Festival de Sitges. Tercer día | La Cabecita

Ya vamos por el tercer día de festival y estamos un poco decepcionados. Tras tres días, estamos comprobando que el nivel de películas de este año es un poco bajo, llegando a ser testimonios de decepciones verdaderamente importantes como Chimères, Escape from tomorrow, Rigor Mortis o The jungle. Por suerte, ha habido alguna tabla en medio del mar a la que agarrarnos como The world’s end o Blackfish, más dignas de un festival de la talla de Sitges.

Por otro lado, queremos solidarizarnos con los compañeros de prensa B, que se están encontrando con algunos problemas a la hora de conseguir sus tickets y acceder a los recintos. Pasó con el pase de Chimères, en que se pidió a unos compañeros, acreditados B, se esperaran unos segundos en la puerta sin un motivo aparente. Sería importante por parte de la organización estudiar qué trato se está dando a la prensa y si consideran que su presencia es excesiva, instalar algún tipo de filtro previo antes que discriminarlos de esta manera. Tampoco es aceptable que para una sesión en 3D, la de capitán Harlock, falten gafas y gente tenga que quedarse sin entrar en la sala o que a media proyección de American Jesus se den cuenta que el blu ray no está en buen estado, tengan que parar la proyección e ir a buscar otra copia fuera del recinto. Este año, por un motivo u otro, se están sucediendo algunos contratiempos que no son propios de un festival de esta categoría. Suponemos que estarán tomando nota de ello.

THE WORLD’S END (Edgar Wright)

Empezamos el día con el esperado cierre de la «trilogía» de Edgar Wright tras Shaun of the dead y Hot fuzz. El Auditori estaba lleno, como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta el tipo de película y que era domingo, y no defraudó. The world’s end  es una comedia muy loca en la que cinco amigos, liderados por Gary King (Simon Pegg), se reúnen tras 20 años para completar un objetivo fracasado durante su juventud: la milla de oro, una ruta de una noche por 12 pubs que culmina en el recinto que da nombre a la película. Lo que no saben e irán descubriendo mientras avancen en su aventura, es que el pueblo ha sido tomado por unos robots que están sustituyendo a la gente. Una amenaza que para nada mitigará las ganas de King por completar la milla.

Estamos ante una loca comedia, irreverente y fresca sobre el miedo a madurar. Es difícil no querer al personaje de Simon Pegg, secundado por actores de lujo como su inseparable amigo Nick Frost o el tolkieniano Martin Freeman. En un estado de forma estupendo, consiguen sacar más de una carcajada con unos gags elaborados que van más allá de la típica buddy movie. Cierto es que se hace un poco larga y probablemente le sobren unos 10 minutos, pero en absoluto desmerecen la calidad total de una comedia muy divertida y que llega en el momento cronológico perfecto. O acaso Bienvenidos al fin del mundo (así se llama en español) no es un título ideal.

A GLIMPSE INSIDE THE MIND OF CHARLES SWAN III (Roman Coppola)

Los Coppola son muy pijos. Sofia ya lo ha demostrado más de una vez con Maria Antonieta (2006) o The bling ring (2013) y ahora le ha tocado el turno a Roman con esta película de título eterno, tan eterno como el tedio que contagia. Con un estilo parecido al de Wes Anderson, no olvidemos que Coppola co-guioniza sus películas, A glimpe… nos cuenta la historia de Charles Swan (Charlie Sheen), un misógino sexista cuyo cerebro piensa el 80% de las veces en sexo y que ha sido abandonado por su novia tras descubrir que él guardaba fotos de sus exs en un cajón. A partir de aquí, empieza una deriva por descubrir quién es y superar sus miedos y complejos.

La apuesta por Charlie Sheen no parece casual, el papel lo tiene hecho a medida y uno no puede evitar ver dos historias a la vez, la de los dos Charlies. El nombre tampoco es casual. Quién sabe, quizá Sheen también se ha enfrentado, o debería, a un viaje catártico como el que debe afrontar su personaje para descubrir sus males, purificarse y ser mejor persona. Roman Coppola trata de camuflar sus carencias detrás de una imagen colorida wesandersoniana y de un imaginario que roza el ridículo en algunos momentos. Nada es gratuíto al final, pero uno no puede evitar preguntarse qué interés había para llegar aquí y qué valor tiene la totalidad de la película.

También es inevitable lamentar la presencia de Bill Murray y como se desaprovecha su talento en este film. Bill pone el nombre y su presencia, pero está de paso. Su personaje apenas requiere un esfuerzo y va tan sobrado de talento que se lo toma como un divertimento. Es de lo mejor de una película sin mucha historia ni carisma, salvando cierto morbo por ver a Charlie Sheen interpretarse a sí mismo.

UGLY (Anurag Kashyap)

Una mezcla india de Adiós, pequeña adiós y Mystic river previsible y eterna. La desaparición de una niña después que su padre la deje sola en el coche es el punto de partida de esta película que nos sirve más como documento de la sociedad india que no como ejemplo narrativo. Ugly es una clara muestra del machismo y la corrupción policial que existe en el país, encarnado en el jefe de policía, el segundo marido de la madre de la niña desaparecida. Esta figura de poder le sirve al director para canalizar estos dos temas.

Ugly es poco más que una denuncia. Buena fotografía y un pulso más que aceptable son las mejores bazas de una película excesivamente larga para un final decepcionante. Anurag Kashyap intenta abarcar demasiados temas y da demasiadas vueltas a un caso que podría haber solucionado con menos metraje. Está tan obsesionado con que su denuncia quede clara que cae en un círculo vicioso de repetición que aleja al espectador. Una verdadera pena, porque técnicamente es una buena película, pero vive un desgaste importante por culpa de su obsesión.