Festival de cine europeo de Sevilla 2017 – Días 1 y 2 | La Cabecita

La Cabecita vuelve al Festival de cine Europeo de Sevilla en su XIV edición que estará lleno de películas interesantes. Como ya hacíamos en San Sebastián y Sitges, cada día habrá una crónica de todas las películas que se visionarán en cada uno de sus apartados. Os dejamos con el primer y segundo día del Festival en el que destacan Tierra Firme, de Carlos Marquet-Marcet, y Claire’s Camera, de Hong Sang-soo.

Insyriated (Philippe Van Leeuw)

Comenzamos el Festival internacional de cine de Sevilla metiéndonos de lleno en el conflicto bélico que lleva destruyendo tanto a Siria como las vidas de sus habitantes desde hace más de 6 años. Insyriated nos introduce en la historia de una familia en medio de la guerra. En un piso que se convierte en un búnker de recuerdos y de emociones que evocan a la esperanza como el único motor de supervivencia posible.

La introspectiva es sensacional, olvidando de lleno un desarrollo de los personajes del cual se agradece su ausencia, pues en mitad de la guerra si quiera hay tiempo para saber quién nos acompaña, por lo que la cinta hace uso de esta afirmación para mover al espectador continuamente por los rincones de una casa llena de secretos entre sus habitantes, entre familiares que intentan demostrarse mutuamente que nada ocurre fuera, a pesar del ensordecedor silencio de las calles que únicamente se ve alterado por las bombas y por los ecos lejanos del combate.

Se convierte en una experiencia de absoluta ansiedad, pues no permite ni al espectador ni a los protagonistas un momento de respiro. Un gran resumen de lo que ocurre en países que olvidamos y que deberíamos sentir como si fuesen el nuestro. Y una muestra más de lo que sufren y viven miles de personas a día de hoy.

Tierra firme (Carlos Marquet-Marcet)

Después de la aclamada 10.000 km en la que se mostraba un profundo análisis sobre el amor a distancia, Carlos Marquet-Marcet sorprende de nuevo con un nuevo ensayo sobre las relaciones humanas en la sociedad actual.

Con grandes dosis de humor y con una gran fluidez narrativa, la película nos mueve en un eje de tres personajes entrelazados que interfieren en una búsqueda común de sus aspiraciones en las relaciones y en la propia vida de cada uno. Poseyendo una gran inteligencia en el desarrollo de los mismos, nos vemos envueltos por el clima de cercanía y empatía que intenta transmitir la cinta. Comprendiendo la historia y las motivaciones de cada uno de ellos, los porqués de cada hecho, sumergiéndonos en una gran experiencia que retrata en gran forma el leit-motiv de las relaciones de hoy en día.

Una película necesaria. Divertida y refrescante, pero con una dulzura y un guion magníficamente elaborados. Un conjunto perfecto y bien dirigido que encantará a quien ya le gustó el anterior trabajo de éste director.

The Wild boys (Bertrand Mandico)

Si mezclásemos a partes iguales La naranja mecánica, Lost River, Spring Breakers y Valhalla Rising el resultado sería algo parecido a The Wild Boys.

Violenta, onírica, hipnotizante, contextualizada… Sin duda una de las cintas que mayor controversia puede generar en un festival de cine. Una película que se mueve a caballo entre una profunda crítica al mundo de la violencia adolescente y de los cambios subjetivos que el mundo necesita según quién los piense.

El último trabajo de Bertrand Mandico es un viaje a ninguna parte y a todas a la vez. Un viaje que realizarán cinco adolescentes y del que después nunca serán otra vez los mismos. Conducido a su vez por la metáfora como vehículo conductor de una serie de mensajes existencialistas que promueven una visión crítica y fascinante del hedonismo y de la personalidad humana. Todo ello envuelto por una hipnótica atmósfera de colores, de blancos y negros así como de planos inolvidables que catalizan el mensaje global que intenta transmitir el director.

Una auténtica joya que no dejará indiferente a nadie.

Western (Valeska Grisebach)

Aclamada por la crítica en la pasada edición de Cannes, Western nos transporta a la profundidad rural de los países del este de Europa, en el que un grupo de trabajadores de la construcción verán como su forma de trabajo choca con el día a día y la arraigada cultura de la población en la que se encuentran.

Promoviendo un ejercicio de empatía hacia las culturas ajenas a la nuestra, Western utiliza los máximos detalles posibles en cada plano en pro de poder cimentar una tesis sobre la invasión que realizamos cuando no intentamos adaptarnos a un nuevo lugar, a unas nuevas personas o a una nueva cultura en sí misma. Infravalorándola y despreciándola, de forma consciente o subconsciente, pero sin querer adaptarnos a ella.

Con ecos a cintas del oeste como Hasta que llegó su hora, viajamos en el metraje a través de los ojos de un protagonista del que apenas conocemos nada. Anónimo y ausente, pero lleno de vida y de bondad. Observamos su relación con el medio, con el resto de personajes, diferentes y subjetivos de los que se llena la película. Y, con ello, vamos hilando, descubriendo y cuestionándonos más sobre como quizá nosotros mismos actuamos muchas veces de forma equivocada cuando salimos de nuestra zona de confort.

Claire´s Camera (Hong Sang-soo)

Después de la maravillosa The Day after, el maestro coreano Hong Sang-Soo nos regala la enésima muestra de su talento tras las cámaras.

Revelando y regalando de nuevo su maestría para crear atmósferas intimistas e historias de una sencillez deliciosa, nos traslada a Cannes para seguir la historia de varias personas cuyas historias se cruzan, entrelazan y unen de la misma forma que ocurre en el día a día de cualquiera de nosotros. Una cinta que habla de la propia vida, de los errores, de aprender de ellos, de la sencillez y de la experiencia, del pasado, el futuro y el presente, de la magia que hay en una conversación espontánea y en una cafetería cualquiera. De los momentos que atrapamos en una simple fotografía. Y de los que hay que saborear siempre que sea posible. Un canto a las amistades improvisadas, a la ausencia de filtros hacia el juicio ajeno, hacia vivir y dejarse llevar.  Y, todo ello, en 69 minutos.

En el plano técnico el ejercicio tras las cámaras vuelve a ser sobresaliente, con secuencias y planos que irán en los recuerdos del espectador. Lo cual, sumado a lo dicho anteriormente, no solo confirman a Hong Sang-Soo como uno de los mejores directores del panorama internacional, si no a un autor con identidad y estilo propios, en el cual siempre podremos encontrar nuestro propio reflejo en alguno de sus personajes y reafirmarnos o cuestionarnos en alguna (o en mucha) de las frases de sus magníficos guiones. Imprescindible.