Estamos en la época de los superhéroes en el cine, eso nadie lo puede cuestionar, todos los años caen, una, dos, o incluso cuatro, como ha pasado este año, superproducciones de esta índole. Llegan para todos los gustos y colores, la verdad es que hay material de sobra, y que todas están llegando a la pantalla con una calidad bastante aceptable, por lo que es injustificable el horror que supone la película Linterna Verde.
Marvel tiene ya comido el terreno, no solo con todas las producciones de Marvel Studios, unas mejores que otras, pero todas con un inconfundible sello de una mínima calidad, si no que este año también hemos visto como Fox nos daba una gran película con los X-Men. Mientras que a DC solo le queda el gran Batman de Nolan. Linterna Verde era una prueba de fuego, ¿De verdad podría la cantera de DC enfrentarse a Marvel en el cine? ¿Podrían llegar Green Arrow, Flash Gordon o Wonder woman y con la ayuda de Batman y el próximo Superman de Snyder, parar el casi monopolio Marveliano? La sensación que nos queda después de esta película es que claramente no hay opción ninguna. Nos encontramos con una película que está muy lejos de acercarse a Thor o Iron Man, y que incluso echa el tufillo y en momentos nos recuerda peligrosamente al Batman de Schumacher.
¿Dónde está el problema? El problema está en todas partes, lo primero y posiblemente lo más importante, es que Ryan Reynolds no tiene ni planta, ni carisma para hacer el papel de un superhéroe. No vamos a abordar si es o no buen actor, cosa poco importante realmente en una película de estas características, si no lo importante que es creerte que un tipo así puede ser una de las personas más poderosas de la galaxia. Y Ryan Reynolds no es ese tipo, no es la primera vez que hemos visto fallos de esta índole, tampoco Affleck funcionaba en Daredevil por los mismos motivos. Incluso hoy día nos sería increíble ver a un tipo como Keaton haciendo de superhéroe. Y esto así, hay gente que vale para ser un superhéroe y otras que no. Y el señor Reynolds tiene que empezar a asumirlo, pues ya intento ser Masacre con idéntico resultado.
Los efectos especiales desde luego no están tampoco a la altura de una película de superhéroes del año 2011, una súper producción como esta, no se puede permitir que los F/X, y las pantallas azules den tanto el cante. Por no hablar del horripilante traje añadido mediante CGI (la máscara ya es de juzgado de guardia). Y es que aunque intenta ser, muy bonita visualmente, pero se queda en el mero intento, y acaba pareciendo casi una película de Serie B. En un par de años esto habrá envejecido horriblemente.
Y no, no me olvido de su guión, que sí, es sota, caballo y rey, absolutamente predecible. Pero el problema ya no es ese, es lo mal enfocado que esta todo, el pésimo tratamiento a los personajes, las lagunas por toda la parte central y sobre todo la insatisfactoria sensación de que la película no va a ninguna parte.
Si a esto le sumamos un villano que no convence en absoluto, un secuaz, interpretado Peter Sarsgaard, que llega a resultar ridícula, una pelea final sin alma y muchas dosis de humor tonto y sin gracia, realmente vemos difícil el conseguir sacar en positivo algo de una película tan insulsa.
Es posible que Green Lantern hubiera funcionado a la perfección a finales del siglo pasado. Pero tras una década de superhéroes, dónde ya nos conocemos todos los trucos, el resultado es una película que aunque no llega a aburrir en ningún momento, tampoco consigue funcionar lo más mínimo. Va a directa al cajón dónde descansan otras adaptaciones como Punisher, Lobezno o Daredevil. El problema de esta es que intenta ser la pionera para toda una nueva generación de superhéroes, a DC le tocará replantearse las cosas, y ojalá en un futuro podamos volver a ver a todos esos superhéroes y también a un nuevo Linterna Verde, en unas adaptaciones mucho mejores, que la que hoy nos presentan. Desde luego, no será complicado.