Diez cosas que quizá no sabías sobre Groucho Marx | La Cabecita

Groucho Marx

Genio y figura, así era Groucho Marx, el líder de Los hermanos Marx. Tal día como hoy, hace 37 años, el actor moría a los 87 años de edad. Repasamos diez anécdotas sobre Groucho, aunque tal y como era el personaje podrían haber sido muchas más.

Nombre completo: Julius Henry Marx
Fecha de nacimiento: 2 de octubre de 1890 (Nueva York)
Fecha de fallecimiento: 19 de agosto de 1977 (Los Angeles, California)
Premios:

– 1 Oscar honorífico (1974)

► Una vez, hablando sobre Margaret Dumont, la actriz que normalmente actuaba soportando los insultos de Groucho Marx, el actor explicó que el secreto de su química era que ella nunca entendía lo que le estaba diciendo.

Groucho Marx sufría de insomnio, según él, se debía a una pérdida financiera en el mercado de valores. Cuando sufría de insomnio el actor se pasaba la noche llamando a gente al azar para insultarla.

► Al poco de morir, sus hijos encontraron una carta escrita por Groucho que decía que quería ser enterrado encima de Marilyn Monroe.

► Hay un famoso club en Londres llamado Groucho que suele estar frecuentado por actores y celebridades. El club debe su nombre a la famosa cita de Groucho que decía que jamás formaría parte de un club que le aceptase como miembro. Esta cita apareció por primera vez en un periódico el 20 de octubre de 1949, el director del periódico afirmó que esta cita venía de una renuncia de Groucho al Friars Club.

► Tenía la intención de hacer una broma en el set de El exorcista apareciendo con la ropa del Padre Merrin cuando Ellen Burstyn abriese una puerta. Sin embargo, no pudo realizar esta broma por problemas de agenda.

► Su hijo Arthur Marx una vez estaba fumando una pipa de mazorca en su habitación cuando escuchó que su padre llegaba por el pasillo, preso del pánico, metió la pipa en un cajón. Groucho entró, olfateó el aire y se fue sin decir una palabra. Al rato volvió con una pipa y una bolsa de tabaco, diciéndole que eso sería mejor que la mazorca que estaba utilizando. Cuando su hijo le preguntó si estaba enfadado, él le respondió: «Fumar no te hará daño. He estado fumando durante años y aparte del hecho de que me siento fatal todo el tiempo, no me ha herido»

► Volviendo de un viaje con su esposa, Groucho Marx tuvo que contestar el típico formulario de las aduanas. El actor contestó a las preguntas con respuestas de las más absurdas, entre ellas, llegó a indicar que era contrabandista. Eso hizo sospechar a los agentes que le cachearon y registraron su equipaje. Una vez acabaron, Groucho se giró hacia su mujer y le preguntó: «¿Qué has hecho con el opio? ¿Todavía lo llevas encima?». No fue la única mala experiencia de Groucho con las autoridades, porque incluso el FBI tenía un expediente sobre él por unas bromas que hizo sobre el comunismo.

► El bigote de Groucho Marx era falso. En una actuación no le dio tiempo a pegarse el bigote por lo que decidió pintárselo en la cara, a partir de ese momento se convirtió en su sello de identidad.

► Con 83 años, Groucho Marx fue invitado al programa de Bill Cosby, y aquello se convirtió en algo infernal para el cómico afroamericano. Groucho estaba celoso porque Cosby fumaba mejores puros que él. Cuando el entrevistador le preguntó en qué lugar le pondría a él de todos los cómicos que había conocido, Groucho respondió: «Justo por detrás de Richard Nixon», pero aquella no fue la única puya que Groucho soltó. Cuando le preguntó si tenía algún deseo que aún no había podido comprar, el cómico respondío que acabar esa entrevista lo antes posible.

► Mientras que Los hermanos Marx rodaban Una noche en Casablanca, recibieron una carta de Warner que les acusaban de estar plagiando Casablanca, ni corto ni perezoso, Groucho les contestó la siguiente carta. Valga decir que tras recibir esta contestación, Warner se dio por vencida:

Queridos Warners:

Aparentemente, hay más de una manera de conquistar una ciudad y de conservarla en propiedad. Por ejemplo, hasta el momento en que nos dispusimos a hacer esta película, no tenía ni idea de que la ciudad de Casablanca perteneciese en exclusiva a los hermanos Warner. Sin embargo, sólo pocos días después de hacer público nuestro proyecto, hemos recibido vuestro largo y amenazador documento legal, advirtiéndonos que no usemos el nombre de Casablanca. Por lo visto, en 1471, Ferdinand Balboa Warner, vuestro tatarabuelo, mientras buscaba un atajo para ir a Burbank, fue a parar a las costas de África y, alzando su bastón de alpinista (que más tarde trocó por cien acciones de la compañía), las llamó Casablanca.

