Dos madres perfectas – Las faldas de mamá | La Cabecita

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No conozco la obra de la literata Doris Lessing, ganadora del Premio Nobel en el año 2007. Supongo que si esta mujer, galardonada con los principales premios literarios por todo el mundo, tiene un don para convertir los argumentos tan absurdos en grandes obras, tanto es así que me ha picado la curiosidad por conocer su obra, descubrir su estilo y si realmente es tan buena como esos premios parecen decir que es. Porque lo cierto es que Dos madres perfectas película que se basa en una de las novelas de Lessing tiene uno de los puntos de partida más absurdos que he podido presenciar en mucho tiempo en una película. Aún así, acudo con expectación, a ver si la película es capaz de demostrarme algo de literatura que ha hecho ser a Lessing esa novelista tan premiada en los últimos años. Por desgracia, mi estupefacción ante tal esperpéntico argumento, se mantiene durante todo lo que dura la proyección, mientras que intentó disimular las inevitables carcajadas de vergüenza ajena que las situaciones de la película me acaban por producir.

Por si no la conocen, esta trama que me producía verdadera estupefacción es la siguiente: Lil y Roz son dos amigas de toda la vida, se conocen desde pequeñas, y han pasado toda la vida juntas. Ahora, una de ella es viuda, la otra está casada, pero las dos son dos madres entradas en años pero que podríamos catalogar como maduritas interesantes. Estas maduritas, tienen dos hijos, que también están macizos. De hecho (y aquí empezó a apoderarse la vergüenza de mi), la primera vez que vemos a estos muchachos, aparecen surfeado a cámara lenta mientras que sus madres suspiran diciendo: «Parecen dioses». Lo que sigue, supongo que ya se lo imaginan, una madre empezará a tener un lío con el hijo de la otra y viceversa. Esto, lejos de suponer un conflicto para ellas, acabará siendo aceptando con una normalidad pasmosa, y ambas mujeres serán felices con sus nuevos novios, que a su vez, son los hijos de su amiga de toda la vida.

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El gran problema con el que tiene que lidiar Dos madres perfectas no reside en lo chabacano de su argumento, si no en el tratamiento del mismo que dan de ella, tanto el guionista Christopher Hampton, como la directora Anne Fontaine. La película se presenta con un manto de impecable sobriedad, como una gran tragedia, aunque realmente no hay ni rastro de tragedia en esto que nos cuentan, como si fuera uno de esos grandes melodramas académicos realizado con un filtro de pulcritud. Lo peor de esto es que cada giro dramático trata de ser más transcendental, más serio, incluso en los momentos de mayor dramatismo se opta por suprimir la banda sonora, haciendo que los silencios y las reflexiones de estos personajes planos, y estúpidos, parezcan actos de una importancia capital. Al final, lo que la película que consigue es justo el efecto contrario, el ridículo absoluto, con unas situaciones que en lo que muestran no van más allá de lo que pueda ofrecernos cualquier telenovela latinoamericana, el más burdo efectismo.

Desde luego, más allá de su propuesta Dos madres perfectas es una película que podría haber sorprendido, precisamente si no hubiera renunciado a las cartas que les podría haber hecho más fuerte. Su falta de sentido del humor es realmente alarmante, no hablamos de convertir la película en una comedia, si no una pequeña línea de humor negro, finísima, cínica, aprovechando las ventajas que da su premisa. Incluso resulta verdaderamente triste observar como la película desecha lo que va sembrando, como esa relación lésbica entre sus protagonistas, algo que aparece desde lejos, y que rápidamente se desbroza. Viendo todo esto, uno se pregunta ¿realmente nadie se dio cuenta de que el tema que estaban tratando era realmente estúpido para enfocarlo de una manera distinta?

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Imagino que la visión de Lessing sobre esta historia es realmente distinta que lo que Dos madres perfectas es. Su intención es evidente, reflexionar sobre la sexualidad de las mujeres a partir de cierta edad, el resultado completamente nefasto. Estamos ante una película realmente ridícula, que ni siquiera dos actrices, que de vez en cuando han demostrado ser algo solventes como son Naomi Watts y Robin Wright, pueden hacer absolutamente nada más que resultar tan ridículas como todo el junto. Un producto desastroso, cuya principal cualidad es la de poner en liza la capacidad del espectador para evitar que las carcajadas suenen demasiado estruendosas mientras que la película trata de ser transcendental. 

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Ficha técnica:

Título original: Adore Director: Anne Fontaine Guión: Christopher Hampton Música: Christopher Gordon, Antony Partos Fotografía: Christophe Beaucarne Reparto: Naomi Watts, Robin Wright, Xavier Samuel, James Frecheville, Ben Mendelsohn, Sophie Lowe, Jessica Tovey, Gary Sweet Distribuidora: Vértigo Fecha de estreno: 30/05/2014