Festival de San Sebastián. Segundo día | La Cabecita

Dos días escasos de festival y ya se nota el cansancio y el sueño. Es lo que tiene Donosti. Un no parar y a mil por hora. Pero disfrutando, que es lo que importa y lo que buscamos, por mucho que los de la carpa Keler este año nos hayan limitado el acceso, excluyéndonos de esa deseada lista VIP. Buscaremos alternativas, que no descartan el chantaje a miembros de la organización, siempre que nos dejen. Pero vayamos hablando de películas, que es lo que ocupa la gran parte de nuestro tiempo y en principio no generará represalias.

PELO MALO Mariana Rondón (Venezuela-Perú-Alemania) SECCIÓN OFICIAL

Empezamos la segunda jornada del Festival con buena cara, con una cinta optimista a pesar del drama social que la envuelve. Desde Venezuela nos llega Pelo Malo, la tierna historia de un niño que ve su vida a través de la ingenuidad propia de un crío de su edad, y la relación con su madre, una agente de seguridad que acaba de perder su empleo a causa de una negligencia. Pero Junior no es un niño como los demás, no sólo le gusta ver concursos de belleza con su amiguita algo obesa sino que también sueña con que su progenitora reuna la cantidad necesaria para poder hacerse la foto de inicio de curso, una instántanea que anhela profundamente, la de verse reflejado como una estrella de pop con el pelo liso, aunque para ello deberá acabar con el pelo malo. A su madre tampoco le gusta su cabellera, ni que se peine tanto; también le irrita que cante constantemente y que baile o la mire de la forma en la que lo hace. En definitiva, a Marta no le gusta que sea tan afeminado, lo considera algo malo, aunque ella tiene sus propios problemas, como recuperar su empleo para poder sacar adelante a Junior y el bebé. Entonces, duda en si aceptar una proposición indecente, que su suegra cuide del crío a cambio de una cuantiosa suma de dinero. Quizás a Junior no le parezca tan mal, ambos no se soportan mutuamente, o quizá se quieren pero no lo saben manifestar. La respuesta la conoceremos durante este placentero viaje. Una película con mucho encanto y con sentidas interpretaciones cargadas de naturalidad. Todo un descubrimiento.

LIKE FATHER, LIKE SON  Hirokazu Kore-eda (Japón) PERLAS

La película que emocionó a Steven Spielberg. Premio del Jurado en el Festival de Cannes. No es difícil comprender porque le gustó tanto esta película al director E.T. pues Kore-eda ha demostrado a lo largo de los años que no hay cineasta en la actualidad que saque mayor partido a los niños como él siempre ha logrado. Like father, like son no es la excepción. Dos familias descubren que sus respectivos hijos de 6 años fueron cambiados al nacer, hecho que los obligará a tomar una decisión buscando lo mejor para los chavales, y deben hacerlo rápido. Las diferencias sociales de ambas familias resultarán claves en el devenir de los acontecimientos. Uno de los padres es un ejecutivo de éxito, el otro un sencillo comerciante: se piensa que el dinero ayudará a obtener una ventajosa solución. Pero el conflicto no es tan fácil de resolver, y mientras que el segundo se desvive por sus hijos y exprime al máximo el tiempo que pasa con ellos, el primero apura esos instantes en su propio trabajo y este descubrimiento ha dado justificación a su propia frustración, ahora entiende porque había cosas que no encajaban. El arreglo no está del todo zanjado, hay dudas, pero en un inicio se opta a que los chavales se vayan adaptando poco a poco a convivir con sus raíces biológicas, hasta que probablemente se acostumbren a contar con una nueva familia. Eso parecer ser así en uno de los casos, no con el otro. La historia pone la cartas sobre la mesa y una foto en grupo parece ser la marca indeleble de un desencadenamiento de acontecimientos, en el que la propia profundización de cada uno de los personajes ya ha calado en el espectador. Sabemos lo que sigue, pero la película no acaba ahí, nos lo tienen que mostrar. En ese instante servidor desgraciadamente se desentiende de la película, no ve necesario este sufrimiento, lo siente como algo morboso. Y es una pena, porque para mí hablamos de una cinta maravillosa a la que le sobran treinta minutos. Pero no voy a echar leña al fuego, siento que soy una clara minoría en este aspecto.

