Grace de Mónaco – ¿Grace o Gracia? | La Cabecita

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La vida de Grace Kelly fue la vida de un cuento de hadas, con una breve carrera, apenas cuatro años en el cine, desde que enamorase a Gary Cooper en Solo ante el peligro, le dio tiempo a ganar un Oscar (por La angustia de vivir),  a vivir romances con gente como Clark Gable y Cary Grant¸ y convertirse en una de las mayores estrellas de Hollywood gracias a Alfred Hitchcock al que encandiló más por su belleza, que por su (justito) talento. Su carrera se acabó pronto cuando se casó con El príncipe Rainiero de Mónaco. Así, la actriz Grace Kelly pasó a ser La princesa Gracia de Mónaco, a acabar de vivir ese cuento de hadas, que como suele ocurrir con estos acabó pronto y de manera trágica, cuando en 1982 el coche que conducía se estrelló en la carretera del pequeño principado, una carreta, que como si estuviera escrito, ya había recorrido en el cine en aquella escena de Atrapa a un ladrón. Que su vida llegase al cine era cuestión de tiempo, y que lo haga no exenta de polémica, tampoco parece que fuera casualidad, la lucha por Grace quería seguir viva.  Una lucha que ha enfrentado a su director, el francés Olivier Dahan y a su productor Harvey Weinstein por hacerse con el control final de una película, que fue recibida en Cannes con un sonoro abucheo.

Y sí, es conocida la fama de tijeretero de Harvey Weinstein, pero lo que no se le puede negar al productor es que es un tipo que conoce el cine y que sabe bien lo que hace. Si ha intentado a toca costa remontar la película, ha sido porque desde luego lo necesitaba. Y ahí sigue, sin fecha de estreno en Estados Unidos mientras que Harvey piensa en que hará al final con ella, mientras que en Europa se ha estrenado la versión que quería Dahan. No vamos a decir que un nuevo montaje arreglaría de un plumazo la película, pero ante el desastre que parece que se ha perpetrado en la sala de montaje uno se pregunta ¿Qué demonios defendía Dahan? Y desde luego que una nueva versión de la misma podría hacer de Grace de Mónaco una película mucho más potable.

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Porque lo cierto es que no estamos ante una película completamente desastrosa, como si lo era Diana. El párrafo del inicio basta para darse cuenta de que la intensidad de Kelly era un material suculento para la película, y la película sabe hacerse eco de ello. Posiblemente de forma inconsciente, la decisión de la distribuidora española de titularla Grace de Mónaco, en lugar del correcto Gracia de Mónaco, sirve para jugar con esa indecisión de la actriz en sus primeros años como princesa, una dualidad que le hace preguntarse si realmente es Grace o Gracia. La actriz o la princesa. La visita de Hitchcock para ofrecerle el papel protagonista de Marnie, la ladrona siembra sobre ella la duda sobre si debe entregarse al deber o puede combinarlo con su verdadera devoción, la actuación. Estos son sin duda los mejores momentos de la película, están planteados con bastante inteligencia, y la interpretación de una Nicole Kidman, que ciertamente ha perdido mucho registro por culpa de las operaciones que la han convertido en un ser plastificado, pero que hace todo cuanto está en su mano (y al fin y al cabo el talento es algo innato), ayudan a captar el interés por este interesante dilema, que acaba convirtiéndose en un inteligente juego de bipolaridad entre Grace o Gracia.

El problema llega cuando la película empieza a irse por otros lares, olvidando el mundo de la princesa, impregnado de un glamour tan extravagante que salpica hasta fuera de la pantalla, para centrarse en una trama política que trata la evasión de empresas francesas al principado a principios de los años 60 y los intentos de Charles de Gaulle de frenar este paraíso fiscal. Es aquí cuando las joyas y el glamour dejan paso al maquillaje chanante de Tim Roth y André Penvern y sus interpretaciones (o malas imitaciones) del monarca monegasco y el presidente francés. Una trama que sólo parece justificarse para las hilarantes intervenciones políticas de Grace culminando con un fantástico monólogo involuntariamente cómico, en el que la cámara acecha de forma continuada (tal y como hace durante gran parte de la película) a Nicole Kidman, sin entender demasiado bien las intenciones de su director haciendo que la película roce el mayor de los ridículos.

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Con este panorama, e incapaz de recuperar las interesantes ideas iníciales, la película sólo parece respirar cuanto menos en serio se toma. Para el deleite del espectador, vemos la conversión de la actriz a princesa como si estuviéramos en My fair lady o Princesa por sorpresa, con un inspiradísimo Derek Jacobi como alter-ego de Julie Andrews en la película de Disney. Somos testigos de una trama detectivesca, que parece salida de una de las novelas de Nancy Drew y hasta asistimos a un acto final en el que la propia Kelly se convierte en Michael Corleone al final de El padrino 2 mientras que en un momento inclasificable Paz Vega intenta de hacer un playback de María Callas interpretando más exagerada que los concursantes de Tu cara me suena. Un sentido del humor (ciertamente, a veces no buscado) que consiguen hacer que la película levante un poco el listón y al menos, consiga despertar el interés del espectador.

Grace de Mónaco no es una buena película, es una película con buenas ideas, pero se quedan en el tintero, y ansiamos por comprobar si Harvey Weinstein es capaz de arreglar una película, que roza la catástrofe por momentos, pero de manera inexplicable consigue regatearla constantemente. Al fin y al cabo, Grace de Mónaco es ante todo lo que es, y no engaña a nadie en sus propósitos, estamos ante una película que hará las delicias de las lectoras del Hola, y no sabemos muy bien si pretende ser algo más que eso.

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Ficha técnica:

Título original: Grace of Monaco Director: Olivier Dahan Guión: Arash Amel Música: Christopher Gunning Fotografía: Eric Gautier Reparto: Nicole Kidman, Tim Roth, Milo Ventimiglia, Derek Jacobi, Parker Posey, Paz Vega, Frank Langella Distribuidora: TriPictures Fecha de estreno: 21/05/2014