Cinco historias sobre el cáncer | La Cabecita

Se han puesto de moda las historias de amor con cáncer de fondo, es más, yendo más lejos, diré que incluso el cáncer se ha puesto de moda, sobre todo en Estados Unidos que no ajenos a lo bien que están funcionando estas historias no han dudado en adaptar la serie española Pulseras rojas en su propio serial, ahora titulado Red Band Society (que no vamos a negar que es un título mucho más molón que el español), y que se estrenará el próximo mes de septiembre en la cadena ABC. Pero basta con mirar la cartelera para ver el tirón de esta enfermedad, algo que en absoluto es malo, porque más allá del sensacionalismo que pueda crear, sirve también para derribar tabúes y acercar el problema de la enfermedad sobre todo a un público joven, y es que estamos hablando de una de las principales causas de muerte en todo el mundo.

Al estreno esta semana de Bajo la misma estrella hay que sumarle la próxima semana el de Ahora y siempre, una película que se ha estrenado al rebufo del pelotazo taquillero de la cinta de Josh Boone, aunque en casi todo el mundo llegó hace dos años sin tener demasiado éxito. El prisma de ambas es similar, una historia romántica marcada por la enfermedad, cambia un poco la visión de la película de Boone al hacer que sean sus dos protagonistas los que estén enfermos. No es tampoco nada nuevo ver historias románticas marcadas por el cáncer, desde Love Story a Un paseo para recordar pasando por Otoño en Nueva York o Noviembre dulce han tratado de historias de amor marcadas por esta enfermedad. Pero el cáncer se ha tocado en el cine de maneras muy distintas, es por esto que para la columna de esta semana he hecho una pequeña selección de 5 películas que han tratado el cáncer con una visión no necesariamente focalizada en las historias de amor.

Ahora o nunca (Rob Reiner, 2007)

Ahora o nunca

La lista:

Es cierto que la película de Reiner no es necesariamente una obra que hable sobre el cáncer, aunque sus dos protagonistas padezcan esta enfermedad. Al ser dos personas mayores las que están condenadas por esta dolencia en fase terminal, realmente se pierde el factor de la vida que acaba precipitadamente antes de tiempo. La premisa de Ahora o nunca nos cuenta la historia de dos enfermos que se encontraran en el hospital, son dos personas muy distintas, uno (Jack Nicholson) es un ricachón cascarrabias, el otro (Morgan Freeman) es un mecánico bastante sencillo de tratar, pero pese a la disparidad de caracteres la enfermedad les unirá y ambos emprenderán un viaje de reconciliación consigo mismos haciendo todo aquello que siempre quisieron hacer. Lo que cuenta Ahora o nunca no es nada novedosa, dos personas de caracteres opuestos unidas por un objetivo en común que acabarán entendiéndose a la perfección. Lo mejor está siempre en su tono siempre agradable, enternecedor, salpicado con un excelente barniz de emoción, donde, además si algo funciona excepcionalmente bien es el carisma de sus dos actores protagonistas.

La fuerza del cariño (James L. Brooks, 1983)

La fuerza del cariño

El dolor:

Para muchos el Oscar que ganó la película de James L. Brooks es de los más injustos que ha entregado la academia, y la verdad, no puedo estar más en desacuerdo, porque es cierto que la película ha envejecido fatal, que incluso ha adquirido cierto toque telefilmero, pero la fuerza que existe en su guión aún hoy permanece impolutamente intacta. Y es que pocas veces el cáncer, o cualquier otra enfermedad, dolió tanto como la imagen de Debra Winger en su cama, hablando con su hijo, el cuál es incapaz de aceptar la muerte de su madre y de decirle que la quiere y ésta diciéndole: “Puede que algún día te sientas mal por no haberme dicho que me querías, pero no lo hagas. Sé que me quieres. Así que nunca te hagas eso a ti mismo”. Pero si dan ganas de ponerse a llorar solo con escucharlo…

Mi vida (Bruce Joel Rubin, 1993)

Mi vida

El legado:

Mi vida es otro de esos melodramas que puede haber envejecido fatal, quizá nació envejecida, pero su director, que venía de ganar el Oscar con el guión de Ghost fue capaz de pulir una historia realmente conmovedora. La historia de un hombre de éxito Michael Keaton que al poco de descubrir que iba a ser padre, también se enteraba de que sufría un cáncer terminal que posiblemente le impediría conocer a su hijo. Desde ese momento, su misión será únicamente a condesar todos sus años como padre en el embarazo, en forma de cintas de vídeo para poder acompañar a su hijo desde su nacimiento. Keaton nunca ha estado mejor, y su imagen, a través de televisor, nos conmovió a todos una barbaridad, o por lo menos conmigo funcionó de maravilla.

Planta 4ª (Antonio Mercero, 2003)

Planta 4

Vivir:

Basada en su propia experiencia, el guionista y escritor Albert Espinosa tejió una película de una positividad inusitada para una obra que hablaba del cáncer entre adolescentes. Quizá en esa honestidad radicaba todo lo bueno de la película, los protagonistas eran enfermos en una sala de un hospital, chavales que muchos de ellos incluso habían perdido algún miembro, pero que sin embargo, siempre eran capaces de sonreír y relevarse contra la vida. Es cierto que Mercero no supo captar del todo el tono de la historia, pero el germen de las vivencias de Espinosa está ahí, de cómo cada golpe sufrido sirve, no sólo para seguir viviendo, si no para perder por completo el miedo a la muerte y tratar de descubrirse a uno mismo en la adolescencia.

Quédate a mi lado (Chris Columbus, 1998)

Quedate a mi lado

Aceptación:

El mérito de la película estaba mucho más allá de poner de moda otra vez el fantástico Ain’t no mountain high enough de Marvin Gaye, si no también, en saber confeccionar un melodrama realmente tierno que también era muy divertido, y en el que sus dos actrices estaban excepcionales (cosa bastante normal si tienes en tu reparto a Susan Sarandon y Julia Roberts). Julia hacía de una joven mujer que tras juntarse con un hombre mucho más mayor que él (Ed Harris), no sólo tenía que ganarse a los hijos de éste, si no también, a la madre de los chavales. Las inevitables disputas entre ambas, acababan por la aceptación por parte de Sarandon, enferma de cáncer, de que la nueva mujer de su marido era la mejor opción para hacerse cargo de sus hijos, a partir de ese momento, Roberts aprenderá a ser madre gracias a los consejos de ella, y sí, también nos conmovió.