El becario – La receta del desastre | La Cabecita

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En ocasiones hay que tener fe en el resultado final de un proyecto por mucho que sus ingredientes inviten a esperar el desastre definitivo. ¿Una comedia con Robert De Niro y Anne Hathaway? Ni el Papa. Vayamos poco a poco desgranando los aliñados de esa ensalada con sabor a hamburguesa del McDonalds de nombre El becario.

Primer ingrediente: Un buen chorro de Robert De Niro. ¿Os acordáis de su interpretación en Taxi Driver? ¿Y en Toro salvaje? ¿Y en la segunda parte de El Padrino? Por supuesto que sí. Sin embargo, últimamente nos está intentando hacer olvidar que en otros tiempos fue un gran actor participando en comedias de pacotilla en las que se limita a hacer de abuelo carismático con sonrisa bobalicona o con actitud severa pero buen corazón, o lo que es peor, las dos cosas al mismo tiempo. En El lado buenos de las cosas, uno de sus papeles más salvables de los últimos años, estaba en ese rollo. En El becario más de lo mismo: interpreta a una persona mayor que, cansada de su anodina vida y de la sensación de que la siguiente parada es el cementerio, decide buscar trabajo y acaba metido de becario en una empresa de venta online de ropa. Hincapié en lo de on-line, porque claro, ya saben, es un abuelete e internet es cosa de jóvenes. Los chistes están servidos.

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Segundo ingrediente: Otro chorro de Anne Hathaway, del aceite más pesado que tengas. ¿Os acordáis de su interpretación en Los miserables? ¿Y en la tercera parte de la trilogía nolaniana de Batman? ¿Y…? No, realmente hasta aquí llegan sus papeles memorables. Seamos serios: Anne Hathaway es una buena actriz con una carrera desconcertante. Después de ganar el Oscar y repetir con Nolan en su epopeya galáctica, protagonizó una película titulada La vida en una canción que no vio ni el montador. Y hasta ahora, que vuelve con El becario, hace de la jefa jefísima de la compañía. Es un personaje muy Anne Hathaway: es cansina por fuera pero quizá si llegáramos a conocerla de verdad nos caería bien, aunque requiere un esfuerzo extremo. Es algo así como comer insectos: seguro que son muy buenos, pero mantenlos lo más lejos posible de mí.

Tercer ingrediente: Una pizca de Nancy Meyers. Es la encargada de dirigir y escribir El becario. Al no conocerla, he investigado por encima qué películas había realizado anteriormente y, aunque alguna me llame relativamente la atención, todas son comedias con posters en los que la gente o mira a cámara o mira a los lados con sonrisas picaronas. Mal asunto. En el de El becario miran a cámara. ¿Qué tal su trabajo a las riendas del percal? La dirección, dentro de lo mediocre, se defiende como telefilme de Antena 3, pero es en el guión donde encontramos el mayor punto negativo de la cinta. No sabe qué quiere contar, intenta funciona por acumulación y acaba sepultado debajo de ideas que finalmente no llevan a ninguna parte.

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Cuarto ingrediente: Un poquito de gracia. Pero se les había acabado. El plato resultante es una comedia vacía e insulsa, con un arranque simpático que promete un choque entre la juventud y las generaciones pasadas pero que finalmente, movidas familiares de por medio, se diluye y hace desaparecer los temas como lágrimas en la lluvia. Por no hablar de una duración del todo excesiva (dos horas), provocando que el tramo final se convierta en una agónica espera hasta la llegada de los créditos poniendo punto y final a una película que, chiste arriba chiste abajo, no sé muy bien qué intentaba contar.

1.5_estrellas

 

Ficha técnica:

Título original: The Intern Director: Nancy Meyers Guion: Nancy Meyers Música: Theodore Shapiro Fotografía: Stephen Goldblatt Reparto: Robert De Niro, Anne Hathaway, Rene Russo, Nat Wolff, Drena De Niro, Adam DeVine, Wallis Currie-Wood, Anders Holm, Liz Celeste Distribuidora: Warner Bros. Pictures  Fecha de estreno: 30/10/2015