321 días en Michigan – Prisión a la malagueña | La Cabecita

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2014 está siendo un año memorable para el cine español; un año en el que producciones como Magical Girl, La isla mínima o 10.000 km están poniendo el listón por las nubes, demostrando que en España lo que hace falta no es sólo presupuesto sino talento e ideas. Y esto último es lo que más llama la atención de 321 días en Michigan, producción netamente malagueña que se presentó hace unos meses en el festival de esta ciudad y que este fin de semana llega a nuestras carteleras

321 días en Michigan parte de una premisa potencialmente buena e interesante: Antonio, un joven ejecutivo es enviado a prisión por cometer un delito financiero, debiendo cumplir 321 días de pena. El problema está en que él quiere guardar las apariencias de su buena vida y, para no manchar su reputación, cuenta a todos sus conocidos y compañeros de trabajo que va a estar haciendo un máster en Míchigan. Sin embargo, lo que podría haber sido una original historia sobre la hipocresía y el autoengaño en la era digital se acaba diluyendo más pronto que tarde en el drama carcelario más básico, tópico y autocomplaciente.

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El drama carcelario es un subgénero muy trillado en el que tanto películas (Cadena Perpetua, Evasión) como series (Orange is the new black, la primera temporada de Prison Break) han demostrado que necesitas a unos personajes muy potentes que aguanten el peso de la historia para mantener la tensión, porque en prisión no hay mucho más. En este sentido, 321 días en Michigan cojea bastante. En primer lugar empezamos por el protagonista, Antonio, un personaje ya de por sí bastante soso pero que además está interpretado por un actor prácticamente inexpresivo y sin carisma, que hace imposible que empaticemos con él. Por otro lado, entramos en prisión de la mano de Antonio, pero el guion en seguida salta a otros personajes sin previo aviso, dándolos por presentados, dejando al espectador ciertamente desubicado.        

No obstante, la falta de personalidad del personaje protagonista se ve en cierta medida compensada por algún que otro secundario, especialmente por el personaje del compañero de celda de Antonio, al que interpreta maravillosamente Salva Reina. Pero por muy acertado que resulte algún secundario puntual, la mayoría de ellos resultan extremadamente tópicos, y sus actores están claramente mal dirigidos, en especial los personajes femeninos. Además, las tramas se desarrollan de forma muy previsible y en ocasiones inconexa respecto a las demás. Por cierto, el “triángulo amoroso” presenta algunos momentos realmente ridículos, con una química entre los actores prácticamente nula.

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Otro problema importante de la película es que quiere abarcar demasiado, proponiendo un drama coral que va desde las penurias sociales hasta las drogas, pasando por el romance y por las historias de superación y redención personal. Al final se queda muy en la superficie de cada uno de estos temas, y la mayoría de las historias no terminan de funcionar más de lo necesario para concluir una película a la que le falta rabia y garra por todos lados.

En definitiva, con 321 días en Michigan su director y co-guionista Enrique García se queda en un “quiero y no puedo” que parte de una base interesante pero que acaba zambulléndose de cabeza en un drama carcelario demasiado forzado, bienintencionado y previsible, que aporta poco o nada al género y emociona lo justito.  Carne de telefilm.

1.5_estrellas

Ficha técnica:

Título Original: 321 días en Michigan Director: Enrique García Guión: Isabel Sánchez, Enrique García Música: Fernando Velázquez Fotografía: Alberto D. Centeno Reparto: Chico García, Virginia DeMorata, Héctor Medina, Virginia Muñoz, Salva Reina Distribuidora: Cada Films Fecha de estreno: 31/10/2014