Kung Fu Panda 3 – Autopromoción | La Cabecita

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Tuvo que llegar Dreamworks para demostrar que el chicle en el cine de animación también se podía estirar. Es curioso que en un mercado como el cine de animación, en el que la venta de merchandising se convierte en un componente tan importante del negocio, hasta la llegada de Dreamworks Animation las secuelas en el cine de animación era una rara avis que se veía relegado al por entonces tan estigmatizado mercado doméstico, porque sí, incluso Pixar se adelantó con Toy Story 2, pero sin duda fue Dreamworks quien lo explotó. De esta forma Dreamworks, junto a sus 4 principales franquicias (Shrek, Madagascar, Kung Fu Panda y Cómo entrenar a tu dragón, además de Los Croods que el año que viene estrenará secuela) han poblado ya no sólo la mayor parte de su agenda gracias a secuelas y spin-offs, sino que se han asegurado la presencia constante de sus personajes gracias a diversas series de televisión. Esta perspectiva de cine y negocio no es nueva, y cada vez se explota más, pero no debe ser necesariamente un punto negativo cuando la presencia de los personajes consigue estar justificada, el problema llega cuando te encuentras con películas como Kung Fu Panda 3 que dan la sensación de estar hechas únicamente para seguir perpetuando la presencia de sus personajes en la gran pantalla… y en las estanterías de las jugueterías.

Porque en una de las muchas veces que miro el reloj durante la tediosa proyección mi cabeza no deja de pensar, ¿cómo puede ser una película cuya principal función es entretener a los más pequeños ser tan aburrida? Porque sí, Kung Fu Panda 3 es un verdadero tostón. El problema no está en que la historia no la conozcamos, ni en que los chistes sean excesivamente tontos y focalizados únicamente en la torpeza del protagonista (que aquí se extiende a todo un poblado de pandas, un buen puñado de personajes nuevos a explotar por todos los medios, incluyendo unos personajes pequeños y con ojos grandes… que siempre hay que tener a los personajes adorables de por medio), sino en la falta de ritmo con la que está contada la historia, la torpeza narrativa de una película que parece que solo consigue arrancar a trompicones.

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Pero siendo justos no todo es negativo, en el apartado visual es donde Kung Fu Panda 3 saca todo su potencial y donde realmente consigue destacar, pero esto se antoja como un paréntesis demasiado breve para defender la película. Pero Kung Fu Panda 3 tiene un extraordinario diseño de las escenas de acción. Jennifer Yuh, quien ya dirigiese la secuela, y el debutante  Alessandro Carloni demuestran que también en el cine de animación el trabajo del director puede llegar a ser vistoso. Especialmente en las dos principales secuencias de acción de la película, el ataque a mitad de película y el combate final, se puede ver como todo funciona con una precisión milimétrica. La acción está en su ritmo justo, perfectamente combinada con el humor. Está filmada con dinamismo y claridad y visualmente es todo un espectáculo. Una gozada, sí, pero se queda muy lejos de ser suficiente.

El Dreamworks de películas tan interesantes, e incluso estimulantes, como Los Croods  o Las aventuras de Peabody y Sherman, queda muy lejos en una película que parece justificar su única existencia en el consumismo puro y duro. Al final el negocio es estupendo, la inversión está cubierta antes del estreno de la película y cuando eso es todo lo que parece contar hay mucho peligro de convertir a la película en un larguísimo anuncio de hora y medio. Así que ahora como padres, cine de animación sí, pero… ¿quieren intentar alejar a sus hijos del consumismo puro y duro? Evitar esta película es una buena forma de empezar.

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Ficha técnica:

Título original: Kung Fu Panda 3 Director: Jennifer Yuh y Alessandro Carloni Guión: Jonathan Aibel, Glenn Berger Música: John Powell, Hans Zimmer Fotografía: Animación Distribuidora: 20th Century Fox Fecha de estreno: 11/03/16