemente también haya alguna publicación alternativa en la que traeré algo diferente. Intentaré que el reportaje sea lo más objetivo posible pero estos hombres además de estar aquí por ser grandes profesionales, aparecen porque adoro su trabajo. Espero que todos disfrutemos de ésto, tanto yo como vosotros, y de antemano, muchas gracias a todos los que me han ayudado a llevar a cabo esta iniciativa.

He decidido comenzar por Clint Mansell porque una de sus BSOs es la responsable de que esté escribiendo sobre este tema. Los orígenes de la carrera musical de Mansell no están arraigados al mundo cinematográfico, antes de empezar a trabajar para la industria de Los Ángeles el autor británico fue el líder y guitarrista del grupo de música Pop Will Eat Itself, y no fue hasta 1998 cuando su gran amigo Darren Aronofsky le llamó para componer la música de Pi (fe en el caos), cuando se adentró en este mundo.

Sin embargo su primera incursión en la composición cinematográfica no levantó pasiones ni entre la crítica ni el público. La opera prima de Aronofsky fue bien recibida pero su música pasó muy desapercibida. Tan sólo ganó simpatizantes entre los aficionados a la música electrónica. Esta BSO no es de mis preferidas pero reconozco que tuvo mucho mérito, ya que era la primera vez que Clint hacía algo similar y conseguir una banda sonora que se acoplase al ritmo y a la estética de Pi era muy complicado, no se puede negar que logró el efecto perturbador que Darren quería mostrar, así como la desesperación y la locura de su protagonista, desde ese punto de pinta, chapeau para Mansell.

Dos años después el éxito de Clint Mansell se extendió por todo el mundo, ¿la causa? Una de las mejores BSOs de la última década: Lux Aeterna, la música que acompaña a Réquiem por un sueño. Al igual que la película (mi preferida de Aronofsky), la banda sonora pronto se convirtió en un icono de la música de culto, y es que pocas composiciones han sido capaces de plasmar tanta garra e intensidad como la que creó Mansell, su potencia instrumental acongoja y fascina al mismo tiempo. Ahora sí, Clint había creado la BSO perfecta, esta melodía ayudó a que el filme de su compañero cobrase la fuerza necesaria para convertirse en un largometraje imposible de olvidar.

Lo confieso, a pesar de que he oído muchas BSOs impresionantes, esta es mi preferida. Y su trascendencia reivindica que su reconocimiento es más que merecido, la versión remezclada de Lux Aeterna se utilizó posteriormente en infinidad de proyectos, como en el tráiler de El señor de los anillos: Las dos torres (aunque luego no apareció en la película). Se incluyó como parte del álbum iTunes de Corner Stone Cues y se ha utilizado en infinidad de spots, vídeos de fans, tráilers (como Zathura y El código Da Vinci) e incluso álbumes de otros artistas. La creación de Mansell se hizo increíblemente popular en todo el mundo.

 
 

La fama de Mansell no quedó ahí, a pesar de que sus siguientes trabajos no se pudieron comparar con Lux Aeterna el compositor dejó perlas que los cinéfilos guardarán en la memoria para siempre. Después de aquel proyecto Clint puso su toque personal a películas como The Hole, Sonny o la aclamada Moon (si pincháis en el nombre de las películas escucharéis las BSOs). Aunque el británico comenzó a participar con diferentes directores y evolucionando como compositor no olvidó al hombre que le catapultó a la fama, por eso la relación tanto personal como profesional de Mansell y Aronofsky se mantiene hasta el día de hoy, después de haber deslumbrado con sus bandas sonoras en La fuente de la vida (preciosa), The Wrestler y la actual Cisne negro.

Mansell se ha convertido en uno de mis compositores preferidos por razones obvias. Desde que comenzó no ha parado de trabajar y a pesar de algunas partituras algo cuestionables siempre ha mantenido el listón muy alto. Su música se acopla a la perfección a las películas de Darren Aronofsky, de ahí su continua participación con él (recomiendo encarecidamente que escuchéis todas las BSO de sus películas) pero también a otros filmes. Cada una de sus notas está llena de magia, una magia que hace de películas como Cisne negro o Réquiem por un sueño un espectáculo que nadie debe perderse.