La tortuga roja – En las orillas de la existencia | La Cabecita

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El cine de animación vive, sin duda alguna, uno de sus mejores momentos en mucho tiempo. Algunos de los últimos trabajos de los grandes estudios de éste género no solo comparten virtudes cinematográficas, si no que cargan de manera inteligente y consciente de metáforas e historias sus largometrajes. Muchos de los cuales guardan, sin lugar a dudas, relación directa con la búsqueda de un reflejo de la sociedad actual y de la virtud de transmitir una serie de mensajes al espectador, utilizando el cine como un catalizador metafórico, buscando abrir las miras de éste y de potenciar la apertura de miras hacia los problemas que acaecen en los días actuales.

Dentro de una poderosa industria en la que Pixar, Disney y Dreamworks son los mayores referentes en el oligopolio del cine de animación, el estudio Ghibli siempre será una referencia, lejana y transfronteriza, de un modo de hacer y ver el cine absolutamente diferente. Un cine sencillo en su forma y complejo en contenido, ansioso por emocionar y descomponer el alma y mente en diferentes prismas que variarán en función de la subjetividad de quién los mire. Hablamos de un cine deseoso de que se le acompañe en un viaje sin destino conocido, haciendo base de la sencillez como catapulta hacia una visión que abarca grandes profundidades en las que se pueden encontrar la conceptualidad metafísica de sus creadores sobre aspectos como la existencia humana, la soledad o la búsqueda y conocimiento de uno mismo como individuo.

La tortuga roja nos relata la historia de un naúfrago que despierta en una remota isla, habitada únicamente por diferentes tipos de animales que serán los fieles testigos de la continua búsqueda del protagonista por abandonar la isla y los continuos intentos del mismo por conseguirlo.

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Hablamos de una cinta que, realmente, es un secuestro involuntario, en el que Michael Dudok de Wit nos relata con imágenes el paso del tiempo, de las etapas en la vida del hombre, de la sencillez de las cosas pequeñas y del valor que tiene aquella vida que se desperdicia en cada segundo que observamos más allá de las orillas de nuestra propia existencia. Podemos contemplar La tortuga roja como una fábula fascinante en la que los sueños, la naturaleza y los protagonistas se unen en un baile onírico orquestado por una banda sonora absolutamente melancólica y armoniosa, concebida por todo aquello que un día decidió escapar del tiempo.

Con una de las animaciones más sencillas que se recuerdan en los días actuales, invita a desbordar emociones y realizar un ejercicio de maravillosa autocrítica, ansiando en su tesis cinematográfica que el espectador naufrague en la sala de cine. Es realmente complejo poder realizar una obra de tal belleza metafórica con una sencillez alarmante. Y quizá he ahí una de las grandezas de la que será, con el paso del tiempo, un clásico inolvidable en el cine de animación moderno: una sencillez deliciosa que invita a romper con los cánones de vida actuales. Es una invitación en forma de fotogramas que destila un profundo amor por la vida en sí misma y por la búsqueda de una felicidad sincera, pausada, elíptica y absolutamente carismática en su conjunto.  

La tortuga roja no es solo un regalo para los sentidos, es una botella lanzada al océano deseosa de llegar a un puerto, que se deja abrazar por el mar que la mueve en el precioso camino que le queda por delante, besando las olas de la vida y acariciando las estrellas que la arropan por la noche. Es un náufrago que descubre en una remota isla que, quizá, la mayor de las felicidades, es conformarse con lo que uno tiene. Es un alma condenada a la soledad que encuentra quien le acompañe. Son músicos, en la arena de una playa que ya nadie recuerda, tocando música de tiempos mejores.  Porque las tortugas saben volver al lugar en el que nacieron sin mapa alguno, y quizá debamos aprender mucho de ellas.

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Título original: La tortue rouge Director: Michael Dudok de Wit Guión: Michael Dudok de Wit, Pascale Ferran Música: Laurent Perez del Mar Fotografía: Animación  Distribuidora: Karma Films Fecha de estreno:  13/01/2017