Cataleya ve como sus padres son asesinados delante de ella cuando es apenas una niña, consigue escapar de Colombia y llegar a Chicago con su tío, con el que entrenará para convertirse en una asesina a sueldo. Años después irá dejando su tarjeta de visita en cada asesinato en forma de una flor colombiana, lo que la permitirá acercarse poco a poco a los asesinos de su familia y buscar venganza.
Luc Besson, cada vez más cerca de convertirse en el Jerry Buckheimer europeo nos presenta esta película de la que firma el guión junto a su habitual Robert Mark Kamen, que se encuentra a medio camino de Nikita y Leon: El Profesional, aunque cada vez con menos aroma a cine europeo, algo que ya venía pasando desde hace bastante pero se solventaba bastante bien ambientando la película en paisajes europeo (Paris por lo general), pero en esta ocasión cuesta mucho creer que no estamos ante una americanada de esas que se producen como churros.
La verdad es que con Colombiana nos encontramos con una película bastante demencial, lejos quedan algunos excelentes libretos firmados por el francés, como el de la reciente Taken (Venganza), en esta ocasión estamos ante una película totalmente descabellada, a la que realmente cuesta bastante tomar muy en serio, pero que pese a todo, consigue funcionar a la perfección como un gran entretenimiento sin ningún tipo de pretensiones.
Y es que guión es una completa locura que no hay por dónde coger, una completa sucesión de diálogos absurdos y con más agujeros que un colador. Por momentos es inevitable soltar la carcajada o llevarse las manos a la cabeza, provocado por su incoherencia, su inverosimilitud, o directamente por lo ridículo de lo presentado como los métodos de la policía para encontrar a la asesina, dejando a todo el software visto en CSI a la altura del betún, una tónica bastante estúpida que se mantiene durante toda la película, pero que sorprendentemente consigue no suponer un lastre.
Ya su prólogo inicial empieza a mostrar síntomas de que la película no va a ir ninguna parte, pero aún así es capaz de mostrarnos una persecución de lo más trepidante, protagonizada por una joven Cataleya que parece haber sido engendrada por el mismo Jason Bourne. Por supuesto el viaje América y el momento en el que se encuentra con su tío también nos deja algún momento bastante ridículo, empezando por ese momento en el que la hace elegir entre una mochila y un arma, y su alarde en medio de la calle, escenas sin sentido que se repiten a lo largo de toda la película, pero que pasan de la estupefacción inicial a ser vistas de una forma de lo más simpática.
También ayuda el hecho de que estas escenas sean tan breves que no da tiempo a digerirlas, cada escena de acción resulta sumamente entretenida, y apenas hay tiempo para los interludios entre una escena de acción y la siguiente. La introducción de la Cataleya adulta es sublime, sin ningún tipo de dudas la mejor secuencia de toda la cinta, un asesinato llevado con una meticulosidad tremenda, y que deja al espectador sin respiración, y si, es cierto que incluso en sus mejores escenas llega a resultar bastante inverosímil y deja muchos agujeros sin rellenar, pero realmente no se le puede llega a tener en cuenta.
Olivier Megaton (al que no hay que confundir con un Transformer) hace un gran trabajo tras las cámaras, bastante sobrio y sin caer en el exceso en las escenas de acción, lo que también ayuda a que la película no se acabe de hundir. También cabe destacar el papel de villano de Jordi Molla, más que su buen hacer, porque siempre gusta ver a actores españoles en grandes producciones extranjeras, además el catalán protagoniza una lucha de lo más divertida al final de la cinta.
Seguro que alguno sería capaz de tildar a Colombiana como producto de la globalización, y algo de razón no le faltaría, pero no, solo es la confirmación de que Besson cada película que pasa es un poco más americano. Colombiana es una película sin pretensiones y aunque es bastante demencial y en ocasiones incluso ridícula pero que consigue resultar bastante entretenida y divertida.