Enemy – Preguntas que no necesitan responderse | La Cabecita

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Justo este año se cumplen diez años del comienzo de la serie Perdidos. Quizá dentro de muchos años ese momento se vea como el punto de inflexión en el comienzo de un nuevo espectador. El espectador idiota, el espectador siempre insatisfecho, el espectador sin capacidad de imaginación. Debo de decir que Perdidos siempre me pareció una serie fantástica, una serie con una idea fantástica, creaba circunstancias inexplicables para crear una atmósfera inquietante, mientras que desarrollaba los devenires de un reparto coral, donde cada personaje estaba perfectamente estructurado. Cuando llegó el final de la serie, un final astuto, completamente indescifrable, pero perfectamente acorde con el espíritu de la serie, llegaron las quejas de ese espectador, sí, idiota. Los motivos por los que estas quejas se disparaban eran tan banales como que los creadores de la serie decidieron no explicar todas las incógnitas que durante su desarrollo habían creado. Poco importaba que durante ese final subrayen con ahínco la innecesidad de contestar a todas esas banalidades que seguramente no respondían a nada más que a un recurso de guión, que siendo justos, había funcionado a la perfección, manteniendo al espectador pegado a la serie durante todo su desarrollo. Esos mismos espectadores que durante toda la serie habían teorizado sobre los «¿por qué?» no se daban cuenta de que estas teorías completamente propias tenían más valor que cualquier explicación que pudiera haber emitido la serie.

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Soy incapaz de imaginarme a ese mismo espectador disfrutando plenamente de Carretera Perdida de David Lynch, por ejemplo. Seguro que tengo muchos lectores muy avispados que tienen una explicación totalmente lógica para lo que ocurre en la película de Lynch, guárdensela, no me interesa, no necesito respuestas para disfrutar de una película cuando la película es la primera que no quiere darlas. Precisamente a esto juega Enemy, y hasta guarda cierto paralelismos con la atmósfera tan insana de la película de Lynch, obviamente se llegar a sus niveles. Basada en la novela de José Saramago El hombre duplicado, la película cuenta la historia de un profesor de historia que un día descubre que existe un actor que es exactamente idéntico a él, incluso tiene las mismas marcas. ¿De dónde sale este hombre? La película juega planteando ciertas dudas al espectador, ¿son la misma persona? ¿cómo se han dividido? Poco importa todo esto, no hay ningún esfuerzo por explicar nada de esto, ni su constante simbología que llega a su mayor punto en la escena final con la imagen de una gigantesca araña, esto es sólo un juego de cábalas para que el espectador teorice sobre la película, algo constante en la historia del cine. ¿Qué se susurraba al final de Martyrs? ¿realmente importaba?.

El canadiense Denis Villeneuve ha demostrado en sus dos anteriores y aclamados trabajos Incendies y Prisioneros que es uno de los mejores creadores de atmósferas agónicas y desasosegantes del cine actual. Lo que ya había mostrado en aquellas películas, en Enemy lo lleva al máximo. Realmente estamos hablando de una película con una trama nada compleja, bastante simple, y que posiblemente de haber caído en esas fútiles explicaciones hubiera perdido todo el fuelle que tenía ganado. El director en cambio, apuesta por jugarse la película entera a esa única carta de la atmósfera. Y lo consigue desde el inicio. Mucho antes del descubrimiento de ese doble, ¿un clon? ¿un doppelgänger? ¿está haciendo referencia a un desdoble de personalidad del personaje principal? ¿una simple coincidencia? , son todas teorías que se llegan a exponer en la película sin llegar a contratar nada, notamos que hay algo realmente inquietante en ella. Pero todo esto se eleva al máximo una vez que conocemos la existencia de esas dos personas idénticas, no hay nada turbio ni extraño en ellos, son dos tipos normales fascinados por lo que les está ocurriendo, pero en cambio todo en la película resulta verdaderamente inquietante, como una bomba a punto de explotar que llega a los momentos de mayor algidez cuando un soberbio Jake Gyllenhaal comparte pantalla consigo mismo.

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¿Y para que necesitamos saber lo que está pasando? El hecho de que estamos presenciando algo malo, nada natural, está siempre presente en la película. Ésta te atrapa con sus redes de araña, te sumerge de lleno en un mundo malrrollero, en la mente de un hombre que es incapaz de entender. Y si algo deja claro Enemy es que el espectador que se empeña en encontrar respuestas a todo lo que le preguntan, acabará por no disfrutar de las preguntas que le realizan. Porque sinceramente, no quiero saber lo que pasa en la película, no quiero entender los motivos de todo lo que no muestran, o quizá sí, pero me lo guardo para un debate interno, para disfrutar de mi propia interpretación, de mi juego completamente íntimo con el señor Villeneuve y todo lo que éste me plantea. Porque a veces no hace falta razonar, si no elevar los cinco sentidos para sentirse transportado a un mundo que te aprieta y no te deja respirar, y eso es lo que hace con acierto Villeneuve. Tanto que su apuesta a una única carta le acaba saliendo redonda.

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Ficha técnica:

Título original: Enemy Director: Denis Villeneuve Guión: Javier Gullón Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans Fotografía: Nicolas Bolduc Reparto: Jake Gyllenhaal, Mélanie Laurent, Isabella Rossellini, Sarah Gadon, Jane Moffat, Tim Post, Laurie Murdoch, Darryl Dinn Distribuidora: Alfa Pictures Fecha de estreno: 28/03/2014