Breaking Bad (Temporada Final) – La vuelta del hombre bueno | La Cabecita

Esta entrada contiene spoilers y datos reveladores del final de Breaking Bad.

Breaking Bad llegó a su fin. Posiblemente son las palabras más tristes que poner sobre un papel una vez que una gran serie llega a su fin. Porque cuando una serie se acaba, a su vez deja también un vacio en todos sus seguidores, en todos los que años estuvieron ahí con ella. Y cuando una gran serie, y Breaking Bad fue una de las mejores series que se han hecho en televisión, se va además por la puerta grande, consciente de cuando su fin debería llegar, esa sensación de vacío es aún mayor. Es como una tristeza muy feliz, una sensación realmente amarga, pensando que jamás volverás a ver nuevas peripecias de estos individuos que te sedujeron de forma maravillosa, y a la vez una felicidad enorme, por todas las horas que les has entregado a seguirles, y ellos te han sorprendido, te han emocionado y te han hecho disfrutar, sin que en ningún momento te planteases si era el momento de terminar esto. Vince Gilligan, un hombre con un talento enorme y del que esperamos ver nuevos proyectos pronto, tenía la serie bien planeada en su cabeza. Debían ser 62 capítulos, número atómico del Samario, un elemento que se usa para combatir contra el cáncer. Porque es así, en Breaking Bad no hay hueco para las coincidencias.

Esta última tanda de ocho capítulos, segunda mitad de la quinta temporada que hemos podido ver este año, han sido muy distintos a todo lo que habíamos visto en la serie. Breaking Bad nos narraba la evolución de un hombre hasta el mal. Walter White no tenía nunca suficiente, no fue simple codicia, como él mismo desvela en este último episodio, él mismo se dio cuenta de que era realmente bueno en lo que hacía y necesitaba ser el mejor. Esto le llevo a perder cualquier tipo de escrúpulos para llegar hasta el final. Siempre tuvo el poder, realmente era él el único que podría fabricar esa meta azul, símbolo de la codicia, como si fueran pequeñas pepitas de oro. En la primera mitad le vimos tomar el control definitivo, eso conllevaba también olvidarse de cualquier tipo de ética moral. Mientras que él, un hombre de familia, con grandes morales, perdía cualquier tipo de valor, su compañero, Jesse, trazaba el camino opuesto, de ser un yonqui sin ningún tipo de escrúpulos, a observar cómo era incapaz de convivir con sus demonios internos viendo en lo que se habían convertido.

Walter decidió dejar el negocio, lo dejó, porque era la única manera de poder mantener a su familia a su lado, pero sabemos que si la pieza no hubiera caído, tarde o temprano hubiera vuelto a cocinar, porque era algo que necesitaba. Pero antes de eso, su imperio cayó. El final de la anterior tanda de episodios terminaba cuando su cuñado, Hank, descubría un cuaderno que daba la pista final, el hombre que tanto tiempo buscando era Walter White. Si durante cinco años vimos el ascenso de un hombre a un criminal, esta temporada lo que hemos podido contemplar ha sido la caída del criminal. Durante los primeros episodios vivimos una caza y captura, el imperio de Walter se derrumbaba por completo. De nuevo su ética cuestionable, le llevaba a tomar acciones censurables. Acciones que ponían contra las cuerdas a todo al que alguna vez le quiso. Pero nadie parecía querer ceder, y toda esa persecución acabó con tintes de tragedia, una tragedia que se vaticinaba inevitable. El final de Heisenberg lo pudimos contemplar antes del episodio final, en esa gran obra maestra titulada Ozymandias, posiblemente el mejor capítulo de la serie, y que fue el final de todo cuanto se había construido en este tiempo, fue la bomba que tuvo que estallar.

