La teoría del todo – La física del amor | La Cabecita

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Quizá la tendencia al biopic estos últimos años está empezando a sentirse abusiva hacia el espectador. Sin embargo, he decir que es un género que no me molesta especialmente. Al fin y al cabo la excusa de acercarse a personajes reales, no debe servir más que para contar cualquier tipo de historia que también sería válida con un personaje ficticio. Es decir, poco más que un reclamo publicitario. Pero si bien es cierto que hay dentro de esta especie de sub-género a seguir unas pautas demasiado convencionales, demasiado manidas, un territorio lleno de lugares comunes, que sirve como mera excusa para ensalzar sin más la figura del tipo del que se está tratando, que como es lógico, suele ser una persona con una vida extraordinaria. Un género que rara vez opta por apuestas arriesgadas, y se suele conformar con andar por terrenos conocidos, utilizando a su personaje como mero instrumento, muchas veces dejándole a medio construir, esto es por ejemplo de lo que padecía la floja The Imitation Game (Descifrando Enigma) que se estrenó hace un par de semanas. La teoría del todo, una película sobre el físico Stephen Hawking, es cierto que es una película que tampoco huye de estos lugares de máximo confort, y sin embargo, consigue distanciarse lo suficiente de otras películas similares para resultar lo suficientemente distinta.

Cuando uno piensa en que se van a acercar una película sobre la figura del físico teórico Stephen Hawking, lo primero que se le viene por la mente son los dos endebles enfoques que a la película se le pueden. Por un lado es una película dedicada a engrandecer la figura de este tipo, lo cuál sería un error. Cuando Einstein conoció a Chaplin, le dijo “Lo que usted hace es muy grande, todo el mundo le entiende y le admira”, a lo que el cómico le contestó: “Lo suyo tiene mucho más mérito, todo el mundo le admira y nadie le entiende”, éste es un problema en el que se podría caer con facilidad, no es sencillo mostrar la grandeza de los hallazgos de Hawking a un público que no está familiarizado con las materias que éste estudia. Por otro lado, también se podría caer con relativa facilidad en victimizar la enfermedad de Hawking, este hombre, achacado con el mal de Lou Gehrig, fue diagnosticado en los años 60 y le fueron dados apenas dos años de vida. A día de hoy, Hawking sigue vivo pasados los 70 años. Sin embargo, aunque como es obvio, ambos rasgos de su personalidad se muestran presentes en la película, estos son dejados de lado en la película para trazar en ella un drama romántico acerca de una pareja que tiene que superar los abaratares de una complicada enfermedad. De hecho, la película está basada en el libro Mi vida con Stephen, el libro que Jane Wilde, primera esposa del físico escribió.

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De este modo, la película comienza cuando Hawking es aún un estudiante, y sigue el camino de su relación, la superación de los obstáculos y el lento deterioro que ésta sufrió hasta el divorcio de ambos a principios de los años 90. La teoría del todo al final de lo que habla es sobre si puede el amor superarlo todo. En la película, cuando a Hawking le diagnostican la enfermedad, éste trata de huir de Jane, ella que está perdidamente enamorada de él, decide que no dejará que esto les separe. Hawking le dice que apenas le echan dos años de vida, para Wilde, dos años parece un sacrificio sencillo de afrontar, pasar dos años de sufrimiento junto a la persona que ama es una empresa con la que puede lidiar. El que Hawking se convierta en un superviviente acaba siendo un verdadero problema para ella, en cierto modo, esta condena que le mantiene atada a este hombre enfermo es algo que le reprocha, pues su condena era de dos años, y aunque le ama, no puede soportar que realmente siga vivo. Porque por encima del genio, está el hombre, y la película plasma a Hawking como el hombre indefenso pero superviviente que es. Pero el genio está siempre presente, y éste también representa un verdadero problema, quizá uno eche en falta los problemas que existieron siempre entre el ateísmo de Hawking y la fuerte fe cristiana de Wilde, algo que está presente en la película, pero que al final queda relegado a un segundísimo plano a causa de la enfermedad. Al final, el gran problema de la relación se reduce a que Hawking, enamorado de Jane, no puede soportar que ella tenga que permanecer atada a él, y que Jane, pese a estar enamorada de Hawking, no puede soportar estar atada a él.

