La escena indiscreta – Scream 2 | La Cabecita

Con el paso de los años el cine de género, ha tenido diferentes padres y maestros que son nombres referenciales, pero si nos remontamos dos décadas atrás, y nos teletransportamos a esa divina época de finales de los ‘90, encontraremos a un director que sin lugar a ninguna duda se ha ganado el apelativo de “maestro del suspense”, estoy refiriéndome como muchos supondrán  al señor Wes Craven.

Su obra tan extensa como sensacionalmente única e instructiva, sentó cátedra en ese subgénero tan popular (y que a  mi tanto me ha dado) como es el “slasher”. Fue en 1997, cuando Wes Craven tomó posiblemente la mejor decisión de toda su carrera profesional, al unirse al guionista debutante Kevin Williamson, juntos formarían un tándem perfecto que reventaba taquillas. Una memorable saga de cuatro películas (solo una de ellas, la tercera, no sería escrita por el propio Williamson) que pondría a la cabeza del reparto a una joven Neve Campbell, que se conviritió en el relevo generacional perfecto del concepto de “final girl”, asumiendo con ello el importante legado que le había dejado la icónica  Jamie Lee-Curtis.

Llegados a este punto y tras analizar mentalmente esa magna saga, que a día de hoy sigue siendo ejemplar dentro y fuera de su género, vamos a destacar la secuencia por antonomasia que resume toda la esencia del universo creado por el papá Craven. Una escena que encuentra su mejor encarnación en la magistral y morbosa (muy morbosa) secuencia de Scream 2 (1997) protagonizada por esa roba escenas que era (y es) la bellísima Sarah Michelle Gellar, que se quedó con todos nosotros y por supuesto con toda la película para ella solita.

La escena en cuestión es muy especial, no solo por lo bien dirigida que está y por unir sensacionalmente dos conceptos de género tan opuestos como son el terror y la comedia inteligente, sino porque es la representación fílmica del dogma de la filmografía de Wes Craven. Tenemos por un lado la influencia del lenguaje meta-cinematográfico tan común en su obra, pues la actriz está viendo un episodio de una telenovela juvenil, mientras la comenta al teléfono con su confidente amiga un sábado por la noche, cuando todos los demás están de fiesta y ella se queda en la residencia por ser “la hermana sobria” de la hermandad Omega Betta Zeta.

Lo curioso de esto, es que Sarah Michelle Gellar, o mejor dicho Cici, (que es como se llama su personaje), está comentando lo mucho que le afecta que Sarah haya roto con su novio Baily, un personaje “casualmente” bautizado con su verdadero nombre y que está siendo interpretado por Jennifer Love-Hewitt, su coprotagonista en la película Sé Lo Que Hicisteis el Último Verano (1997). Un film que supuso un éxito comercial sin precedentes que impulsó la carrera de Sarah Michelle Gellar y que se convirtió en la confirmación como guionista de éxito rentable para Kevin Williamson – guionista por supuesto también de  esta película-.

Unas curiosidades que no paran de sumarse  a esta escena, porque cabe mencionar que la serie de la que hablan en la película, no solo es real, sino que como recordará el público más avispado, se trata de Cinco en familia, serial que le dió fama internacional a Neve Campbell, justo antes protagonizar y sobrevivir a todas las entregas de esta cuatrilogía del terror.

Otra de las importantes referencias de esta particular escena (por nombrar una más solo, porque hay cientos y no os quiero aburrir) es que aquí vemos a la “rubia tonta de la película”, un personaje vital dentro del slasher que representa a la chica lujuriosa y sexy que hace uso libre de su sexualidad y que será (como todos sabemos) castigada por ello siendo la primera en morir. Lo cual es rizar el rizo, porque aquí haciendo gala de su gran admiración por Alfred Hitchcock y su mítica Psicosis (1960), Craven mata a esta chica a los escasos 30m de duración, siendo un personaje previamente presentado como coprotagonista. Un giro con el que  asestó  un golpe maestro con el que homenajeó de paso a la inolvidable Marion Crane de Jennifer Leigh.

Por estas y por otras tantas razones que comprobareis al visionar la escena, os invito a disfrutar y descubrir una escena y una película perfectas que os recordarán lo muy grande que es el cine de terror y lo muy bien que saben morir las rubias en él.