Es habitual desde la creación de esta categoría en el año 2001, salvo excepciones, que éste sea uno de los Oscars más cantados de cada año, y 2016 no es una de esas excepciones. Es evidente que el premio se lo llevará Inside Out, pero aun así es una de las categorías más perfectas del año, en la que todas las nominadas tienen (o parecen tener) un alto mérito y valor artístico, y esto resulta aún más grato porque no se trataba de un año especialmente fuerte para el género. Aparte de la favorita, las grandes apuestas animadas de los grandes estudios este año fueron, o al menos así lo ve una mayoría del público y la crítica, decepcionantes, y sin embargo, ya que las nominaciones las hace la propia industria americana, parecía inevitable que se colaran algunas de esas secuelas o spin-offs no tan inspirados como Hotel Transilvania 2 o Los Minions. Afortunadamente, los propios artistas de la animación de Hollywood han sido críticos con su trabajo, y han decidido que era mejor mirar a otro lado y buscar las joyas en otra parte, regalándonos un quinteto que incluye dos películas extranjeras y una muy inusual y claramente dirigida a un público adulto.
Anomalisa de Charlie Kaufman y Duke Johnson
El esperado regreso de Charlie Kaufman al cine tras una larga ausencia de 7 años se ha producido, de manera inopinada, con una película de animación inusual, una de las pocas realizadas en Estados Unidos que claramente va destinada a un público adulto y no necesariamente minoritario (en Oriente están más avanzados y saben desde hace mucho que el cine animado, como cualquier otro cine y como cualquier otro arte, puede estar dirigido a adultos también). De hecho, con su muy comentada, muy gráfica y excelente escena de cama es muy poco probable que los padres lleven a sus niños a las salas a disfrutarla.
Se trata quizá de la obra más lineal de Kaufman, aunque aún sigue interesado en los recovecos y espejismos de la psique humana (curiosamente, un punto en común con Del revés), y retrata a un hombre de mediana edad en plena crisis de, no podía ser menos, la mediana edad, en un momento en que todo y todos parecen haber perdido su atractivo para él y la vida le parece monótona e insípida. El usar la animación en lugar de la acción real permite al guionista, ayudado e la dirección por Duke Johnson, un mayor nivel de abstracción y mayor libertad creativa, pero también le permite dar a todo un aire de extrañamiento y rareza que expresa admirablemente las sensaciones del protagonista. Es una película que aprovecha el lenguaje y las ventajas de la animación para crear su propio mundo, y es normal que los animadores hayan premiado a Kaufman la incursión con una nominación, pero es una película muy pequeña, inclasificable e indie como para ganar el Oscar, pese a su indudable calidad.
Del revés (Inside Out) de Pete Docter y Ronnie Del Carmen
No hay un Oscar más claro para el próximo día 28 de febrero que el que se va a llevar esta obra maestra de Pixar, y probablemente no habrá tampoco uno más merecido. El estudio del flexo ha alcanzado este año una de sus más altas cumbres (y tratándose de Pixar, esto es decir mucho) con una comedia que analiza los mecanismos de la mente con el rigor de un Alain Resnais, pero con el ritmo, el humor y la emoción que caracterizan sus propias películas desde hace ya un par de décadas. Lo indignante es que, tras Toy Story 3 o Up, y siendo mejor que ellas, no haya conseguido además una nominación a Mejor Película (quizá la Disney, distribuidora del film, tenía otras prioridades e hizo más campaña por El puente de los espías, o quizá haya razones menos agradables, como ese cierto sexismo de la academia que parece ser más rancio con las películas protagonizadas por mujeres…). En fin, al menos está garantizado que este premio lo ganará, y es que de las cinco nominadas, es la que mejores críticas tiene, la que más ha conectado con el público, la qué más dinero ha dado a la industria y la que más premios se ha llevado ya en lo que va de temporada. Además es la única de las cinco que cuenta con una nominación adicional, y una de las gordas, además: Mejor Guión Original. Con todos estos datos a su favor, es simplemente impensable que no se lleve el gato al agua, y por una vez nos alegraremos de que no haya espacio para la sorpresa.
