Circuito cerrado – Corrupción taxidermiada | La Cabecita

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Lo primero que aparece como resultado de la búsqueda de Circuito cerrado, es una película del año 2013 protagonizada por Eric Bana. Pero no, esta no es la película que se ha estrenado en 2015 de la que venimos a hablar, a pesar de que exista un paralelismo de exactitud sospechosa en cuanto al año de producción y el título; del cual he de decir que encaja pero podría haber sido cualquier otro, aunque cumple como metáfora sobre la corrupción mucho mejor en el caso polaco que en la alternativa comercial inglesa que aparece primero en Google.

Sin embargo, lo que me llama la atención a la hora de preguntarme por qué ese título, es justamente el intentar ir “leyendo” la historia. Y lo digo entre comillas porque la sensación más clara que provoca Circuito cerrado es que debería ser una novela y no una película. Las razones son diversas, y abarcan desde el hecho de que no hay ningún tipo de recursos audiovisuales en el guion, hasta la hartura que provoca el que se demore tanto en contar la historia de manera dialogada y no más de una forma sutil. Ambas justificaciones, al fin y al cabo, acaban resultando ser sinónimos de que, dicho claramente, esta película se aproxima al género de la telenovela. Y analicemos los lexemas: tele, de televisión, es decir, no está hecha para la gran pantalla sino para el entretenimiento que juega con las reglas del zapping; y novela, es decir, que la densidad del producto y su protagonista máximo son las palabras. Cualquier espectador disfrutaría más de la intriga que pretende generar esta película saltándose trozos en la tele o convirtiéndose en lector de una novela que nadie conoce y a nadie recomendará pero que, oye, tiene una intensa historia sobre la corrupción en Polonia. Pero sería demasiado injusto tirar por tierra el buen trabajo de los actores y de la producción en general (aunque estén supeditados exclusivamente al guion), pues si escarbas acabas encontrando una pequeña piedra que quizá no sea preciosa pero que te la puedes guardar en el bolsillo. Y es que, en su esencia, esta película pretende mostrar un punto de vista del tan trillado tema de la corrupción: cómo sería si los codiciosos fueran los políticos y los empresarios fueran sus víctimas.

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Ahí, justo ahí, es donde puedes sacarle brillo a la piedrecita y ver que esconde unos matices interesantes que la distinguen del resto de sus compañeras. Ahí es donde puedes pararte a mirarla con muchísimo detenimiento porque estoy segura de que con un simple vistazo te dejarás detalles por vislumbrar. Ahí es donde puedes sacar cierto halo de intriga por ir girando la piedrecita e ir descubriendo todos sus perfiles. Y de tanto mirarla esa piedrecita te parecerá conocida, pero a la vez novedosa. Y te la guardarás en el bolsillo, pero probablemente se te caiga algún día. Porque esa piedrecita es pequeña y puede quedarse con el resto sin pasar a formar parte de tu colección de rocas, como esos libros que se quedan en la estantería de la biblioteca pero no en la de tu casa. Y es que, insisto, quizá esta historia se disfrutaría más entre los cuatro márgenes del papel leyéndose al ritmo al que necesite nadar el lector entre sus páginas sin llegar a ahogarse.

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Ficha técnica:

Título original: Uklad zamkniety Director: Ryszard Bugajski Guión: Miroslaw Piepka, Michal Pruski Música: Shane Harvey Fotografía: Piotr Sobocinski Jr. Reparto: Janusz Gajos, Kazimierz Kaczor, Wojciech Zoladkowicz, Robert Olech, Przemyslaw Sadowski Distribuidora: Paycom Fecha de estreno: 31/07/2015