Maggie's Plan – Desmontando a Maggie | La Cabecita

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Maggie’s Plan contiene ingredientes dignos del mejor plato cinematográfico. Una ciudad nostálgica que rodea y domina a los personajes, una historia que nos sume en una mezcla entre Antes del Amanecer y Manhattan, y unos actores que siempre conducen las emociones necesarias en el momento adecuado. Cierto es que, de entrada, esta obra puede parecer algo más simple y tonta de lo que acaba siendo. Una historia de una mujer que no puede enamorarse de nadie pero quiere tener un hijo, acaba cayendo en las redes del amor ante un hombre que, cuanto más pasa el tiempo, menos tiene que ofrecer. En estas oscilaciones de humor y drama, encontramos la virtud rítmica, narrativa y estética de una directora con más capacidad para transmitir estas idas y vueltas y estos absurdos de las relaciones humanas que, por ejemplo, el actual Woody Allen

Se ha acusado a Maggie’s Plan de errores que, a mi parecer, es injusto achacarle. No se puede negar que su humor se queda corto en ocasiones y que su drama acaba trivializado en los últimos veinte minutos debido a los múltiples giros que da el extraño triángulo amoroso que conduce al filme. Pero siendo posible ver aquello como un defecto, se acaba revelando más como unos trazos de personalidad que, aunque necesitan ser más precisos y estar mejor llevados, dota a la película de unas características que la distancian de ser el enésimo calco del Allen de los setenta trasladado al siglo XXI.

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La última obra de Rebecca Miller no pretende disfrazar su simpleza, su humildad, su microcosmos. No pretende buscar razones universales en cada uno de los movimientos de sus personajes. Como decía Leibniz, buscar los elementos universales constantemente en los pequeños momentos, en las situaciones más simples, no siempre es lo ideal, por lo tanto, ideas comunes que tenemos respecto al mundo no siempre deben aplicarse completamente a nuestra cotidianidad. Miller parece atender a estos principios, y nos muestra eventos y circunstancias muy personales de sus personajes con los que, a pesar de tener puntos generales donde nos podemos ver ilustrados, no podremos congeniar absolutamente. Esto nos lleva a realizar un ejercicio de comprensión de las actitudes de los personajes, cosa que se agradece. Mucho cine actual reduce sus expectativas del espectador a simples deducciones universales desde puntos que se antojan insuficientes para tocarnos con capacidad. Obras como The Neon Demon o algunos episodios de Black Mirror parecen buscar en los momentos más simples, más diarios, aquello que nos define como seres humanos. Y, como todo, esto no es una idea en si equivocada. Ingmar Bergman, John Ford, Yasujiro Ozu, todos los grandes han acudido a este proceso de inducción humana. Pero partir de hechos que se ven tergiversados, se muestran unilaterales para intuir ideas humanas universales puede ser un elemento muy peligroso. Miller, en cambio, entiende a los individuos que ha creado en su propia obra, y espera que nosotros hagamos lo mismo, pero para ello, deberemos atender a todas las características y acciones que estos seres perpetran. Una vez entendidas, comprenderemos que por más extraños que nos parezcan ciertos momentos, por más ajenos e incomprensibles que puedan resultar respecto a las clásicas ideas que se tienen de mujer y hombre juntos, de formar una familia, de la infidelidad y de los egos, es posible intuir y descubrir esa red de emociones en las que Julianne Moore, Ethan Hawke y Greta Gerwig se manejan. Y ahí reside la pequeña y modesta grandeza de Maggie’s Plan.

Más allá de los conceptos que la película posee, su uso de la ciudad, del invierno y del absurdo urbano en el que viven sumidos los personajes consiguen llevarnos a un estado emocional que alivia nuestros prejuicios y nos acomoda para comprender las luchas internas y externas que se dan constantemente en Maggie’s Plan. Quizá no lo hace con toda la fuerza que podríamos desear y quizá requiere de más minutos para arrastrar al espectador a aquella fusión singular de pasión por la vida, frialdad urbana y desesperación emocional. Pero tampoco se puede decir que no consiga llevar a cabo tales cosas, de hecho, lo hace y con potencia. 

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Por lo tanto, Maggie’s Plan se presenta como sorpresa, con personalidad y con dignidad, sobre todo teniendo en cuenta que sus temas, que han sido más que buscados, explorados y re-pensados en la historia del cine y de cualquier arte. Hay un atrevimiento, una curiosidad y una experimentación que no salta a la luz ni formalmente ni conceptualmente, sino que surge de la sinergia de todos los elementos comentados hasta ahora. A mi parecer, es en esa sutilidad, en esa fusión de niveles emocionales donde la fuerza de este arte florece. Hay cosas mejores que Maggie’s Plan, hay cosas más fuertes, impactantes y complejas que la obra de Miller, pero eso no le quita las virtudes que alcanza por si misma sin causar espanto ético y estético.

3.5_estrellas

Título original: Maggie’s Plan Director: Rebecca Miller Guión: Rebecca Miller Música: Michael Rohatyn Fotografía: Sam Levy Reparto:   Greta Gerwig, Julianne Moore, Ethan Hawke, Travis Fimmel, Bill Hader, Maya Rudolph, Alex Morf Distribuidora: Sony Pictures Fecha de estreno:  28/10/2016