Es cierto, como decíamos al principio, que aunque la película tiene la suficiente fuerza para funcionar por sí misma, no evita caer en lugares comunes continuamente. Posiblemente, los peores momentos, dónde esto hace se hace más visible, es con la aparición del que acabaría siendo el segundo esposo de Jane Wilde, la formación de este triángulo amoroso resulta bastante torpe y demasiado obvia. Aunque por suerte, la película tiene el poder suficiente de saber recuperarse a sí misma, y pese a este leve bajón a mitad de la película, con la llegada del primer clímax total del filme, el ataque que metió a Hawking en un coma por culpa del cuál perdió el habla, la cinta vuelve a recuperarse para atravesar una recta final brillante, hasta llegar a esa última escena filmada con acierto por James Marsh. Ésta, que es una de las imágenes más bellas de la película, no es más que una síntesis de todo aquello de lo que la película habla, y la más irrefutable prueba de que por encima del biopic, por encima del genio, por encima del enfermo, La teoría del todo es una película sobre el amor. Sobre el amor entre dos personas más. Y es sin lugar a dudas este enfoque el punto más notable de la película, porque la humanización que hace de Hawking, sin dejar de lados todas sus virtudes y problemas, pero centrándose en él como persona, me parece brillante.

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Pero si realmente hay algo que brilla en la película, esto es su joven intérprete Eddie Redmayne. Había visto a Redmayne en dos ocasiones, en Mi semana con Marilyn y Los Miserables, y me había parecido un tipo realmente soso, un intérprete bastante plano, que ni siquiera tenía fuerza en su rostro para aguantar un plano. Sin embargo, lo que aquí realiza este actor de poco más de treinta años, es uno de los papeles más memorables de los últimos años. Su interpretación, que puede remitir con facilidad a la de Daniel Day-Lewis en  Mi pie izquierdo, tiene aún un hándicap añadido, puesto que el personaje de Hawking es de sobra conocido por todo el público. Redmayne no sólo sabe retratar la enfermedad de este hombre de manera brillante, sino que logra convertirse en él, captar todos sus tics y hacerlos propios dotándolos de una extraordinaria naturalidad. Junto a él, y aunque sea un papel menos lúcido que el de Redmayne, se encuentra Felicity Jones, un actriz extraordinaria que ya me conquistó en Como locos, y que sabe retratar la pena y el dolor de esta mujer en cada uno de sus gestos. Ambos forman una pareja realmente excitante, y sin ellos, la película no funcionaría de la manera tan excelente como la acaba haciendo.

Porque realmente, puede que La teoría del todo no sea una película extraordinaria, pero sí, funciona de manera excelente durante sus dos horas de metraje. Demuestra como con acierto y el enfoque adecuado, puedes ajustarte a esos manidos terrenos repetidos en multitud de biopics actuales y parecer los suficientemente distinta como para que el resultado no parezca excesivamente repetitivo. Puede que su guión no sea perfecto, que carezca de la brillantez del genio que era Hawking, puede que por momentos caiga en terrenos de pura complacencia. Pero al final, como el todo que reza en el título, lo que importa es el resultado final, y estamos ante una obra con suficiente fuerza como para funcionar por sí sola, porque precisamente está dotada de eso mismo de lo que carecen muchos de los biopics actuales, verdadera alma.

3.5_estrellas

Ficha técnica:

Título original: The Theory of Everything Director: James Marsh Guión: Anthony McCarten Música: Johann Johansson Fotografía: Benoît Delhomme Reparto: Eddie Redmayne, Felicity Jones, Emily Watson, David Thewlis, Charlotte Hope, Charlie Cox, Adam Godley, Harry Lloyd, Maxine Peake Distribuidora: Universal Fecha de estreno: 16/01/2015