LE WEEK-END Roger Michell (Reino Unido) SECCIÓN OFICIAL

Empiezo las sesiones de tarde con modorra. La impresión es que voy a dormirme el siguiente pase, algo que no ocurre al encontrarme con la deliciosa Le Week-end. Una trama que recoge ecos de la trilogía de «Antes del…» para ofrecernos una supuesta cuarta parte con unos maduritos Jim Broadbent y Lindsay Duncan, atípico matrimonio que regresa a París, lugar donde treinta años antes celebraron su luna de miel, quien sabe si para revitalizar su relación o para liarla parda, nunca mejor dicho. Discuten, se divierten, se aman, se odian… En definitiva, viven la vida. Una escritura inteligente, con diálogos incisivos y afiliados, para unas magníficas interpretaciones. Y en medio de este juego del ratón y el gato se cruzan con un despistado Jeff Goldblum, quien no sabe donde meterse cuando estos sacan los trapos sucios de sus caóticas vidas, para que todo eclosione de forma festiva e icónica con un homenaje al famoso baile del Banda aparte de Jean-Luc Godard, ese que luego Tarantino reinventó en Pulp Fiction. Porque nunca París había sido mostrada de una forma tan tormentosamente romántica y divertida.

LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI Álex de la Iglesia (España) SECCIÓN OFICIAL [FUERA DE COMPETICIÓN]

Y llegó la locura a Donosti. La nueva película de Álex de la Iglesia recupera el tono que tanto nos gusta en el director vasco con una trama de atracos interrumpida por unas brujas gamberras y entrometidas. Cuando un grupo de raterillos encabezados por Hugo Silva y Mario Casas asaltan un local de Compro Oro en plena Puerta del Sol, estos deciden huir con el botín hacia la frontera, hasta llegar a Francia. Son dos jóvenes marcados por el fracaso y el dolor en sus relaciones conyugales, lo que provoca la solidaridad del taxista al que han amenazado y la incómoda presencia del hijo de uno de ellos como compañero de una huida aparentemente sin más complicaciones. Pero todo cambia al llegar a Zugarramurdi, tierra ancestral de viejas leyendas donde serán retenidos por las tres generaciones de una familia de brujas, al tiempo que lidian con el hecho de llevar a un hombre atado en el maletero y ser perseguidos por la policía y la exmujer que pretende recuperar a su primógenito. Divertidísima, excesiva y alocada, acompañada de frenéticas escenas de acción, provoca risas descarcajantes durante más de una hora de metraje que luego se disipan en un tramo final que pierde gas hasta llegar al descafeinado. Pero el buen rato pasado no nos lo quita nadie, además del impresionante reparto con momentos de lucimiento para cada uno de los actores, dando el toque necesario a cada uno de los personajes, pues ya empieza a hacerse tendencia la sorpresa para bien del trabajo de Mario Casas.

CUTIE AND THE BOXER Zachary Heinzerling (Estados Unidos) ZABALTEGI

La extraña pareja. Tenía muchas ganas de ver este documental distribuido en Estados Unidos por el equipo de Harvey Weinstein. Y no me arrepiento de haber pedido invitación, al no contar con pase de prensa. Cutie and the Boxer muestra el paso del tiempo en una relación de más de 40 años de una pareja de artistas. Cada uno en lo suyo. Pues no podían ser más diferentes. Ushio Shinohara, uno de los artistas más vanguardistas de las últimas décadas en Norteamérica, con estrambóticas obras que puede ser difícilmente vendibles pero causan fastinación, además de su inclasificable técnica de pintura a través del golpeo con guantes de boxeo, y Cutie, que es dibujante -a lo largo de este documental veremos a través de sus dibujos los vaivenes de una relación marcada por un hombre complicado y con problemas de alcoholismo-. Toda una joyita con momentos impagables los de este variopinto matrimonio, que tal y como te puede discutir la filmografía de Steven Spielberg luego te sale con cómo gestionar unos problemas domésticos con unas goteras. Muy recomendable.

Mañana más. Espero no hacerme un Carlos Boyero, pero tiene toda la pinta.