Ahí acabó por completo Heisenberg, en ese episodio teñido de sangre, el personaje murió, derrumbado y desesperado, observó el fin de su familia. El fin de Heisenberg está perfectamente retratado, en el mismo momento que el gatillo se aprieta y la vida de Hank se observa, no vemos a éste morir, vemos a Walter derrumbarse, caer tendido al suelo, observar la consecuencia a la que sus actos le habían llevado. Acabó expuesto de manera pública, y sólo le quedaba la huída. Ozymandias subo exponer en apenas 45 minutos todas las emociones que a lo largo de cinco años se habían contenido, para hacerlas explotar por completo. Imágenes de una fuerza arrolladora, como la de Walter Jr. tendido en el suelo, abrazando a su madre, y denunciando a la policía a un padre al que no conocía. Convertido en un monstruo desesperado, Walter llegó incluso a raptar a su propia hija. Esto no sólo se revela como algo completamente necesario. Desde la muerte de Hank, hasta la escena en la que Holly llama a su madre en los lavabos, el personaje ha perdido por completamente la humanidad, sus actos son viscerales e inconscientes. Unas cualidades que nunca habíamos visto en Walter White. Son las palabras de su hija las que actúan como despertador y actúan como desencadenante de su conclusión.

Los dos capítulos finales, prácticamente se podrían considerar un anexo o un pequeño epílogo, a su verdadero final, que termina en ese Ozymandias con Walter partiendo en ese coche sin aparente destino. Son dos capítulos en los que pasa prácticamente un año, perfectamente trazado. Este periodo de tiempo, no es sólo importante para entender la evolución de los hechos que ocurren a toda la gente cercana a Walter, si no, especialmente, para entender la redención del personaje. Heisenberg desapareció, pero no era tan fácil hacer que Walter White volviese, en ese periodo de tiempo el personaje tiene tiempo para entender el odio de su familia hacia él, el egoísmo existente en sus acciones, y que él es el único capaz de arreglar todo. Posiblemente el plan final de Walter White estuviera trazado desde hace tiempo en su cabeza, pero no podía ejecutarlo hasta que consiguiera dejar el dinero que consiguió a su familia. Y tan sólo la escena final del penúltimo episodio, actúa como desencadenante para que el plan de Walter funcione, ya sabe la forma de hacer que el dinero llegue a su familia, ya les puede cuidar incluso desde la tumba. Ahora llega el momento de protegerlos de cualquier posible amenaza, pero las acciones de Walter van mucho más allá de la simple protección y la venganza, necesita limpiar por completo el mundo de terror que él ayudó a crear.

En este último capítulo hemos visto a un hombre completamente nuevo, como un ave fénix que renace, aunque sólo sea para realizar una última acción buena en vida y ser capaz de morir en completa armonía. Porque Walter White ha vuelto a ser el hombre bueno que era al principio de la serie, el hecho de que decida no volver a afeitarse la cabeza es el mejor reflejo de esto mismo. La diferencia está en que durante toda esta travesía, durante el tiempo en el que Walter White se convirtió en Heisenberg, hizo un viaje a Oz, donde, como el león, consiguió valor suficiente para enfrentarse con todo lo que había creado. Tras asegurarse de que su familia consiguiera todo el dinero que tanto le costó lograr, Walter ha decidido irse, en su momento de partir limpiará todo. Pero aún le queda un último duelo inesperado. Cuando Walter se entera de que Jesse sigue cocinando, posiblemente esté deseando matarle el primero de todos, el hombre que le vendió y luego siguió el legado. Pero tras observar la tortura que ha tenido que pasar por culpa de sus acciones, es capaz de recibir una bala por él, de abrazarle una última vez, un abrazo que es un perdón, es pedirle que huya, que galope hacia el horizonte, que aproveche la segunda oportunidad.

Felina, título del último episodio, corresponde a los símbolos del hierro, litio y sodio, y se podría traducir como algo parecido a Sangre, lágrimas y metanfetamina. Un título de un carácter de gran tragedia, para una serie que tiene cierto sabor Shakesperiano. Breaking Bad cierra con la imagen de un hombre muerto, pero un hombre feliz. Vince Gilligan se rindió al personaje, se enamoró de él, y le dio el que posiblemente fuera el final más feliz de todos los que podría darle. Devolvió a Walter a la condición de humano, como toda una plegaria a la buena fe. Breaking Bad cierra sus puertas, y sí, como todo final es triste y amargo. Pero tras seis años en los que la serie no ha dejado de ir constantemente a más, no podemos hacer otra cosa que no sea aplaudir y dar las gracias a todos los que trabajaron en ella.