Mi familia italiana – Reunión all'italiana | La Cabecita

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Aunque el fin de la comedia all’italiana llegó en 1980 con La terazza de Ettore Scola muchos autores contemporáneos han echado mano de los rasgos característicos de ese género para sus películas. Ese cine humorístico e irónico, cultivado por grandes autores como el ya mencionado Scola, Dino Risi o Pietro Germi, permanecerá indeleble en las páginas de la historia de la cinematografía italiana, por ello parece normal que décadas después se siga bebiendo de él, y que incluso se homenajee. Es el caso de la nueva película Cristina Comencini, Mi familia italiana, en la que la directora rinde tributo a ese cine a través de la historia de un exitoso actor (para que el homenaje sea aún más evidente) que ejemplifica todo aquello que pudieron vivir entonces los viejos astros del celuloide italiano.

El estreno de Mi familia italiana me extraña y me alegra por varias razones. En primer lugar, me extraña porque no es un producto que ahonde en alguno de los temas universales que facilitan el estreno en el exterior de cualquier película y porque Cristina Comencini sólo ha conseguido estrenar dos de sus películas en nuestro país, Donde el corazón te lleve en 1995 y La bestia en el corazón en 2009. La primera seguramente lo hizo por su actriz y temática y la segunda por su buen recibimiento en festivales y galas de premios (estuvo nominada al Oscar a Mejor película de habla no inglesa en 2005). Todo esto me hace pensar que Mi familia italiana llega a las carteleras de nuestro país por acoger en su cast a actores como Marisa Paredes, Jordi Mollà y Lluís Homar. Aunque no me quejaré de las razones que llevan a una película a estrenarse fuera de su país… Siempre me alegraré de ello. En este caso en particular lo hago porque a pesar de no ser ninguna maravilla, me parece encomiable el ejercicio nostálgico que realiza Comencini y en el que sumerge, por arrastre, al espectador (más cinéfilo). Eso te garantiza, al menos, alguna sonrisilla.

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Mi familia italiana se ambienta en un pueblo de la región de Puglia donde se celebra el 10º aniversario de la muerte de Saverio Crispo, actor símbolo del «grande cinema italiano» y eterno «latin lover». A la ceremonia llegan sus cinco hijas, desperdigadas por el mundo, y dos ex-mujeres, una italiana y la otra española. Secretos, rivalidades y nuevas pasiones llevarán a las mujeres a descubrir un pasado inesperado y a ver la vida con nuevos ojos.

La nueva película de Cristina Comencini contiene todos los ingredientes propios de cualquier filme cómico en el que una reunión familiar sea el foco de atención: un motivo de reunión lo suficientemente interesante para atrapar al comienzo pero que se pueda abandonar progresivamente para hablar de otros temas (en este caso ese motivo es Saverio Crispo), conflictos familiares sin solucionar que puedan estallar en la cara a todos los miembros, engaños repentinos, rencor, lágrimas, risas… El problema de Mi familia italiana es que no hace gracia. Todo está concebido para que así la haga pero la verdad es que no lo consigue. Somos conscientes de que cada detalle, cada personaje y cada diálogo está hecho para provocar la risa en el público pero todo resulta tan poco original que al final ni siquiera sonríes. No negaré que algún chiste puntual o alguna salida imprevista de los actores no nativos italianos (véase Marisa Paredes) sí consigue lo que el filme se propone pero al final el enredo familiar resulta más aburrido que otra cosa.

Sí me parece un acierto sin paragón la manera en que Comencini lleva la historia de Saverio Crispo, ese actor ficticio que se comió el mundo en su época y que simboliza tanto en este filme. Porque Saverio puede rozar la exageración en algunos momentos pero no deja de ser un recuerdo mitificado de lo que es (o era) el cine italiano y sus estrellas, espíritus desenfrenados, rebeldes, desvergonzados y, sobre todo, muy perdidos (fantástico el momento en el que Lluís Homar se pregunta a sí mismo “¿quién eras Saverio?”). Ese intento de Comencini por reflejar una pequeña parte del mundo del cine merece ser alabado, y más si hacerlo se aprovechar para hacer alusión a la magnificencia de algunos géneros que engrandecieron la cinematografía de este país europeo (como el spaghetti western, el mafioso…).  

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Mi familia italiana es intento admirable de acercar al espectador un pequeño pedazo de historia de cine italiano, el problema es que todo se envuelve en una comedia coral que no funciona en casi ningún momento y que termina haciéndose muy pesada (qué final más largo, por Dios) y lo peor es que al final uno siente que está frente a una reunión de amigas que se divierten entre ellas pero de cuya fiesta tú no formas parte.

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Ficha técnica:

Título original: Latin Lover Director: Cristina Comencini Guión: Giulia Calenda, Cristina Comencini Música: Andrea Farri Fotografía: Italo Petriccione Reparto: Virna Lisi, Marisa Paredes, Angela Finocchiaro, Valeria Bruni Tedeschi, Candela Peña, Pihla Viitala, Nadeah Miranda, Francesco Scianna Distribuidora: Wanda Fecha de estreno: 17/07/2015