El niño y el mundo de Alê Abreu
En esta categoría siempre se cuela alguna rareza/joya que no es ni anglosajona ni japonesa, como pudo ser el caso, por ejemplo, de nuestra Chico y Rita hace unos años. Lamentablemente, poco puedo comentar sobre ella, ya que no he podido verla aún (se ha estrenado en España únicamente en festivales a los que no he podido asistir). Es evidente que no ganará el Oscar: recordemos que, mientras que para las nominaciones vota solo la rama de los animadores, para decidir la ganadora vota toda la academia, con lo que la visibilidad de la película fuera del circuito (¿o gueto?) de la animación es fundamental, y esa es la razón por la que la rareza con estreno comercial mínimo nunca gana este Oscar, aunque pueda estar nominada.
Sin embargo, esta nominación ayuda a este tipo de obras a encontrar distribución, así que desde aquí confiamos en que una distribuidora española se anime a proyectarla comercialmente, como hemos podido disfrutar en el pasado de otras películas animadas exóticas como El secreto del libro de Kells o Un gato en París. Desde luego, a juzgar por el trailer y las imágenes, al menos en el apartado visual El niño y el mundo parece fascinante.
La oveja Shaun: La película de Richard Starzak y Mark Burton
Los genios de Aardman llevan mucho tiempo abonados a las categorías de animación de los Oscars, aunque es más habitual verlos en el rincón de los cortometrajes, ya que se prodigan en el largo menos de lo que nos gustaría, menos de lo que el mundo necesita. La oveja Shaun, precisamente, nace como protagonista de una serie de TV animada que es en sí una miniatura genial, cortos minúsculos, de unos cinco minutos de duración, llenos del humor agudísimo de la casa y de una humanidad deliciosa.
La nominación para su transformación en película estaba bastante cantada, porque Aardman es justamente venerada por los animadores del mundo entero, incluidos los que votan en los Oscars, pero también es evidente que, de nuevo, se trata de una película pequeñita y poco ambiciosa como para competir con un acorazado como el Inside Out de Pixar. Su humor sigue siendo brillante (aunque se diluye muy ligeramente respecto de los cortísimos capítulos de la serie), y lo convierten en largometraje basándose en una estructura de slapstick cada vez más alocado digno de los grandes cómicos del cine mudo. Puede, eso sí, que no sea El maquinista de la General de Aardman, pero sí podría ser su El colegial, y como tal merece alabanzas y esta nominación al premio de la Academia.
El recuerdo de Marnie de Hiromasa Yonebayashi
El anuncio de la retirada de Hayao Miyazaki e Isao Takahata, y de que el mítico Estudio Ghibli iba a parar, al menos por un tiempo, de hacer largometrajes, nos dejó a los cinéfilos, o al menos a los que sabemos que la animación no es un género inferior, en estado de shock y posteriormente de enorme tristeza. Cualquier artista de la animación que se precie de serlo estará en el mismo estado, y por eso puede que miren a El recuerdo de Marnie con la ternura, tristeza y miedo de pensar que podría ser la última. Quizá sin esa simpatía adicional que nos provoca los miembros de la rama de animación de la academia no la habrían nominado (han ignorado joyas mayores del estudio Ghibli en el pasado), pero eso no quiere decir que no lo merezca.
Dirigida por Hiromasa Yonebayashi, esta película está destinada a ser considerada menor por muchos, simplemente por ser un melodrama sobre una chica adolescente. Efectivamente, no es una obra a la altura de los mejores momentos de Miyazaki o Takahata, pero no es en absoluto desdeñable. Con gran sensibilidad, con un poderoso pulso melodramático y, sobre todo, con la magia visual apabullante a la que el estudio nos tiene acostumbrados, Yonebayashi hace nos cuenta un cuento de posibles fantasmas digno del William Dieterle de Jennie, y, desde luego, merece la nominación por encima de películas como Home.
Las olvidadas
Como decía al principio, no ha sido un gran año para la animación, al menos en circuitos comerciales. Indudablemente, películas como El viaje de Arlo, Carlitos y Snoopy, Home o Los Minions tendrán sus admiradores, pero el sentir mayoritario es que no eran tan buenas como se esperaba, y por tanto es difícil decir que han sido injustamente olvidadas. Las películas que han sido nominadas en su lugar son (o parecen, en el caso de El niño y el mundo) obras más arriesgadas, ambiciosas o simplemente más redondas. Personalmente, me gustó mucho Extraordinary Tales, un largometraje construido a partir de cinco cortos animados basados en historias de Edgar Allan Poe, estrenada en 2015 en Estados Unidos y por tanto susceptible de haber sido nominada. No es tampoco una gran obra maestra cuyo olvido deba ultrajarnos, pero sí una rareza muy disfrutable por los aficionados al fantástico macabro, y una alternativa a las cinco nominadas que desde aquí puedo recomendar.