Don Jon – No se puede tener todo | La Cabecita

La carrera de Joseph Gordon-Levitt es una de las más singulares del panorama actual. Podría haber explotado su fama en los años 90, cuando se convirtió en estrella infantil gracias a la serie Cosas de Marcianos, y por la que saltó a películas como 10 Razones para Odiarte, dónde además se descubrió el gran parecido físico que tenía con otra estrella en ciernes, el malogrado Heath Ledger. Pero el actor prefirió alejarse de los focos para terminar sus estudios. Cuando volvió, lo hizo empezando de cero, trabajando en productos independientes con directores consagrados como Gregg Araki, en la tenebrosa Mysterious Skin (a día de hoy, sigo pensando que ésta es la interpretación más valiente y arriesgada que nos ha brindado Gordon-Levitt) o ayudando a otros que daban sus primeros pasos como Rian Johnson en aquella curiosa cinta de cine negro ambientada en un instituto que era Brick. Paso a paso, fue labrándose una curiosa reputación en el circuito independiente, hasta que una película pequeña y adorable como 500 Días Juntos se convirtió en un inesperado éxito que catapultó al actor a la fama. Sus trabajos con Nolan, le han puesto en la primera línea del panorama actual, pero nunca ha renunciado a sus raíces independientes, un terreno dónde el actor se siente mucho más cómodo experimentando tanto en papeles cómicos como dramáticos.

No es de extrañar que para su debut detrás de las cámaras, y también escribiendo el libreto, Gordon-Levitt haya apostado por una película de modesto presupuesto, y una estética también cercana a ese cine independiente que le ha lanzado a la fama. Don Jon, es el mote con el que sus amigos conocen al protagonista (al que interpreta el mismo actor), un Don Juan moderno, perdido dentro del mundo 2.0 y renunciando a la realidad. Don Jon es un adicto al sexo, pero gracias a Internet y a lo fácil que es acceder al porno, su verdadera pasión se ha convertido la masturbación. Un trabajo que él considera más placentero y sencillo que estar con una chica, dónde puedes dejar que la imaginación te lleve a practicar cosas que las mujeres reales no te ofrecen. Preso de este onanismo, Don Jon, un tipo extremadamente superficial, que pese a sus creencias religiosas, únicamente rinde culto a su cuerpo, se encuentra con que cada noche lleva a una mujer a su casa, y la experiencia es completamente insatisfactoria. Cuando acaba rendido al amor, un amor que nace, como no podía ser de otra forma, gracias al cuerpo escultural de ella, intentará vivir una historia, tratando de camaleonizarse con lo que presencia en las películas, pero esta capa es frágil y no le servirá para escapar de quién es él en realidad.

Don Jon es una película que tiene las ideas muy claras de lo que quiere contar, pero el problema es que Joseph Gordon-Levitt no sabe como presentarlo. Por un lado tenemos un guión bastante deficiente, que en su afán de contar una historia de amor contemporánea y egoísta, hablando de la incapacidad del ser humano para enamorarse de otro que no sea él mismo, y las necesidades amorosas que impone la sociedad, curiosamente acabe resultando terriblemente vulgar. Especialmente en su último tercio con la presencia de una (como siempre) portentosa Julianne Moore, en un personaje insulso que realmente no tiene nada que aportar a la historia. Su personaje, una mujer ahogada en la pena de haber tenido que enterrar a su marido y su hijo, será el único que sea capaz de colocar el mundo de Don Jon. Esto, además de sonarnos a algo que hemos visto con anterioridad, es totalmente ilógico teniendo el cuenta el personaje que nos están mostrando y su evolución. Entendemos que Don Jon, abrumado de su relación con su novia, quizá harto de tanta mujer de maniquí, tenga un polvo salvaje con ella, pero en ningún momento la película nos presenta a un personaje que sea capaz de enamorarse de una mujer tan frágil.

Pero si Julianne Moore está espléndida en un papel genial, justo lo contrario ocurre con Scarlett Johansson. Su elección es totalmente lógica, la mujer que interpreta debe ser explosiva y sensual, algo que es fácil ver en los papeles que interpreta la actriz, pero curiosamente, el completo cliché que compone su personaje, la hace caer en una tosquedad que raramente le hemos visto interpretar. Pero Joseph Gordon¬-Levitt es el rey de la función, y aunque sus trabajos no sean buenos al referirnos a su libreto, ni tampoco en la dirección, dónde abusa de tantos efectismos, y de una iluminación tan horrible que parece que te guía la mirada, y son elementos que te sacan por completo de la película. El actor vuelve a demostrar que es uno de los actores más brillantes de su generación, dotando a ese personaje principal que interpreta, un personaje misógino, inadaptado, onanista y realmente despreciable, de una empatía con el espectador que pocos actores habrían sido capaces de lograr. Levitt, siempre ha sabido porque camino debe llevar su carrera, y es un actor espectacular, pero si Charles Laughton tan solo dirigió una película (y eso que la suya es una de las más maravillosas películas que nos dio el séptimo arte), Levitt debería pensar en imitar a Laughton y quedarse delante del objetivo, porque es el sitio en el que realmente debe estar.

Título Original: Don Jon Director: Joseph Gordon-Levitt Guión: Joseph Gordon-Levitt Música: Nathan Johnson Fotografía: Thomas Kloss Intérpretes: Joseph Gordon-Levitt, Scarlett Johansson, Julianne Moore, Tony Danza, Glenne Headly, Rob Brown, Brie Larson, Jeremy Luke, Italia Ricci, Amanda Perez, Lindsey Broad, Sarah Dumont, Sloane Avery, Eva Mah, Loanne Bishop Distribuidora: Wanda Fecha de Estreno: 31/10/2013