No acabo de comprender vuestra actitud. Incluso aunque proyectéis reestrenar vuestra película, estoy seguro de que el espectador vulgar tendrá tiempo suficiente para aprender a distinguir a Ingrid Bergman de Harpo. Yo no sé si podría, pero desde luego me gustaría intentarlo.

Afirmáis que poseéis Casablanca y que nadie más puede utilizar ese nombre sin vuestro permiso. ¿Qué me decís también de “Hermanos Warner”?. ¿También lo tenéis en exclusiva?. Probablemente, tenéis derecho a utilizar el nombre de Warner, pero, ¿y el de Hermanos?. Profesionalmente, nosotros éramos Hermanos mucho antes que vosotros. Realizábamos giras como Los Hermanos Marx cuando la Vitaphone no era más que un sueño en la mente del inventor, e incluso antes que nosotros ha habido otros Hermanos: los Hermanos Smith; los Hermanos Karamazov; y el “Hermano, ¿puede darme una perra gorda?”. Originalmente se decía: “Hermanos, ¿pueden darme una perra gorda?”, pero esto representaba repartir demasiado una perra gorda, de modo que prescindieron de un hermano, dieron todo el dinero al otro y lo redujeron a “Hermano, ¿puede darme una perra gorda?”.

Y ahora, Jack, pasemos a tu caso concreto. ¿Sostienes que el tuyo es un nombre original?. Bueno, pues no lo es. Fue utilizado mucho antes de que nacieses. Así, de repente, me vienen a la memoria dos Jack´s; existía el Jack de “Jack Matagigantes”, y “Jack el Destripador”, que en su época cortó unas cuantas figuras.

En cuanto a ti, Harry, probablemente firmarás tus cheques convencido de que eres el primer Harry de todos los tiempos y que los demás Harry´s son unos impostores. Se me ocurren dos Harry´s que te precedieron. Existieron Lighthorse Harry, de fama revolucionaria, y un tal Harry Appelbaum que vivía en la esquina de la calle Noventa y Tres con Lexington Avenue. Por desdicha, Appelbaum no era demasiado famoso. Las últimas noticias que tuve de él fueron que estaba vendiendo corbatas en los almacenes Weber.

Y ahora pasemos al estudio de Burbank. Creo que así es como llamáis a vuestro feudo. El viejo Burbank ha muerto. Tal vez lo recordéis. Era un gran hombre en un jardín. Su esposa decía a menudo que Luther tenía diez dedos verdes. Debió de ser una mujer muy lista. Burbank fue el mago que entrecruzó esos frutos y vegetales hasta que consiguió que las pobres plantas estuviesen tan confundidas que nunca podían decidir si debían de entrar en el comedor en la fuente de la carne o en la bandeja de los postres.

Eso no son más que conjeturas, desde luego, pero quién sabe… tal vez los descendientes de Burbank no se sientan demasiado dichosos ante el hecho de que una fábrica de películas se haya instalado en su ciudad, se haya apropiado del nombre de Burbank y lo utilice en las portadas de sus películas. Incluso es posible que la familia Burbank se sienta más orgullosa de la patata producida por el viejo que del hecho de que de esos estudios hayan surgido películas como Casablanca o Vampiresas (1931). Tal vez todo esto os parezca una parrafada muy amarga, pero os aseguro que no es éste mi propósito. Quiero a los Warner. Algunos de mis mejores amigos son Hermanos Warner.

Incluso es posible que cometa con vosotros una injusticia y que vosotros, personalmente, no sepáis nada de esta actitud absurda. No me sorprendería en absoluto descubrir que los jefes de vuestro departamento jurídico ignoran esta disputa descabellada, porque conozco a muchos de ellos y son tipos muy agradables, con el cabello negro y rizado, con las americanas cruzadas y con un amor por sus semejantes que supera al del propio Saroyan.

Me da en la nariz que este intento de impedirnos la utilización del título ha sido idea de algún picapleitos tonto que realiza su aprendizaje en vuestro departamento jurídico. Conozco bien el tipo, recién salido de la Universidad, ávido de éxitos y demasiado ambicioso para seguir las leyes naturales del ascenso. Ese individuo siniestro engatusó probablemente a sus jefes, la mayoría de los cuales son tipos muy agradables con el cabello negro y rizado, con las americanas cruzadas, etc…, para que trataran de atemorizarnos. Bueno, ¡no se saldrá con la suya!. Apelaremos ante el Tribunal Supremo. Ningún aventurero jurídico creará discordias entre los Warner y los Marx. Todos somos hermanos y seguiremos siendo amigos hasta que el último rollo de Una Noche en Casablanca acabe de enroscarse en la bobina.

Sinceramente, Groucho Marx.