No llores, vuela – Los peligros de la coixetización | La Cabecita

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La peruana Claudia Llosa se alzó con el Oso de Oro en el Festival de Berlín con su anterior película La teta asustada, obra que además llegó incluso a conseguir una nominación al Oscar. No acabo de entender la abrumadora recepción positiva que tuvo aquella película, hablaba de cosas que me parecían interesantes, sobre todo de lo complicado que es olvidar y pasar página a las llagas aún abiertas del pasado, lo hacía contado de una forma casi mágica, pero me encontraba con una película que tenía serios problemas narrativos, una película mal contada, cuya endeble estructura acababa por tirar al traste todo lo interesante que podía tener la película. Ahora vuelve con No llores, vuela, una película rodada entre Canadá y Madrid y que cuenta con reparto internacional.

No llores, vuela se puede entender como una prolongación lógica a aquella La teta asustada, y realmente, por mucho que esta nueva película cuente con mayor factura técnica y sea más ambiciosa, la historia planteada por Llosa no dista demasiado de su anterior trabajo, como tampoco lo hacen sus errores, que aquí se ven si cabe aún más expuestos. No llores, vuela nos cuenta simultáneamente una historia del presente y del pasado. Por un lado tenemos la de una mujer con dos hijos, uno de ellos enfermo de cáncer, que descubrirá que tiene poderes sanatorios sobre las personas y emprenderá un viaje personal para encontrar las dimensiones de estos. Por el otro, cuenta la historia de su hijo ya mayor, el cuál echa en cara a su madre que dejara morir a su hermano pese a tener estos supuestos poderes y le abandonase. Tras varios años sin haberla visto, se embarcará en un viaje junto a una periodista para encontrarse con ella. De nuevo, y como ocurría en La teta asustada, estamos ante una película que habla de lo complicado que resulta cerrar ciertas heridas del pasado, ésta vez llevado a un plano mucho más intrínseco y emocional.

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Claudia Llosa aprovecha el carácter emocional de la película, la fuerza que puede tener una historia sobre el perdón en una relación materno-filial, para llevar a esta historia con claros ecos a lo que ya contó en La teta asustada a una coixetización total. A un tratamiento exagerado del melodrama, donde todo se cuenta con un nivel tan exageradamente intenso que acaba perdiendo el sentido de sus intenciones primarias. Isabel Coixet que lleva practicando esto durante mucho tiempo, realmente sólo consiguió mantener el melodrama en las alturas más elevadas con Mi vida sin mí, a partir de ahí, y aunque tiene varias películas que me parecen bastante bien escritas y me resultan interesantes, como puede ser La vida secreta de las palabras, todo su exceso de intensidad me chirría en exceso. Y exactamente lo mismo pasa con la película de Llosa, el mantener el clímax siempre a un nivel de alta tensión emocional es una tarea complicada, que si sale bien, puedes conseguir la conmoción total en el espectador, pero que de hacerlo mal, es más probable que éste sea llevado a una exasperación ante los dramas de estos señores que tan poco agrado me producen, y que cada nuevo giro de la trama, en busca del golpe de efecto dramático, acaben resultando tan poco sorprendentes como casi cínicamente humorísticos.

Y de nuevo, los problemas narrativos que presentaba Llosa en su primer filme vuelven a hacer gala. Aquí las dos historias están contadas de manera paralela, pero la inconexión entre ellas da pie una película endeble, completamente anticlimática y que por culpa de esto, se ve aquejada de unos problemas de ritmo, que ni siquiera en los momentos más álgidos de la película consigue levantarse, ni sabe cómo preparar al espectador para ello. Todo esto unido al pésimo tratamiento de algunas tramas y personajes, como la relación de Mélanie Laurent y Cillian Murphy, así como de los agujeros existentes entre éste y su relación triangular con Laurent y Oona Chaplin, me hacen ver No llores, vuela, como un completo desastre que intenta alcanzar unas cuotas altísimas a las que jamás consigue acercarse. Y poco importa que el excelente reparto, encabezado por la siempre espectacular Jennifer Connelly trate de sacar la película a flote, ésta nunca consigue escapar de las garras del siempre temido y no pretendido absurdo.

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Hay algo que sin embargo me gustaría destacar de No llores, vuela, más allá de su excelente plano técnico, con una fotografía realmente bella a cargo de Nicolas Bolduc que ya demostró su talento en Enemy. Se trata de la secuencia de apertura de la película, una secuencia que atrapa esa magia que ya tenía No llores, vuela, para presentarnos la historia de una forma completamente lírica. Pero es una pena que toda esta fuerza del prólogo se quede en ese momento y no consiga jamás avanzar de ese punto. Y es que por si no teníamos suficiente con una Isabel Coixet, ahora también tenemos a Claudia Llosa.

1.5_estrellas

Ficha técnica:

Título original: No llores, vuela Director: Claudia Llosa Guión: Claudia Llosa Música: Michael Brook Fotografía: Nicolas Bolduc Reparto: Jennifer Connelly, Mélanie Laurent, Cillian Murphy, William Shimell, Zen McGrath, Nancy Drake, Winta McGrath, Erika Marxx, Oona Chaplin Distribuidora: Wanda Vision Fecha de estreno: 23/01/2015