Elysium – Hombres ricos, guión pobre | La Cabecita

El sudafricano Neill Blomkamp sorprendió a propios y extraños con su opera prima. District 9 se presentaba como una interesante película de ciencia ficción, con una misión que iba mucho más allá, hacer una parábola sobre el Apartheid. Funcionaba a la perfección en este asunto, tanto es así, que incluso llegó a cautivar en Hollywood siendo nominada a mejor película en la ceremonia de los Oscar, una proeza que pocas películas de ciencia ficción han conseguido a lo largo de los más de ochenta años que se lleva entregando la estatuilla dorada. Pero por muy bien que la película funcionase a la hora de jugar a las metáforas, lo cierto es que District 9 no dejaba de ser un filme bastante normalito. Tras un inicio arrollador y bastante interesante, que con una narración en modo mockumentary conseguía atraer la atracción del espectador sobre esos negros que habían tomado el cuerpo de calamares gigantes. La película decaía enormemente en su ritmo, dando la sensación de dar continuamente vueltas sobre sí misma, hasta llegar a un final tan deleznable que provocaba incluso una ligera vergüenza. Parece que muchos se quedaron en las interesantes y originales intenciones, sin ver que lo había debajo no era más que un producto tan entretenido como prescindible.

Blomkamp ahora ha vuelto a repetir la fórmula, lo ha hecho tan descaradamente, que durante toda la proyección de Elysium es difícil quitarse de la cabeza de que ésta no es más que una nueva versión de aquella, con más presupuesto y menos ideas. La película nos lleva a un futuro distópico (he perdido la cuenta de las distopías que hemos llegado a ver en lo que va de año) en el que los vivos se han marchado de la tierra a una estación estelar llamada Elysium, mientras que la tierra se ha quedado habitada por la gente sin recursos, convirtiendo a Los Ángeles en un barrio completamente marginal, algo parecido a lo que ocurría en Un Amor entre dos mundos, aunque Elysium esté lejos de la originalidad que desprendía la película de Juan Diego Solanas. El protagonista, Max, se verá expuesto a una radiación y una muerte anunciada que llegará en cinco días. Su única salvación está en Elysium, y en unas cabinas de bronceado capaces de curar cualquier enfermedad. Para poder pagar su viaje en una patera intergaláctica, tendrá que robar los datos de la cabeza de uno de los habitantes de Elysium que viaja a la tierra por negocios, pero cuando los datos que robe contengan un malévolo plan, todo resultará aún más complicado, ya que estará en el punto de mira de los malvados jefazos de Elysium.

Como decíamos, Blomkamp repite el patrón de District 9 descaradamente, aunque maquillándolo de un montón de banalidades made in Hollywood. En esta ocasión de lo que, al menos, pretende hablar, es del Ocuppy Wall Street, de la exagerada diferencia entre la pobreza y la riqueza. Eso sí, que el espectador no espere una explicación de cómo se llegó a ese punto, de porqué los ricos decidieron irse a esa base situada encima de la tierra, porque ésta no existe. Simplemente pasa así. También tenemos a un protagonista, que como le pasaba al de District 9, tiene que escapar de una contaminación accidental a toda costa, haciendo lo que pueda para salvar su vida. Hasta su brazo corre peligro, como ocurría en su anterior película ¿Tendrá algún trauma el realizador sudafricano con su brazo?. Pero lo peor de todo, no es que exista un patrón se repita, es que esto es lo más interesante de la película, porque lo demás llega a resultar ridículo. ¿Alguien es capaz si quiera de entender cuál es ese malvado plan que tienen en Elysium? Por favor…

Los agujeros en el guión son evidentes, algunos excesivamente descarados, como el de esas maquinas, capaces de remodelar una cara que ha sido reventada, pero en cambio, permitiendo que la muerte siga existiendo en Elysium. No sé muy bien, tampoco, si la comicidad de sus villanos es pretendida, si de verdad Jodie Foster tenía que pasarse toda la película como un palo estirada, o si ni ella sabía muy bien lo que hacía por allí. No sé si el personaje que interpreta Sharlto Copley es una especie de Terminator, y si cuando hace el estúpido lo hace de manera pretendida. Ni siquiera entiendo el porqué de su ¿patriotismo? a Elysium, cuando le dejan abandonado por completo a su suerte en la tierra. ¿Pretendía ser Elysium una caricatura y no me he dado cuenta? Entonces quizá así podría entender ese recurso tan insultante de la niña con cáncer a la que por supuesto el héroe, que debería estar preocupado por sí mismo, al final tiene que tratar de salvar, que por algo es el héroe. O esa historia de amor metida con calzador y que sencillamente no sé por donde cogerla.

Siento que no sé nada de Elyisum porque no se han parado a explicarme nada de ella. Siento que el guión tiene tantos agujeros, que simplemente se han limitado a pensar que el espectador ya los rellenará a su gusto. Siento que los creadores de esta película me han tomado por un completo estúpido, y por mucho que le pueda alabar que su acción no cese ni un solo momento, y por consiguiente, no llegue a resultar aburrida, soy incapaz de disfrutar con una tomadura de pelo, que está más cerca de parecerse a After Earth que a District 9, aunque ésta no fuera tampoco la maravilla que algunos vieron. Eso sí, me quedo con el detalle de que los ricos hablen en francés y los pobres en español, ahí sí que me ganaron. Pero nada más, porque Elysium es una de las películas con mayores incoherencias que he podido ver en mucho tiempo, y eso me hacen que no quiera más que olvidarme de ella.

Título Original: Elysium Director: Neill Blomkamp Guión: Neill Blomkamp Música: Ryan Amon Fotografía: Trent Opaloch Intérpretes: Matt Damon, Jodie Foster, William Fichtner, Alice Braga, Sharlto Copley, Diego Luna, Wagner Moura, Talisa Soto, Ona Grauer, Terry Chen, Adrian Holmes Distribuidora: Sony Fecha de Estreno: 16/08/2013